El campus de la justicia
El autor defiende la implantaci¨®n de un Palacio de Justicia en cada distrito y es contrario a la centralizaci¨®n de los juzgados.
La primera vez que escuch¨¦ a la ex ministra Mariscal de Gante hablar de la 'ciudad de la justicia', pens¨¦, dadas las connotaciones de su apellido, que hab¨ªa vuelto aquella moda del tardo franquismo que consist¨ªa en buscar nombres rimbombantes para las cosas sencillas, como el intento, hoy felizmente desechado, de que los hospitales fueran 'ciudades sanitarias' o las c¨¢rceles 'centros penitenciarios', vamos, como si una cosa o la otra fueran aut¨¦nticos balnearios.
El presidente Ruiz-Gallard¨®n, m¨¢s moderno, pero quiz¨¢ no por ello menos conservador que la ex ministra, ha inventado un nuevo t¨¦rmino para designar el mismo fen¨®meno: el 'campus de la justicia'. Uno se imagina - a diferencia l¨®gicamente de la 'ciudad'- un espacio agradable, silencioso, lleno de verde, sin coches, con sus facultades de lo Social, lo Contencioso-Administrativo, lo Penal o la Vigilancia Penitenciaria y a los justiciables paseando alegremente con sus abogados.
Pero hete aqu¨ª que mientras se discut¨ªa, incluso en sede parlamentaria, cu¨¢l fuera el mejor sitio para ubicar el 'campus de la justicia' -que, inevitablemente, por su evocaci¨®n universitaria parece que deba estar alejado del ruido y de la poluci¨®n y situado, como su nombre indica, en medio del campo-, viene el se?or juez decano de los de Madrid y afirma con rotundidad (El PA?S, 10 de febrero) que el susodicho 'campus' debe estar en el centro de la ciudad y bien comunicado. ?Pues como no lo pongan en el Retiro, no les caben las facultades!
Para alguien que es ajeno al mundo de la justicia, parece que entrar a decir algo sobre este problema exige pens¨¢rselo dos veces y no me hubiera atrevido si no fuera porque el tema inevitablemente est¨¢ de actualidad y la idea que voy a exponer creo que no se refiere estrictamente a los problemas de la justicia, m¨¢s bien trata de cual sea nuestra concepci¨®n de la ciudad y el funcionamiento de los servicios p¨²blicos. Pues bien, desde ese punto de vista, la centralizaci¨®n de todos los ¨®rganos judiciales de Madrid en un solo lugar, necesariamente alejado, constituye un perfecto disparate.
Frente a la 'ciudad' o al 'campus', que tanto da, las m¨¢s modernas, comprobadas y parece que eficaces t¨¦cnicas de gesti¨®n p¨²blica, insisten hoy en un aspecto que es todo lo contrario de lo que se proponen nuestros gobernantes, es decir, la desconcentraci¨®n y la autonom¨ªa frente a la concentraci¨®n y la uniformidad. Y ello tiene que ver, c¨®mo no, con la concepci¨®n de una ciudad como Madrid, que no puede ser entendida, en materia de justicia -como en tantas otras-, como uno m¨¢s de los partidos judiciales en que se divide el territorio espa?ol. Estamos tratando de un partido judicial con cerca de tres millones de habitantes, y con una t¨¦cnica legislativa que muestra nuestra obcecaci¨®n; le damos el mismo tratamiento que al partido judicial de Orgaz, en la provincia de Toledo.
?No se pod¨ªa pensar en una peque?a modificaci¨®n del art¨ªculo 30 de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, de forma tal que en las ciudades, a partir de un determinado n¨²mero de habitantes, los partidos judiciales coincidieran no con el municipio, sino con los distritos municipales en que el Ayuntamiento tiene dividida la ciudad? Imag¨ªnense la diferencia: ya no tendr¨ªamos que pensar en el 'campus de la justicia', sino en un Palacio de Justicia -como siempre se han llamado- en cada uno de los distritos municipales.
Claro que esto exige una concepci¨®n distinta de la ciudad a la que tiene el PP, si es que tiene alguna. Pero la propuesta que formulo no deber¨ªa asustarle pues, sin duda, est¨¢ basada en las m¨¢s modernas y neoliberales f¨®rmulas de gesti¨®n de los asuntos p¨²blicos.
La planta del partido judicial de Madrid est¨¢ constituida por 65 juzgados de Primera Instancia, 46 de Instrucci¨®n, 5 del Registro Civil, 27 de lo Penal, 37 de lo social, 3 de vigilancia penitenciaria, 4 de menores y 6 de lo Contencioso-Administrativo, m¨¢s el juez decano, seg¨²n la web del Consejo del Poder Judicial.
Se imaginan la diferencia en el tratamiento de los problemas de la justicia, si a Latina, el distrito municipal m¨¢s poblado, le asign¨¢ramos como a la ciudad de Granada, de id¨¦ntica poblaci¨®n, sus 12 juzgados de Primera Instancia y sus 8 juzgados de Instrucci¨®n y los dem¨¢s que les correspondieran de los otros ¨®rdenes; a Retiro, que viene a ser como Tarragona, sus 10 de Primera Instancia e Instrucci¨®n y sus 4 de lo Penal, o a Vic¨¢lvaro, que tiene los mismos habitantes que Huesca, sus 3 juzgados de Primera Instancia e Instrucci¨®n y su juzgado Penal, y adem¨¢s los situ¨¢ramos f¨ªsicamente en el distrito correspondiente, en un lugar apropiado y con la suficiente dotaci¨®n. A lo mejor con esta f¨®rmula ser¨ªa pensable hablar de los juicios r¨¢pidos, y del procedimiento predominante oral de que habla nuestra Constituci¨®n. Tambi¨¦n habr¨ªa que acomodar las comisar¨ªas de polic¨ªa a esta distribuci¨®n territorial, cosa no lograda del todo a pesar del loable intento del se?or N¨²?ez Morgades, y todos los manuales dicen que, de esta forma, cuando los polic¨ªas y los jueces tengan perfectamente acotado y descentralizado el territorio de los delitos que deben perseguir la colaboraci¨®n, puede ser mucho m¨¢s f¨¢cil y la eficacia de la actuaci¨®n mucho mayor.
Ignoro si esta soluci¨®n que propongo tiene otros inconvenientes que no se me alcanzan. Desde luego, habr¨ªa 21 juzgados de guardia cada d¨ªa y no tres o cuatro como ahora. Pero se cumplir¨ªa aquel aforismo de 'acercar la justicia al justiciable', se ordenar¨ªa mucho m¨¢s razonablemente la ciudad para los ciudadanos -no s¨¦ si tambi¨¦n para los abogados y procuradores- y permitir¨ªa que cuando a uno le citan de testigo pudiera acudir al ¨®rgano judicial andando desde su casa.
Pero si de lo que se trata no es arreglar los problemas de la justicia, sino de tener motivo para hacer alg¨²n otro t¨²nel para llevar a los miles de funcionarios, letrados y ciudadanos de donde viven a un lugar suficientemente alejado, tambi¨¦n podr¨ªan pensar en el AVE, que va m¨¢s r¨¢pido, y sacar el 'campus' a Aranjuez y dar entradas gratis para el Palacio Real.
?Un Palacio de Justicia en cada distrito! Se imaginan qu¨¦ disparate para los que gobiernan el municipio y la Comunidad. Pues s¨ª, se?ores, algunos queremos poder ir andando y no s¨®lo al Palacio de Justicia, que lo frecuentamos poco, sino a m¨¢s sitios. Supongo que contestar¨¢n: reivindicaci¨®n denegada, y d¨¦ usted gracias de que no le procesen por meterse donde no le llaman.
Francisco Ramos Fern¨¢ndez-Torrecilla es funcionario del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado.
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