'Ahora hago de actor en un 'reality show' sobre literatura latinoamericana'
Rodolfo Enrique Fogwill (Buenos Aires, 1941) pasea por las calles de Madrid, y pregunta delante de un coche un tanto destartalado: '?Cu¨¢nto cree que costar¨¢ aqu¨ª tal como est¨¢?'. Y barrunta una cifra en euros. S¨ª, podr¨ªa ser. Cuenta que hace poco vendi¨® en Argentina el ¨²ltimo de los coches que le quedaban. Un deportivo. Lo hizo por la cuarta parte del valor de las distintas piezas que hab¨ªa ido incorporando en su interior.
Es su manera de ventilar la catastr¨®fica situaci¨®n que atraviesa en estos momentos su pa¨ªs. Fogwill es un caj¨®n de sorpresas. No s¨®lo su literatura es una de las m¨¢s originales de cuantas se escriben en estos momentos, aqu¨ª y all¨¢, en ¨¦sta y en otras lenguas. Es que ¨¦l mismo desborda las coordenadas dentro de las que, para cualquier mortal, se mueve un escritor. Comenz¨® siendo soci¨®logo, y luego se convirti¨® en investigador de mercados, audiencias y opini¨®n p¨²blica. Hab¨ªa estado un tiempo enredado con la guerrilla, y luego pas¨® una larga ¨¦poca enganchado a la coca¨ªna. Ha hecho mucha publicidad. Tambi¨¦n estuvo en prisi¨®n. Tiene cinco hijos. Vivi¨® con varias mujeres.
'S¨®lo me importa escribir. Tal vez escribo porque busco la verdad'
'Trabajo actualmente de asesor en una empresa chilena de golosinas', explica. 'Aunque, la verdad, ahora hago de actor en un reality show que ha montado Random House Mondadori sobre literatura latinoamericana. Me han tra¨ªdo a Espa?a como una atracci¨®n ex¨®tica en un pa¨ªs que ya no tiene literatura'.
Preciso y contundente
As¨ª es Fogwill, contundente en sus diagn¨®sticos, infatigable conversador sobre las cuestiones m¨¢s variadas de este mundo y absolutamente preciso cuando calcula los precios de los coches (y de otro mont¨®n de cosas). El reality show sobre el que bromea lo ha tra¨ªdo a Madrid para contar En otro orden de cosas, la novela que acaba de publicar en Mondadori.
Literatura inclasificable, m¨¢s que novela en un sentido decimon¨®nico. Cada uno de sus cap¨ªtulos est¨¢ titulado con un a?o, de 1971 a 1982, y podr¨ªa leerse como una cr¨®nica at¨ªpica de la historia argentina de esos a?os. Fog-will comenta: 'La escrib¨ª de un tir¨®n, y luego la divid¨ª en cap¨ªtulos'. Se le pregunta entonces sobre el sentido de esa divisi¨®n, sobre su estructura, sus resonancias hist¨®ricas, su estilo y sus obsesiones. 'No me importa nada de todo eso', dice rotundamente. ?Entonces? 'S¨®lo me importa escribir. Cuando uno est¨¢ follando, no anda pregunt¨¢ndose sobre diversas cuestiones, simplemente disfruta'.
En otro orden de cosas pone en escena distintas relaciones humanas sobre el tel¨®n de fondo de una ciudad, Buenos Aires. Las referencias concretas a la historia argentina son m¨ªnimas y, por tanto, la ciudad adquiere una condici¨®n abstracta que la convierte en un paisaje familiar para cualquier habitante de este tiempo. Las actividades clandestinas de un grupo de izquierdas, los proyectos megal¨®manos de una gran obra, la trama de una empresa impersonal: una sucesi¨®n de ¨¢mbitos, con sus personajes y sus historias, propios de esta ¨¦poca desbocada.
?Hay, tal vez, algo de J¨¹nger en este libro? 'Seguramente', dice Fogwill. 'Est¨¢, por lo menos, esa idea que desarroll¨® el autor de El trabajador, y que revela que basta con convencer a la gente de que lo que hace tiene sentido para que la tengas atrapada'.
'Todo queda dividido entre los fuertes, gozosos de su fuerza, una suerte de capitanes de la industria salidos de un sue?o de los nazis, y los d¨¦biles que se entregan a vivir como budistas extasiados en la adoraci¨®n de su propia insignificancia', escribe Fogwill en este libro (anteriormente ha publicado en Espa?a Cantos de marineros en La Pampa y La experiencia sensible, ambos en Mondadori).
Y de vuelta al oficio de escribir. Fogwill coge uno de sus libros de poes¨ªa, abre cualquier p¨¢gina. Recita unos versos en los que dialogan unos peces: 'y nadaremos siempre / en nuestro todo / sin saber nada / sin poder nada / sin querer nada / puro nadar, / nosotros?'. Y comenta: 'S¨ª, tal vez escribo porque busco la verdad. Pero eso no lo ponga, que en estos tiempos suena conservador'.
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