Mientes m¨¢s que hablas
Las multinacionales norteamericanas revisan sus criterios contables para no perder la confianza de los inversores
La ¨®ptica (presentar buenos resultados) hab¨ªa derrotado a la ¨¦tica (presentar los verdaderos resultados) en la esfera corporativa de Estados Unidos. Hasta que Enron se derrumb¨® con un estr¨¦pito pol¨ªtico y econ¨®mico. Esta misma semana, dos gigantes como General Electric e IBM han tenido que humillarse y anunciar que arrojar¨¢n m¨¢s luz sobre sus cr¨ªpticas cuentas para tranquilizar a los inversores, afectados de 'enronitis'.
La 'enronitis' ha dejado bajo m¨ªnimos la confianza, que cada d¨ªa recibe un nuevo golpe con el anuncio de una reevaluaci¨®n de resultados
Los resultados 'pro forma' no son ilegales, pero inducen a error al dar saldos positivos a unas cuentas que ser¨ªan de 'n¨²meros rojos'
Contables y auditores ven¨ªan explotando a fondo numerosas argucias, acuciados por la necesidad de satisfacer a los mercados
Casi al mismo tiempo, Computer Associates perd¨ªa el pasado mi¨¦rcoles un 17% de su valor, al trascender que sus pr¨¢cticas contables eran objeto de una investigaci¨®n por el FBI, la Oficina Federal de Investigaci¨®n, la ¨²ltima de una larga cadena de firmas sometidas al microscopio contable y/o policial.
Nadie est¨¢ a salvo de la psicosis que recorre Wall Street. Muchas compa?¨ªas, grandes y peque?as, porque saben que han estirado la contabilidad hasta el l¨ªmite, y m¨¢s all¨¢, de lo posible. Los inversores, porque ya no se creen nada de lo que las empresas les cuentan. La enronitis ha dejado bajo m¨ªnimos la confianza, que cada d¨ªa recibe un nuevo golpe con el anuncio de una reevaluaci¨®n de resultados o la especulaci¨®n sobre las cuentas de tal o cual firma.
Jeffrey Immelt -presidente de General Electric, la m¨¢s admirada de las corporaciones americanas, quinta por facturaci¨®n en el ranking de la revista Fortune 500, con 130.000 millones, que dejaron 12.700 de beneficios en el a?o 2000, un incremento del 18,8% sobre el ejercicio previo- ha saltado a la palestra despu¨¦s de que la cotizaci¨®n del gigante cayera un 6% en lo que va de a?o entre sonoras especulaciones sobre sus brillantes resultados.
El conglomerado es tan grande y complejo (de fabricaci¨®n de lavadoras a la cadena de televisi¨®n NBC, pasando por una divisi¨®n financiera que proporciona el 40% de los beneficios) y las cuentas son tan oscuras e impenetrables que Immelt ha tenido que declarar: 'La acciones de General Electric no son cuesti¨®n de fe. Son valores que producen. Y vamos camino de otro record en los resultados'.
Dentro de dos semanas, General Electric va a presentar esos resultados e Immelt no va a dar opciones a los que dudan. 'Si la memoria anual o la trimestral tienen que ser del tama?o de la gu¨ªa de tel¨¦fonos de Nueva York, que lo sean', dice, para subrayar que no va a guardarse ning¨²n dato, justo lo contrario de lo que se le reprochaba a principios de mes. 'As¨ª es la vida'.
Ingenier¨ªa financiera
IBM tambi¨¦n ha anunciado que ofrecer¨¢ pr¨®ximamente m¨¢s detalles sobre sus operaciones y t¨¦cnicas contables, despu¨¦s de que hace unos d¨ªas trascendiera que hab¨ªa contabilizado de forma equ¨ªvoca una venta por valor de 340 millones de d¨®lares, que pas¨® a los libros bajo el rengl¨®n de propiedad intelectual, sin m¨¢s detalles. Se creaba as¨ª la impresi¨®n de que en vez de ser una operaci¨®n no recurrente era una transacci¨®n que seguir¨ªa rindiendo beneficios en el futuro.
Con esa entrada, IBM pudo cerrar un trimestre con resultados que superaban las expectativas de los analistas. Una vez m¨¢s, como durante todo el periodo en que ha estado regida por Lou Gerstner. Un cr¨ªtico de la contabilidad de IBM se?alaba que 'Gerstner procede la misma alma mater en ingenier¨ªa financiera de la que sali¨® el ex presidente de Enron, Jeff Skilling, es decir, de McKinsey', la consultora. El primer fabricante mundial de ordenadores, octava sociedad en el ranking de Fortune 500, ha perdido en lo que va de a?o en torno al 15% de su capitalizaci¨®n burs¨¢til entre dudas sobre sus resultados.
Nada hay peor en el mundo corporativo de Estados Unidos que comparar a alguien con Skilling, uno de los principales sospechosos en la mayor suspensi¨®n de pagos de la historia por su responsabilidad en la creaci¨®n de las 'entidades de prop¨®sito especial' que llevaron a Enron a la ruina. Estas firmas no eran sino instrumentos concebidos exclusivamente para erradicar de los balances oficiales p¨¦rdidas multimillonarias. 'No es f¨¢cil saber qu¨¦ compa?¨ªas emplean pr¨¢cticas contables que son demasiado agresivas. El ¨²nico modo de saberlo es si la compa?¨ªa anuncia, como han hecho IBM o Nvidia, que van a cambiar el sistema', dec¨ªa esta semana Hugh Johnson, responsable de una compa?¨ªa de inversiones que maneja 640 millones de d¨®lares de inversores privados e institucionales.
Nvidia, l¨ªder en la producci¨®n de chips para gr¨¢ficos en ordenadores personales, es objeto de una investigaci¨®n de la SEC (equivalente a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores) por el modo en que traslad¨® determinados gastos millonarios de un trimestre a otro, con objeto de presentar unas cuentas m¨¢s atractivas.
La manipulaci¨®n de cuentas es una tentaci¨®n muy extendida. Un sondeo realizado entre 160 responsables financieros de empresas que cotizan en Bolsa revel¨® en 1998 que las dos terceras partes de ellos hab¨ªan recibido presiones de otros responsables para retocar los balances. Las presiones fueron insoportables para el 12% de esos ejecutivos, que accedieron a lo que se les ped¨ªa.
Los inversores ignoraban estas actividades de los despachos, pero el derrumbamiento de Enron y la continua aparici¨®n de sorpresas desagradables (reconsideraci¨®n de resultados, siempre a la baja) han hecho que dejen de creer en la honradez de los gestores y exijan transparencia en unas cuentas que hasta ahora se caracterizaban por una impenetrabilidad que lo enmascaraba todo. El riesgo es que a la nueva luz los resultados pierdan brillo y enfr¨ªen a¨²n m¨¢s el ¨¢nimo inversor. A los compromisos de mayor claridad de General Electric o IBM se han sumado firmas tan populares como PepsiCo o Krispy Kreme Doughnut.
Tyco, otro conglomerado que produce desde perchas de pl¨¢stico a avanzada maquinaria de empleo en sanidad, ha estado en el ojo del hurac¨¢n por no haber anunciado la inversi¨®n de 8.000 millones de d¨®lares en la adquisici¨®n de unas 700 empresas durante los pasados tres a?os. La contabilidad de Tyco fue objeto en el pasado de las pesquisas de la SEC, sin mayores contratiempos, pero esta vez los inversores han huido en desbandada y reducido a menos de la mitad su valor burs¨¢til.
Otras empresas objeto de sospecha son el fabricante de software VeriSign, la energ¨¦tica Reliant, la farmac¨¦utica Elan o la especializada en redes de ordenadores Enterasys. Elan ha perdido el 70% de su capitalizaci¨®n despu¨¦s de que un grupo de accionistas la denunciara a la SEC por crear 'sociedades de prop¨®sito especial' para esconder gastos de investigaci¨®n y presentar como ingresos determinadas concesiones de licencias.
Ropa sucia
'No hay duda de que va a haber m¨¢s batacazos, m¨¢s mini Enrons', vaticina Chuck Hill, director de investigaci¨®n de Thomson Financial / First Call, una firma que sigue las declaraciones de beneficios de las compa?¨ªas de Estados Unidos. 'En tiempos de bonanza hay grandes presiones para llevar las cosas al l¨ªmite. Y cuando inevitablemente llegan los tiempos duros, la ropa sucia queda al descubierto'.
A Computer Associates, que fabrica software para grandes ordenadores, se le investiga bajo la sospecha de que recurri¨® a artificios financieros para hinchar deliberadamente sus resultados, con el correspondiente efecto sobre la cotizaci¨®n. La firma aplic¨® un nuevo sistema contable y adem¨¢s produc¨ªa dos informes distintos de resultados. Unos con n¨²meros 'proforma' y otros conforme al patr¨®n requerido por principios contables generalmente aceptados (GAAP). Se trataba, aparentemente, de crear una confusi¨®n que redundaba en beneficio de las cuentas corrientes de los gestores.
Los resultados 'proforma' son como el cuento de la lechera. No se ajustan a los GAAP y deben ser recibidos 'con el apropiado y saludable escepticismo', recomienda la SEC, que ha pedido su desaparici¨®n. Han sido definidos como 'los beneficios menos todo lo malo'. No son ilegales, pero inducen a error al dar saldos positivos a unas cuentas que en ocasiones ser¨ªan de n¨²meros rojos si contabilizaran impuestos, pagos debidos, p¨¦rdidas por malas inversiones, indemnizaciones y otros gastos rutinarios que quedan fuera en esta f¨®rmula.
Los artilugios contables son muy numerosos, aunque un c¨ªnico haya comentado estos d¨ªas que, en realidad, 'los defraudadores llaman la atenci¨®n por su falta de originalidad'. Algunos responsables cargan la mano y acaban en prisi¨®n. El mes pasado, un antiguo responsable financiero de la textil Leslie Fay fue condenado a nueve a?os de c¨¢rcel por su participaci¨®n en una gran fraude contable de la pasada d¨¦cada. Actuales ejecutivos de Enron vaticinan que uno o m¨¢s de los antiguos gestores terminar¨¢n entre rejas. El pasado verano, la SEC estaba investigando a no menos de 260 compa?¨ªas por posible fraude en la contabilidad y en la presentaci¨®n de resultados. Ahora, hay una carrera para ofrecer balances retocados a la baja, con el argumento de que se han producido errores de apreciaci¨®n.
PNC Financial, un banco de Pensilvania, ha anunciado dos veces en 15 d¨ªas la rectificaci¨®n de sendos errores. Primero, hizo saber que rebajaba en 155 millones de d¨®lares sus resultados tras las objeciones a la contabilizaci¨®n de una transferencia de cr¨¦ditos. Y esta semana he recortado otros 35 millones porque hab¨ªa 'olvidado' contabilizar unas p¨¦rdidas.
Contables y auditores ven¨ªan explotando a fondo las numerosas argucias, acuciados por la necesidad de satisfacer a los mercados. Registrar como facturaci¨®n ventas comprometidas pero no realizadas; aumentar inventarios para dar idea de que se va a vender m¨¢s; reducir las reservas para fallidos; rebajar gastos, o eliminar indebidamente de los balances compromisos o endeudamientos que se endosan a terceros, mediante el recurso, no siempre ileg¨ªtimo, de crear 'entidades de prop¨®sito especial' eran pr¨¢cticas habituales ahora puestas en la picota.
?sas son estrategias f¨¢cilmente comprensibles para el com¨²n de los inversores, si es que llega a detectarlas en unos balances concebidos con el prop¨®sito de ocultarlas. M¨¢s complejas son otras como las que, en terminolog¨ªa inglesa, llevan la siglas IRU, correspondientes a un instrumento de intercambio.
Global Crossing, que hace un mes present¨® la mayor suspensi¨®n de pagos de una compa?¨ªa del sector de las telecomunicaciones, se pill¨® los dedos al invertir miles de millones en la creaci¨®n de una red de banda ancha por tres continentes para la que no terminaba de haber clientes. Acuciada por los compromisos de pagos y necesitada de presentar balances merecedores de cr¨¦ditos bancarios, la compa?¨ªa -como Tyco, con domicilio social en el para¨ªso fiscal de las Bermudas- acord¨® con otras del sector intercambios de capacidad de su red.
Global Crossing compraba IRU y apuntaba la operaci¨®n como un gasto de capital a repartir en varios a?os. Pero los ingresos generados por la IRU se registraban como ventas, con el consiguiente saludable efecto sobre el ejercicio en que se apuntaban. La operaci¨®n es legal y aceptable siempre que tenga raz¨®n de ser comercial y sea negocio genuino. El FBI sospecha que no es el caso.
'Leasing sint¨¦tico'
Los expertos est¨¢n convencidos de que el aluvi¨®n de detalles que han prometido General Electric, IBM y otras compa?¨ªas s¨®lo van a servir relativamente a los inversores, que en su inmensa mayor¨ªa carecen de la pertinente formaci¨®n econ¨®mica y financiera. Uno de ellos recomendaba estos d¨ªas que los accionistas buscaran palabras clave en la impenetrable jerga financiera como 'venta-nuevo leasing', 'leasing sint¨¦tico' o 'partnership leasing'.
A Krispy Kreme se le ha criticado por abusar del leasing sint¨¦tico, un sistema que permite dejar fuera de los balances determinadas cargas al tiempo que permite exenciones fiscales. En vista de c¨®mo est¨¢ la situaci¨®n, el fabricante de donuts ha decidido renunciar al empleo de ese instrumento en la construcci¨®n de una planta, operaci¨®n valorada en 35 millones de d¨®lares que ahora pasar¨¢ a los libros de forma convencional.
Entre los consejos gen¨¦ricos que estos d¨ªas escuchan los desconfiados inversores est¨¢ el de fijarse en el dinero. Estar atentos al capital que generan las empresas y no prestar tanta atenci¨®n a las ganancias que anuncian. En caso de duda o incapacidad de leer los informes financieros, estar dispuestos a vender cuando el valor del papel caiga por debajo del l¨ªmite que se considere tolerable. Y siempre desconfiar de empresas que ofrecen resultados brillantes cuando las restantes del sector andan de capa ca¨ªda.Casi al mismo tiempo, Computer Associates perd¨ªa el pasado mi¨¦rcoles un 17% de su valor, al trascender que sus pr¨¢cticas contables eran objeto de una investigaci¨®n por el FBI, la Oficina Federal de Investigaci¨®n, la ¨²ltima de una larga cadena de firmas sometidas al microscopio contable y/o policial.
Nadie est¨¢ a salvo de la psicosis que recorre Wall Street. Muchas compa?¨ªas, grandes y peque?as, porque saben que han estirado la contabilidad hasta el l¨ªmite, y m¨¢s all¨¢, de lo posible. Los inversores, porque ya no se creen nada de lo que las empresas les cuentan. La enronitis ha dejado bajo m¨ªnimos la confianza, que cada d¨ªa recibe un nuevo golpe con el anuncio de una reevaluaci¨®n de resultados o la especulaci¨®n sobre las cuentas de tal o cual firma.
Jeffrey Immelt -presidente de General Electric, la m¨¢s admirada de las corporaciones americanas, quinta por facturaci¨®n en el ranking de la revista Fortune 500, con 130.000 millones, que dejaron 12.700 de beneficios en el a?o 2000, un incremento del 18,8% sobre el ejercicio previo- ha saltado a la palestra despu¨¦s de que la cotizaci¨®n del gigante cayera un 6% en lo que va de a?o entre sonoras especulaciones sobre sus brillantes resultados.
El conglomerado es tan grande y complejo (de fabricaci¨®n de lavadoras a la cadena de televisi¨®n NBC, pasando por una divisi¨®n financiera que proporciona el 40% de los beneficios) y las cuentas son tan oscuras e impenetrables que Immelt ha tenido que declarar: 'La acciones de General Electric no son cuesti¨®n de fe. Son valores que producen. Y vamos camino de otro record en los resultados'.
Dentro de dos semanas, General Electric va a presentar esos resultados e Immelt no va a dar opciones a los que dudan. 'Si la memoria anual o la trimestral tienen que ser del tama?o de la gu¨ªa de tel¨¦fonos de Nueva York, que lo sean', dice, para subrayar que no va a guardarse ning¨²n dato, justo lo contrario de lo que se le reprochaba a principios de mes. 'As¨ª es la vida'.
Ingenier¨ªa financiera
IBM tambi¨¦n ha anunciado que ofrecer¨¢ pr¨®ximamente m¨¢s detalles sobre sus operaciones y t¨¦cnicas contables, despu¨¦s de que hace unos d¨ªas trascendiera que hab¨ªa contabilizado de forma equ¨ªvoca una venta por valor de 340 millones de d¨®lares, que pas¨® a los libros bajo el rengl¨®n de propiedad intelectual, sin m¨¢s detalles. Se creaba as¨ª la impresi¨®n de que en vez de ser una operaci¨®n no recurrente era una transacci¨®n que seguir¨ªa rindiendo beneficios en el futuro.
Con esa entrada, IBM pudo cerrar un trimestre con resultados que superaban las expectativas de los analistas. Una vez m¨¢s, como durante todo el periodo en que ha estado regida por Lou Gerstner. Un cr¨ªtico de la contabilidad de IBM se?alaba que 'Gerstner procede la misma alma mater en ingenier¨ªa financiera de la que sali¨® el ex presidente de Enron, Jeff Skilling, es decir, de McKinsey', la consultora. El primer fabricante mundial de ordenadores, octava sociedad en el ranking de Fortune 500, ha perdido en lo que va de a?o en torno al 15% de su capitalizaci¨®n burs¨¢til entre dudas sobre sus resultados.
Nada hay peor en el mundo corporativo de Estados Unidos que comparar a alguien con Skilling, uno de los principales sospechosos en la mayor suspensi¨®n de pagos de la historia por su responsabilidad en la creaci¨®n de las 'entidades de prop¨®sito especial' que llevaron a Enron a la ruina. Estas firmas no eran sino instrumentos concebidos exclusivamente para erradicar de los balances oficiales p¨¦rdidas multimillonarias. 'No es f¨¢cil saber qu¨¦ compa?¨ªas emplean pr¨¢cticas contables que son demasiado agresivas. El ¨²nico modo de saberlo es si la compa?¨ªa anuncia, como han hecho IBM o Nvidia, que van a cambiar el sistema', dec¨ªa esta semana Hugh Johnson, responsable de una compa?¨ªa de inversiones que maneja 640 millones de d¨®lares de inversores privados e institucionales.
Nvidia, l¨ªder en la producci¨®n de chips para gr¨¢ficos en ordenadores personales, es objeto de una investigaci¨®n de la SEC (equivalente a la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores) por el modo en que traslad¨® determinados gastos millonarios de un trimestre a otro, con objeto de presentar unas cuentas m¨¢s atractivas.
La manipulaci¨®n de cuentas es una tentaci¨®n muy extendida. Un sondeo realizado entre 160 responsables financieros de empresas que cotizan en Bolsa revel¨® en 1998 que las dos terceras partes de ellos hab¨ªan recibido presiones de otros responsables para retocar los balances. Las presiones fueron insoportables para el 12% de esos ejecutivos, que accedieron a lo que se les ped¨ªa.
Los inversores ignoraban estas actividades de los despachos, pero el derrumbamiento de Enron y la continua aparici¨®n de sorpresas desagradables (reconsideraci¨®n de resultados, siempre a la baja) han hecho que dejen de creer en la honradez de los gestores y exijan transparencia en unas cuentas que hasta ahora se caracterizaban por una impenetrabilidad que lo enmascaraba todo. El riesgo es que a la nueva luz los resultados pierdan brillo y enfr¨ªen a¨²n m¨¢s el ¨¢nimo inversor. A los compromisos de mayor claridad de General Electric o IBM se han sumado firmas tan populares como PepsiCo o Krispy Kreme Doughnut.
Tyco, otro conglomerado que produce desde perchas de pl¨¢stico a avanzada maquinaria de empleo en sanidad, ha estado en el ojo del hurac¨¢n por no haber anunciado la inversi¨®n de 8.000 millones de d¨®lares en la adquisici¨®n de unas 700 empresas durante los pasados tres a?os. La contabilidad de Tyco fue objeto en el pasado de las pesquisas de la SEC, sin mayores contratiempos, pero esta vez los inversores han huido en desbandada y reducido a menos de la mitad su valor burs¨¢til.
Otras empresas objeto de sospecha son el fabricante de software VeriSign, la energ¨¦tica Reliant, la farmac¨¦utica Elan o la especializada en redes de ordenadores Enterasys. Elan ha perdido el 70% de su capitalizaci¨®n despu¨¦s de que un grupo de accionistas la denunciara a la SEC por crear 'sociedades de prop¨®sito especial' para esconder gastos de investigaci¨®n y presentar como ingresos determinadas concesiones de licencias.
Ropa sucia
'No hay duda de que va a haber m¨¢s batacazos, m¨¢s mini Enrons', vaticina Chuck Hill, director de investigaci¨®n de Thomson Financial / First Call, una firma que sigue las declaraciones de beneficios de las compa?¨ªas de Estados Unidos. 'En tiempos de bonanza hay grandes presiones para llevar las cosas al l¨ªmite. Y cuando inevitablemente llegan los tiempos duros, la ropa sucia queda al descubierto'.
A Computer Associates, que fabrica software para grandes ordenadores, se le investiga bajo la sospecha de que recurri¨® a artificios financieros para hinchar deliberadamente sus resultados, con el correspondiente efecto sobre la cotizaci¨®n. La firma aplic¨® un nuevo sistema contable y adem¨¢s produc¨ªa dos informes distintos de resultados. Unos con n¨²meros 'proforma' y otros conforme al patr¨®n requerido por principios contables generalmente aceptados (GAAP). Se trataba, aparentemente, de crear una confusi¨®n que redundaba en beneficio de las cuentas corrientes de los gestores.
Los resultados 'proforma' son como el cuento de la lechera. No se ajustan a los GAAP y deben ser recibidos 'con el apropiado y saludable escepticismo', recomienda la SEC, que ha pedido su desaparici¨®n. Han sido definidos como 'los beneficios menos todo lo malo'. No son ilegales, pero inducen a error al dar saldos positivos a unas cuentas que en ocasiones ser¨ªan de n¨²meros rojos si contabilizaran impuestos, pagos debidos, p¨¦rdidas por malas inversiones, indemnizaciones y otros gastos rutinarios que quedan fuera en esta f¨®rmula.
Los artilugios contables son muy numerosos, aunque un c¨ªnico haya comentado estos d¨ªas que, en realidad, 'los defraudadores llaman la atenci¨®n por su falta de originalidad'. Algunos responsables cargan la mano y acaban en prisi¨®n. El mes pasado, un antiguo responsable financiero de la textil Leslie Fay fue condenado a nueve a?os de c¨¢rcel por su participaci¨®n en una gran fraude contable de la pasada d¨¦cada. Actuales ejecutivos de Enron vaticinan que uno o m¨¢s de los antiguos gestores terminar¨¢n entre rejas. El pasado verano, la SEC estaba investigando a no menos de 260 compa?¨ªas por posible fraude en la contabilidad y en la presentaci¨®n de resultados. Ahora, hay una carrera para ofrecer balances retocados a la baja, con el argumento de que se han producido errores de apreciaci¨®n.
PNC Financial, un banco de Pensilvania, ha anunciado dos veces en 15 d¨ªas la rectificaci¨®n de sendos errores. Primero, hizo saber que rebajaba en 155 millones de d¨®lares sus resultados tras las objeciones a la contabilizaci¨®n de una transferencia de cr¨¦ditos. Y esta semana he recortado otros 35 millones porque hab¨ªa 'olvidado' contabilizar unas p¨¦rdidas.
Contables y auditores ven¨ªan explotando a fondo las numerosas argucias, acuciados por la necesidad de satisfacer a los mercados. Registrar como facturaci¨®n ventas comprometidas pero no realizadas; aumentar inventarios para dar idea de que se va a vender m¨¢s; reducir las reservas para fallidos; rebajar gastos, o eliminar indebidamente de los balances compromisos o endeudamientos que se endosan a terceros, mediante el recurso, no siempre ileg¨ªtimo, de crear 'entidades de prop¨®sito especial' eran pr¨¢cticas habituales ahora puestas en la picota.
?sas son estrategias f¨¢cilmente comprensibles para el com¨²n de los inversores, si es que llega a detectarlas en unos balances concebidos con el prop¨®sito de ocultarlas. M¨¢s complejas son otras como las que, en terminolog¨ªa inglesa, llevan la siglas IRU, correspondientes a un instrumento de intercambio.
Global Crossing, que hace un mes present¨® la mayor suspensi¨®n de pagos de una compa?¨ªa del sector de las telecomunicaciones, se pill¨® los dedos al invertir miles de millones en la creaci¨®n de una red de banda ancha por tres continentes para la que no terminaba de haber clientes. Acuciada por los compromisos de pagos y necesitada de presentar balances merecedores de cr¨¦ditos bancarios, la compa?¨ªa -como Tyco, con domicilio social en el para¨ªso fiscal de las Bermudas- acord¨® con otras del sector intercambios de capacidad de su red.
Global Crossing compraba IRU y apuntaba la operaci¨®n como un gasto de capital a repartir en varios a?os. Pero los ingresos generados por la IRU se registraban como ventas, con el consiguiente saludable efecto sobre el ejercicio en que se apuntaban. La operaci¨®n es legal y aceptable siempre que tenga raz¨®n de ser comercial y sea negocio genuino. El FBI sospecha que no es el caso.
'Leasing sint¨¦tico'
Los expertos est¨¢n convencidos de que el aluvi¨®n de detalles que han prometido General Electric, IBM y otras compa?¨ªas s¨®lo van a servir relativamente a los inversores, que en su inmensa mayor¨ªa carecen de la pertinente formaci¨®n econ¨®mica y financiera. Uno de ellos recomendaba estos d¨ªas que los accionistas buscaran palabras clave en la impenetrable jerga financiera como 'venta-nuevo leasing', 'leasing sint¨¦tico' o 'partnership leasing'.
A Krispy Kreme se le ha criticado por abusar del leasing sint¨¦tico, un sistema que permite dejar fuera de los balances determinadas cargas al tiempo que permite exenciones fiscales. En vista de c¨®mo est¨¢ la situaci¨®n, el fabricante de donuts ha decidido renunciar al empleo de ese instrumento en la construcci¨®n de una planta, operaci¨®n valorada en 35 millones de d¨®lares que ahora pasar¨¢ a los libros de forma convencional.
Entre los consejos gen¨¦ricos que estos d¨ªas escuchan los desconfiados inversores est¨¢ el de fijarse en el dinero. Estar atentos al capital que generan las empresas y no prestar tanta atenci¨®n a las ganancias que anuncian. En caso de duda o incapacidad de leer los informes financieros, estar dispuestos a vender cuando el valor del papel caiga por debajo del l¨ªmite que se considere tolerable. Y siempre desconfiar de empresas que ofrecen resultados brillantes cuando las restantes del sector andan de capa ca¨ªda.
C¨®mo Skilling imit¨® al Paul Newman de 'El Golpe'
Jeffrey Skilling, presidente y consejero delegado de Enron entre febrero y agosto del a?o pasado, compareci¨® hace unos d¨ªas ante una de las comisiones del Congreso de EE UU que indagan entre los escombros de Enron. Skilling no sab¨ªa, no recordaba. Para los empleados de Enron fue una sorpresa ver al antiguo jefe supremo en tama?a situaci¨®n, porque todos le recuerdan como un hombre que lo controlaba todo con extremo celo. Tanto que lleg¨® a crear un parqu¨¦ ficticio de negociaci¨®n de una de las divisiones del grupo para enga?ara a unos analistas, que as¨ª transmitir¨ªan al exterior lo bien que iba la compa?¨ªa. Skilling dijo que quer¨ªa hacer como Paul Newman en El Golpe, seg¨²n un testigo de aquella manipulaci¨®n. En la pel¨ªcula, Newman y Robert Redford se confabulan para perpetrar una estafa en los Estados Unidos de principios de siglo XX. Crean una casa ficticia de apuestas h¨ªpicas con todo lo necesario para hacer creer al g¨¢ngster Robert Shaw que ellos tienen un sistema, basado en el tel¨¦grafo, para saber con antelaci¨®n qu¨¦ caballo va a ganar una carrera. En la puesta en escena del negocio hay corredores de apuestas, p¨²blico, un cajero, un empleado que recibe la informaci¨®n de la carrera por tel¨¦grafo... A Skilling con el apoyo del entonces presidente y fundador de Enron, Kenneth Lay, se le ocurri¨® convertir el realidad El Golpe. Seg¨²n ha revelado Mike Regala, que fuera vicepresidente de Enron Energy Services, una divisi¨®n cuyo ¨¦xito quer¨ªa vender Skilling a los analistas en 1998, Skilling orden¨® que se construyera una sala de negociaci¨®n ficticia con lo ¨²ltimo en equipamiento tecnol¨®gico y una base de datos con informaci¨®n sobre transacciones. 'Me llamaron y me dijeron que ensayara lo que ten¨ªa que decir a los analistas', ha dicho Regala al Wall Street Journal. 'Luego trajeron a secretarias para que actuaran como si estuvieran realizando operaciones. Skilling explic¨® a los analistas c¨®mo se estructura un acuerdo y les mostr¨® todas esas cuentas que ten¨ªamos almacenadas. Pero era todo mentira'. Barry Steinhart, un empleado de la divisi¨®n, que entonces apenas ten¨ªa clientes recuerda la ocasi¨®n. 'Calculo que por lo menos se gastaron medio mill¨®n de d¨®lares' en la puesta escena, que inclu¨ªa brillantes mapas en las paredes para dar dinamismo al conjunto 'Yo fui una de los que trajo gente para hacer bulto. Pintamos los tel¨¦fonos de negro para dar la impresi¨®n de gran modernidad. El d¨ªa antes de que vinieran los analistas ensayamos con Skilling y Lay. Skilling dijo que quer¨ªa hacer de Paul Newman en El Golpe''.
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