El aeropuerto como hogar
Una veintena de inmigrantes sin domicilio convierte cada noche las terminales 2 y 3 de Barajas en un improvisado dormitorio
Once y media de la noche en el aeropuerto de Barajas. Los paneles anuncian ya los vuelos del d¨ªa siguiente. Los altavoces dejan de informar sobre destinos lejanos. Las terminales se vac¨ªan de pilotos uniformados, azafatas y pasajeros estresados por coger su avi¨®n. S¨®lo las se?oras de la limpieza pasean su rutina por los pasillos. Y de la profundidad del metro comienzan a surgir varones con peque?as bolsas en la mano. Se meten en los lavabos para asearse, buscan un lugar apartado, comen un bocadillo, alguno rescata un peri¨®dico viejo de la papelera... Casi todos son inmigrantes que utilizan el aeropuerto como techo bajo el que dormir.
'El aeropuerto es calentito, no hace tanto fr¨ªo como all¨ª afuera', explica Jos¨¦ Manuel, un colombiano sin papeles de 28 a?os que lleva un mes dando vueltas por Madrid en busca de trabajo. Va con Mauricio, un joven de 21 a?os que s¨®lo abre la boca para instar a su compatriota a 'irse a acomodar'. ?C¨®mo saben que en el aeropuerto se puede pasar la noche? Jos¨¦ Manuel es claro: 'Mira, linda, en la calle uno se da cuenta de todo. De lo bueno y de lo malo'.
AENA asegura que s¨®lo llama la atenci¨®n a quienes 'vulneran las normas del decoro'
AENA, el organismo p¨²blico que gestiona Barajas, no ha puesto n¨²meros a esta situaci¨®n. 'Va por rachas, como en cualquier gran superficie que cuente con los servicios b¨¢sicos, como son los lavabos', se?ala un portavoz, quien, en cualquier caso, niega tajantemente que se trate de una 'colonia estable'. 'Nos afect¨® m¨¢s durante la ola de fr¨ªo [a finales de diciembre]: tuvimos quejas de compa?¨ªas y pasajeros de los ¨²ltimos vuelos. Porque te pod¨ªas encontrar excrementos humanos', asegura. ?Hizo algo AENA para poner fin a la situaci¨®n? 'Nosotros no podemos echar a nadie de aqu¨ª. El servicio de seguridad del aeropuerto se limita a llamar la atenci¨®n a las personas que vulneran las normas de decoro y de conducta', contin¨²a el portavoz.
Sin embargo, Marta, una se?ora de la limpieza, recuerda a la perfecci¨®n c¨®mo durante varios d¨ªas 'los vigilantes de seguridad y la polic¨ªa se pon¨ªan en la boca del metro para no dejarles entrar'. 'Hija, es que no te imaginas c¨®mo es esto. Te los encuentras bebiendo, se pelean por los bancos. Tienes que ir con 40.000 ojos delante y detr¨¢s, porque te insultan... No tendr¨¢n casa, pero lo que es bebida no les falta', subraya Marta, que en los siete a?os que lleva trabajando de noche nunca hab¨ªa visto 'nada igual'.
Esta noche no ocurre nada fuera de lo normal. Hay un silencio total. Los pocos bancos que hay en la sala de facturaci¨®n del puente a¨¦reo est¨¢n ocupados por un grupo de ciudadanos b¨²lgaros que duermen sentados. Tambi¨¦n hay dos alemanes que perdieron el vuelo y han optado por hacer noche en la terminal 3 mientras leen el peri¨®dico sensacionalista Bild Zeitung. Detr¨¢s de unas plantas est¨¢ Valdo, un ni?o bien italiano que vino a Madrid en busca de experiencias nuevas que llevarse al cuerpo.
'Es la tercera vez que duermo en el aeropuerto; si viene la polic¨ªa y me dice que me vaya, pues me ir¨¦', dice en ingl¨¦s, y deja muy claro que ¨¦l no es como la media docena de varones que, sin zapatos, hacen nonas muy cerca de ¨¦l. 'Yo no soy un inmigrante. Mis padres tienen mucho dinero y yo no necesito trabajar', aclara.
Una b¨²lgara de 50 a?os recorre el pasillo que desde el metro lleva a la terminal 3. Va mirando en todas direcciones. Es la ¨²nica mujer esa noche. 'No, no, no. Yo no vivo aqu¨ª. Lo que ocurre es que hoy me cambi¨¦ de piso y no tengo otro sitio donde dormir hoy', dice. 'Hay gente que se queda d¨ªas y d¨ªas, y al final se acaban yendo. Siempre terminan viendo las mismas caras', comenta un joven en la ventanilla de atenci¨®n al p¨²blico de la terminal 2. 'Pero ahora no es como hace tres meses, cuando hab¨ªa muchos mendigos y esto estaba plagado', apostilla.
A mediados de enero tuvieron que venir el Samur y la polic¨ªa porque hubo una pelea, recuerda una se?ora de la limpieza a punto de entrar en un ba?o de la terminal 2. 'Todo el invierno ha sido as¨ª. Te los encontrabas en los ba?os, acostados en el suelo... son muy cochinos, muy cochinos', afirma indignada al ver que un grupo de tres se mete en el lavabo con los elementos de aseo en una mochila.
Poco despu¨¦s, Vlad¨ªmir, un b¨²lgaro de 22 a?os con pinta de empoll¨®n, sale de la boca del metro acompa?ado de tres compatriotas. Se topa con un inmigrante que no habla castellano, y que, como ha podido, ha amoldado su cuerpo a los reposabrazos met¨¢licos que dividen los bancos. '?Que por qu¨¦ estoy aqu¨ª? Pues para dormir. Somos turistas, pero queremos quedarnos a trabajar en Espa?a. Pero si en tres o cuatro d¨ªas no encontramos nada, nos tendremos que volver a nuestro pa¨ªs, porque esto no es vida', contesta en buen castellano. Es la primera noche que Vladimir y sus tres amigos dejan la pensi¨®n donde estaban para hacer noche en el aeropuerto.
Posturas de buen ver
Un vigilante de seguridad est¨¢ sentado en las escaleras que suben a la sala de facturaci¨®n del puente a¨¦reo de Barajas. ?Viene mucha gente a dormir por aqu¨ª? 'Yo llevo tres noches y cero indigentes', responde con tono met¨¢lico. 'Tenemos orden de no dejar dormir a nadie en los bancos. Tumbarse en los asientos no est¨¢ permitido. S¨®lo aceptamos posturas de buen ver', contin¨²a tajante. La direcci¨®n de AENA, sin embargo, niega que haya dado esta orden a su personal de seguridad. 'Mientras mantengan el decoro no podemos hacer nada', admite un portavoz. Aun as¨ª, un joven que atiende en el pasillo de la terminal 2 por las noches es rotundo: 'En el momento en que pasa un guarda de seguridad y ve a uno tumbado lo levanta', asegura. Y a?ade: 'Imagino que lo que pretenden los vigilantes es -ya que no les pueden poner de patitas en la calle- hacerles m¨¢s complicado que puedan dormir bien aqu¨ª, porque lo que es cierto es que hace algunos meses hab¨ªa peleas y hubo algunos robos a pasajeros'. Los responsables de AENA (organismo gestor del aeropuerto) tambi¨¦n niegan que, como asegura el personal de limpieza y algunos operarios del horario nocturno, se hayan retirado muchos de los bancos que hab¨ªa en la terminal 3 y en el pasillo de llegadas de la terminal 2 para evitar que quienes pasan la noche en Barajas encuentren all¨ª un c¨®modo hogar. Pero una mujer que atiende en una ventanilla mantiene que ahora es muy complicado encontrar bancos corridos que no est¨¦n divididos por resposabrazos, lo que dificulta el sue?o a¨²n m¨¢s. 'Ha habido una reubicaci¨®n del mobiliario, pero m¨¢s por motivos de seguridad a partir del 11 de septiembre, por operatividad del aeropuerto o por necesidades de los pasajeros, que por otras razones', replica un portavoz de AENA, que hace hincapi¨¦ en que que se trata de 'un problema puntual'. El portavoz subraya que muchos de los hu¨¦spedes nocturnos de Barajas son viajeros, 'extranjeros de pa¨ªses lejanos' que han perdido el avi¨®n o a quienes han dejado colgados quienes ten¨ªan que venir a buscarlos.
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