El alcance de la quimera

El escritor mexicano Ignacio Padilla ha publicado 12 cuentos irreprochables: Las ant¨ªpodas y el siglo. Resulta curioso, adem¨¢s de harto elogiable, que un libro cuya hechura argumental, incluso ret¨®rica, convoca nombres cl¨¢sicos de la literatura breve nos siga pareciendo hasta el final de su lectura enormemente gratificante y singular. Es evidente que el autor de Amphitryon ha sumado a cada una de sus 12 piezas una dimensi¨®n metaf¨®rica, pero no sin antes haber garantizado que cada una de ellas encendieran la imaginaci¨®n y el placer de los lectores. Este mecanismo de conjunci¨®n de lo l¨²dico y lo moral est¨¢ en la base de la obra cuent¨ªstica de los grandes maestros del g¨¦nero, desde Kipling hasta Calvino o Borges. Padilla sigue esa estela. Dir¨ªa, casi, que juega con ella, que usufruct¨²a sus logros rozando la peligrosa tentaci¨®n del pastiche, a la que con gran pericia nunca cede. Los territorios f¨ªsicos que abundan en Las ant¨ªpodas y el siglo son ex¨®ticos. Su suelo lejano, alejado de la metr¨®poli -generalmente Londres u otra capital de las Islas Brit¨¢nicas-, define el alcance de la locura, la quimera o el af¨¢n incomprendido de sus m¨²ltiples protagonistas o narradores llenos de asombro. Son 12 relatos anclados generalmente en el pasado, en ese pasado que plasmaron como su presente Kipling o Stevenson. Dije m¨¢s arriba territorios ex¨®ticos, y deber¨ªa agregar tambi¨¦n algo marm¨®reos y refractarios al calor de alguna existencia concreta, como ocurre en el cuento Apuntes de bal¨ªstica, un ejercicio de precisi¨®n descriptiva y razonamiento l¨®gico con ese fondo de pintura de De Chirico, muy en la l¨ªnea de la narrativa del escritor italiano Dino Buzzati. En un cuento como Darjeeling aflora enseguida una ¨ªnfima deuda que Padilla contrae con Borges al recrear el tema de la traici¨®n; la pieza tiene esa ir¨®nica trascendencia de los cuentos del maestro argentino. De Kipling, algunos relatos tienen no solamente esa atm¨®sfera colonialista, sino fundamentalmente esa sensaci¨®n de absurdo (a veces tambi¨¦n algo kafkiana) con que est¨¢ insuflado esa maravilla de la literatura universal que es El hombre que pudo reinar. Los personajes de estos relatos del autor mexicano basculan entre la realidad que los expulsa misteriosamente y el deseo que los conduce hacia un enigma indescifrable, o hacia un abismo incomunicable, como sucede en esa pieza perfecta que es Bestiario m¨ªnimo, que el mism¨ªsimo Lovecraft hubiera celebrado. En resumen, Ignacio Padilla ha resuelto con excelencia un desaf¨ªo literario de fuste, transitando por donde lo hicieron antes algunos maestros de la ficci¨®n m¨¢s extrema. De eso se trataba. De hacer ficci¨®n pura y hablarnos de un c¨²mulo de aventuras tan extraordinarias como desoladamente fallidas.