Arbitrariedades

En unas fechas disparatadas, como corresponde a la ca¨®tica programaci¨®n de la casa, llega al Principal de Valencia esta versi¨®n del Tenorio de Zorrilla que se distingue, antes que otra cosa, por su manifiesta y deliberada arbitrariedad. La puesta al d¨ªa de un texto lleno de ripios pero atractivo hasta la fascinaci¨®n (por ejemplo, en la escena segunda del acto s¨¦ptimo, La Estatua le comunica a Don Juan el men¨² que le tiene preparado: 'Aqu¨ª, fuego; all¨ª, ceniza'. Y el burlador responde de una manera que jam¨¢s he conseguido entender: 'Ceniza, bien: pero ?fuego!...', como si fuera inseparable una cosa de la otra), deriva pronto en un disparate que aspira a proponer nada menos que 'renovadas visiones del mito a trav¨¦s del texto de Zorrilla'. Para ello, abunda en anacronismos de vestuario y de situaci¨®n, de composici¨®n dram¨¢tica y de extensiones de actualidad que m¨¢s que potenciar el mito, o modernizarlo (como si le hiciera alguna falta), lo echan a perder.

Una cosa es cargar de intenci¨®n con aportaciones m¨¢s o menos sutiles (caso de John Strasberg en su montaje de hace unos a?os para el Centre Dram¨¤tic de la Generalitat Valenciana) el medio chusco cl¨¢sico de Zorrilla y otro hacerlo naufragar en medio de una colecci¨®n de ocurrencias pueriles. Se esperaba m¨¢s de Alfonso Zurro, director que tiene en su haber m¨¢s de un montaje interesante, y que aqu¨ª se deja llevar por una facilidad extremada. Amparo Soler Leal es una buena actriz en cualquier circunstancia, cosa que no puede decirse del resto de un reparto sin qu¨ªmica y que, de no tratarse de una producci¨®n del Centro Dram¨¢tico Nacional, se dir¨ªa reclutado de aluvi¨®n.