Las analog¨ªas peligrosas

Notre ami Ben Ali, un libro de Jean-Pierre Tuquoi (periodista de Le Monde experto en el Magreb) sobre el r¨¦gimen tunecino publicado en 1999, rend¨ªa con su t¨ªtulo un homenaje c¨®mplice a la obra de Gilles Perrault Nuestro amigo el Rey (Plaza & Jan¨¦s, 1991), sombr¨ªo retrato de la compleja personalidad de Hasan II y de su larga estancia en el poder. Si esos dos libros levantaron un gran esc¨¢ndalo, la incursi¨®n de Tuquoi en territorios hasta ahora ignotos de la pol¨ªtica marroqu¨ª ha tenido efectos iguales o superiores.

La muerte de Hasan II en julio de 1999, despu¨¦s de 38 a?os de reinado, y el acceso al trono del pr¨ªncipe heredero Mohamed VI suscitaron en Marruecos esperanzas comparables a las despertadas en Espa?a por la coronaci¨®n de Juan Carlos I despu¨¦s de 39 a?os de dictadura. La transformaci¨®n del reino alau¨ª en una monarqu¨ªa parlamentaria democr¨¢tica y la construcci¨®n de un Estado de derecho capaz de garantizar las libertades individuales tomaron como modelo a la transici¨®n espa?ola. Seg¨²n esa optimista apuesta, si Juan Carlos I, designado sucesor por Franco como rey de la monarqu¨ªa del 18 de julio, hab¨ªa renunciado voluntariamente a las prerrogativas autoritarias recibidas del dictador para abrir el camino en la Espa?a de los setenta a una democracia representativa, Mohamed VI estaba llamado a desempe?ar en el Marruecos del siglo XXI id¨¦ntico papel: dos j¨®venes reyes, separados por 14 kil¨®metros de mar y 25 a?os de historia, habr¨ªan recibido el mismo encargo de clausurar el r¨¦gimen autoritario legado por sus antecesores.

Las analog¨ªas, sin embargo, deben ser manejadas con el mismo cuidado que la nitroglicerina, m¨¢xime cuando se aplican a dos pa¨ªses tan pr¨®ximos geogr¨¢ficamente pero tan distantes en otros aspectos: la elevada tasa de analfabetismo de Marruecos (cercana al 50%) y su baja renta per c¨¢pita (Espa?a la decuplica con desahogo) dan una idea de esas diferencias econ¨®micas, sociales y culturales. El ¨²ltimo rey. Crep¨²sculo de una dinast¨ªa es un desalentador relato del desinflamiento de unas expectativas que nunca tuvieron, a juicio de Tuquoi, base s¨®lida: si el presidente Giscard acert¨® al respaldar a don Juan Carlos en 1975, el presidente Chirac se equivoc¨® al apadrinar al pr¨ªncipe heredero en 1999. El libro maneja informaciones facilitadas de manera confidencial por fuentes de Palacio. Los sistemas cerrados de poder no dejan m¨¢s salida a los investigadores que el recurso a los m¨¦todos tradicionales de la vieja kremlinolog¨ªa si quieren descubrir las noticias censuradas, conocer el funcionamiento de los mecanismos de toma de decisiones y sacar a la luz los cr¨ªmenes cometidos desde el poder.

Tuquoi es consciente de los peligros que acechan a ese procedimiento. En ocasiones, la b¨²squeda de respuestas a los enigmas, que obliga a 'explorar la parte m¨¢s oscura de un mundo que repele la luz', corre el riesgo de caer 'en esa especie de agujeros negros que Palacio sabe crear'. A fin de evitar las intoxicaciones, el investigador necesita contar con experiencia suficiente sobre la materia, rigor para seleccionar los testimonios y prudencia al avanzar las conjeturas. Por lo dem¨¢s, el sofocante ambiente de Palacio durante el largo reinado de Hasan II, crucial para comprender el car¨¢cter de su pr¨ªncipe heredero, s¨®lo puede ser reconstruido con la ayuda de esas fuentes inverificables por terceros.

El excelente ep¨ªlogo de Ignacio Cembrero -periodista de El PA?S especialista en cuestiones del Magreb- se ocupa de las tensiones sufridas por las relaciones entre esos dos 'vecinos alejados' tras la subida al trono de Mohamed VI. El equivocado manejo de la complicada agenda que forman la postura del Gobierno espa?ol sobre el conflicto del S¨¢hara, la inmigraci¨®n ilegal de marroqu¨ªes (4.000 ahogados en el Estrecho desde 1996 y 15.000 detenidos en territorio espa?ol en el a?o 2000), la soterrada reivindicaci¨®n de Ceuta y Melilla, el fracaso de las negociaciones para la renovaci¨®n del acuerdo pesquero con la UE y el tr¨¢fico de drogas culmin¨® simb¨®licamente el pasado octubre con el llamamiento a consultas por Rabat de su embajador en Madrid.