Dolor animal
La idea de que los animales sufren, y pueden tener miedo o angustia como los humanos, ha llevado a que 600.000 ciudadanos espa?oles presenten en el Congreso una petici¨®n para que la tortura infligida a los animales sea contemplada como delito en el C¨®digo Penal. Por su parte, IU present¨® el viernes una proposici¨®n para tipificar el maltrato a los animales como delito o falta.
El detonante ha sido la brutal mutilaci¨®n de 15 perros cometida en Tarragona en noviembre pasado, pero hay muchos otros casos todos los a?os. Espa?a ha logrado erradicar algunas de sus tradiciones m¨¢s crueles con los animales, pero persisten otras y han surgido algunas nuevas, como el abandono masivo de gatos y perros cuando han dejado de ser un juguete para la familia o se convierten en un objeto molesto ante los desplazamientos vacacionales.
Los animales no tienen derechos en sentido estricto como los humanos, pero tienen derecho a que se les trate con humanidad, especialmente aquellos que viven en el entorno del hombre y le sirven de compa?¨ªa y ayuda. A un animal no se le puede quitar la vida porque a alguien, aunque sea su due?o, le apetezca hacerlo; no se le puede mutilar porque s¨ª o hacerle sufrir innecesariamente. En la sociedad humana est¨¢n extendidas muchas formas de maltrato a los animales que deben ser repudiadas, y castigadas: la mayor parte de estas pr¨¢cticas pueden tener una sanci¨®n gubernativa, pero algunas, extremas por su crueldad y arbitrariedad, deber¨ªan poder ser perseguidas penalmente.
El amor a los animales es una especie de trasunto del amor por los humanos. Y aunque es cierto que hay pueblos que caen en la perversa hipocres¨ªa de tratar peor a sus ni?os que a sus perros, no resulta extravagante afirmar que, en general, quienes maltratan a los animales, les torturan y les someten a sufrimientos innecesarios, est¨¢n a s¨®lo un paso de hacer lo propio con sus semejantes. Los pa¨ªses m¨¢s civilizados han plasmado ya en sus leyes compromisos relativos a las relaciones con los animales. Fundamentalmente, obligarse a tratarlos como miembros de la especie a la que pertenecen, lo que implica extender a todos ellos el derecho humano a no ser torturados ni f¨ªsica ni ps¨ªquicamente. Por supuesto, que el civismo no es una virtud que se alcanza a golpe de reformas del C¨®digo Penal, pero hay algunos comportamientos que no pueden esperar a la entrada en raz¨®n de quienes los practican para que sean perseguidos desde la ley.
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