Historias de ayer para problemas de hoy
Antiguos emigrantes almerienses a Europa refrescan sus recuerdos para ayudar al futuro de su tierra
'Lo amargo era estar solo. Hacerse uno mismo de comer despu¨¦s de m¨¢s de 12 horas de trabajo, lavar la ropa o planchar. Eso s¨ª, si t¨² te prestabas bien y eras servicial, te trataban bien. Yo hac¨ªa todo lo que me dec¨ªan'. As¨ª resume Jos¨¦ Mart¨ªnez, de 68 a?os, la primera etapa de su estancia en Francia. Su historia, como la de otros cientos de almerienses all¨¢ por los a?os sesenta, pasa por la emigraci¨®n forzada a un pa¨ªs desconocido en busca de la prosperidad y la oportunidad inexistente en Espa?a. Ahora, ya jubilado y de vuelta a su tierra natal, se congratula de haber superado junto a otros como ¨¦l una juventud llena de sacrificios.
Los encuentros bianuales organizados por la Asociaci¨®n Almeriense de Emigrantes Retornados (Asaler) persiguen la hermandad y el intercambio de experiencias que mantengan frescas y en la memoria colectiva a los protagonistas de aquella b¨²squeda. Actuaciones folcl¨®ricas y musicales aderezan unas reuniones que s¨®lo buscan sentimientos de empat¨ªa como el que consigue Jos¨¦ Antonio Moreno (64 a?os), emigrado durante dos a?os a Par¨ªs, que emociona a sus compa?eros al hacer las veces de poeta improvisado en cada encuentro. 'Los a?os que all¨ª estuvimos / muy largos se nos antojaban / siempre pensando en Espa?a / a ver si se mejoraba', cuenta una estrofa de su Poes¨ªa a los Emigrantes.
Algunos de los que emigraron rechazan comparaciones con los trabajadores magreb¨ªs
'Recuerdo perfectamente que nos hac¨ªan el reconocimiento m¨¦dico en Ir¨²n, en el Pa¨ªs Vasco. Y al que tuviera algo, alg¨²n malestar o alguna enfermedad, lo mandaban para abajo', explica Jos¨¦ Mart¨ªnez. Su compa?ero Juan, de 61 a?os, que emigr¨® al Pirineo franc¨¦s asiente con la cabeza y a?ade su testimonio particular: 'Yo pas¨¦ much¨ªsimo fr¨ªo. Trabaj¨¦ de conductor de camiones en una mina y recuerdo haber pasado todo el mes de mayo quitando nieve hasta llegar a los materiales que hab¨ªa que extraer de la monta?a. Eran condiciones realmente duras', rememora. Mientras narra su particular heroicidad la cantaora que ameniza el encuentro de los emigrantes retornados entona Pasodoble espa?ol, una pieza que para muchos agudiz¨® anta?o la a?oranza de la tierra natal y la ansiedad del regreso.
Aunque otros, como Juan Alarc¨®n, de 65 a?os, supieron sacar partido a las dotes musicales en el pa¨ªs germano. 'Estuve 34 a?os en Alemania y all¨ª form¨¦ un grupo folcl¨®rico de baile llamado Virgen del Mar con los emigrantes espa?oles y con los nativos al 50%', explica mientras exhibe una tarjeta en la que puede leerse, junto a un n¨²mero de tel¨¦fono, Spanische Folkloregruppe. Juan, que echaba 12 horas de trabajo diariamente en una f¨¢brica metal¨²rgica de Weissenthurm, no dudaba en coger su la¨²d los fines de semana para ganarse unos marcos extras amenizando la cena a los clientes de prestigiosos restaurantes alemanes.
El paralelismo de sus historias con la llegada de miles de trabajadores desde pa¨ªses como Marruecos, Senegal o Mauritania a Almer¨ªa parece casi inevitable, pero los emigrantes almerienses retornados no lo ven del todo as¨ª. De hecho, algunos marcan una l¨ªnea entre los modos y condiciones -aunque el que ¨¦stas sean diferentes no sea necesariamente responsabilidad del que emigra- del que ellos asumieron en su d¨ªa y las de los inmigrantes que llegan del norte de ?frica. 'No los entendemos porque nosotros fuimos a Alemania o donde fuera con un contrato de trabajo, una revisi¨®n m¨¦dica y acatando las normas de esos pa¨ªses donde ¨ªbamos. T¨² ibas a un bar y no se o¨ªa una mosca, parec¨ªa un velatorio, pero lo respet¨¢bamos', sostiene rotundo Pepe, otro asociado de 66 a?os.
'Yo a esa gente la entiendo pero deber¨ªan venir como nosotros fuimos. Y no me considero en absoluto racista', tercia Juan. 'El problema es que vienen de cualquier manera y sin trabajo. El que lo encuentra, bien; pero el que no, de hambre no se va a morir y se engancha a cualquier cosa', concluye Jos¨¦ Antonio, de 64 a?os.
El apartado de sensibilizaci¨®n que incluye el Plan de Integraci¨®n de los Inmigrantes dise?ado por la Junta de Andaluc¨ªa mima con especial atenci¨®n los testimonios y experiencias de los emigrantes andaluces para ahorrar traumas y malestar a los que ahora inmigran a Andaluc¨ªa. Por eso, desde la Delegaci¨®n de Asuntos Sociales se trabaja de forma activa con Asaler para contribuir a mejorar la comprensi¨®n del fen¨®meno de la inmigraci¨®n y a crear actitudes favorables a la inserci¨®n social de los actuales inmigrantes.
'Ellos se quejan de que los pa¨ªses a los que iban no ten¨ªan ning¨²n tipo de actividad para integrarlos. Queremos aprender de ellos y llegar a la normalizaci¨®n a trav¨¦s de asociaciones de vecinos, culturales y de otra ¨ªndole sin llegar a la segregaci¨®n', explica el asesor t¨¦cnico de Programas Integrados, Jos¨¦ Sola. 'Por eso el mensaje que intentamos transmitir en actos de hermandad como el de hoy es siempre en positivo: cuando ellos fueron all¨ª fue porque necesitaban mano de obra y lo que pasa aqu¨ª hoy es positivo, la econom¨ªa est¨¢ en auge y vivimos en un r¨¦gimen pol¨ªtico democr¨¢tico', concluye el t¨¦cnico.
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