Un tesoro bajo el Estrecho
Brit¨¢nicos y estadounidenses buscan el bot¨ªn de un barco hundido en 1694
De los 500 marinos y soldados que viajaban en el barco, s¨®lo dos se salvaron de morir en la odisea. El Sussex formaba parte de una flotilla brit¨¢nica enviada al Mediterr¨¢neo para frenar, tambi¨¦n all¨ª, la ambici¨®n expansionista de Luis XIV, el Rey Sol. El monarca, que disimulaba su baja estatura con tacones pero se consideraba elegido por Dios para liderar el mundo, convirti¨® a Francia en la gran potencia militar de Europa camino de su so?ada supremac¨ªa universal.
Varios aliados de Londres, entre ellos Espa?a, usaron el Sussex como algo m¨¢s que un barco de guerra: le dieron a su capit¨¢n un tesoro en monedas de oro y plata que pretend¨ªa servir para comprar la lealtad del duque de Savoy, el peque?o territorio en el sureste de Francia del que depend¨ªa la comunicaci¨®n por tierra hacia Par¨ªs.
La cantidad de oro y plata almacenada en sus bodegas equivaldr¨ªa a 4.600 millones de euros
Pero el barco se hundi¨® en el estrecho de Gibraltar. En 1694, una mala tormenta llev¨® al fondo del mar al buque con sus 500 hombres y sus 80 ca?ones. El cuerpo del almirante, sir Francis Wheeler, apareci¨® en una playa de Gibraltar todav¨ªa vestido con una camisola de dormir. El tesoro, si exist¨ªa, se perdi¨®. El duque nunca recibi¨® el dinero y con ello se disip¨® su fr¨¢gil apoyo en contra de Francia, lo que en buena medida alter¨® el devenir de la historia posterior.
Documentos de los archivos brit¨¢nicos avalan la teor¨ªa de que el barco viajaba con un cargamento de un mill¨®n de libras esterlinas. Convertida a los par¨¢metros actuales, la cantidad equivaldr¨ªa a 10 toneladas de oro y 100 toneladas de plata, es decir, 4.600 millones de euros. Seg¨²n el peri¨®dico The New York Times, una empresa de EE UU cree haber encontrado el lugar en el que est¨¢ el cofre del tesoro: en Espa?a, en la zona comprendida entre la playa de Sotogrande, en San Roque (C¨¢diz) y Estepona (M¨¢laga).
La empresa Odyssey Marine Exploration, una compa?¨ªa de Tampa (Florida) que trabaja con el Gobierno brit¨¢nico en la recuperaci¨®n de restos arqueol¨®gicos, ya ha sacado a la superficie los primeros restos del Sussex. 'Estamos resucitando la historia', dice el director de operaciones de la compa?¨ªa. Si el tesoro aparece se entender¨¢, efectivamente, un cap¨ªtulo oscurecido hace 300 a?os. Pero tambi¨¦n saldr¨¢ a la superficie una fortuna incomparable que desatar¨¢ el inevitable debate sobre su propiedad.
?Es el dinero de quien lo encuentra?, como pretende con cierta justicia la empresa privada que financia la b¨²squeda. ?Es de quien lo puso en el barco -la Corona brit¨¢nica-, o de quien lo tiene quiz¨¢ frente a sus costas -Espa?a-?
Con las t¨¦cnicas y los artilugios modernos es relativamente sencillo recuperar restos de barcos hundidos en las ¨²ltimas d¨¦cadas e incluso remontarlos a la superficie. Pero es mucho m¨¢s complicado -y costoso- cuando el fondo del mar ha tenido 300 a?os para desmembrar y enterrar los restos del naufragio. Si la excavaci¨®n est¨¢ a casi 800 metros de profundidad, como ocurre en este caso, incluso parece atrevido garantizar que el barco en cuesti¨®n sea el Sussex. Sin embargo, el Ministerio de Defensa brit¨¢nico est¨¢ convencido de que los restos recuperados pertenecen a ese nav¨ªo hist¨®rico.
Pero los trabajos que la firma americana llev¨® a cabo a finales del pasado a?o en las aguas espa?olas donde se encontr¨® la fragata han provocado cierto malestar entre los responsables de la Junta de Andaluc¨ªa, que reclamaron una explicaci¨®n del Gobierno sobre las labores que se estaban realizando en la costa andaluza. El conflicto entre las administraciones central y auton¨®mica se inici¨® cuando agentes del Servicio Mar¨ªtimo de la Guardia Civil solicitaron a los cient¨ªficos americanos los permisos para poder realizar los trabajos que ven¨ªan ejecutando en aguas espa?olas para intentar reflotar el tesoro del Sussex. Al comprobar los agentes que los t¨¦cnicos americanos pose¨ªan toda la documentaci¨®n pertinente, remitida por el Gobierno espa?ol, la Junta de Andaluc¨ªa mostr¨® su malestar al no haber sido informada del hallazgo del barco. Finalmente, el enfrentamiento se sald¨® con una disculpa.
Odyssey se conforma con poder montar un museo de restos arqueol¨®gicos y explotar de alguna manera los derechos de imagen del hallazgo. El Reino Unido se quedar¨ªa con todo lo que fuera econ¨®micamente valioso o hist¨®ricamente apreciable. Pero, de momento, los robots submarinos todav¨ªa no han encontrado el cofre del tesoro.
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