De Padua a Venecia por la Italia medieval
La ribera del r¨ªo Brenta revela un brillante fermento de arte y cultura
El coraz¨®n antiguo de Padua se abre de plaza en plaza: piazza delle erbe (es decir, de las verduras), de la fruta, de los se?ores, de la catedral..., donde a¨²n pueden contemplarse escenas del pasado. Es madrugada: un hombre sale del fondo de una callejuela, tirando de un carrito, a rebosar de hortalizas y frutas, que a duras penas pasa por los callejones m¨¢s angostos, hechos, se dir¨ªa, s¨®lo para peatones. De aqu¨ª y all¨¢ llegan otros vendedores, todos hacia el mismo lugar. Es un rito que se cumple, siempre igual y diferente, desde al menos ocho siglos, aqu¨ª en la plaza del mercado. No han cambiado los colores ni los gritos.
Si desde las galer¨ªas del palacio de la Raz¨®n, del siglo XIII, nos asomamos a este escenario popular, donde las voces se alzan en dialecto, nos damos cuenta de que en la Edad Media todo estaba al lado de todo: fuera, los tenderetes; dentro, las salas de los tribunales. Con los jueces sentados en los esca?os, bajo la figura de un animal simb¨®lico, representada en las paredes del grandioso sal¨®n, enteramente pintado en 1425 con un ciclo astrol¨®gico dividido en centenares de escenas de la vida humana. En la piedra del vituperio, todav¨ªa visible, dejaban la ropa los deudores insolventes: la intervenci¨®n de san Antonio hab¨ªa logrado que la pena de muerte para ellos fuera sustituida por la verg¨¹enza de desnudarse en p¨²blico, s¨ªmbolo y principio de la privaci¨®n de sus bienes y derechos.
Durante la Edad Media, Padua ambicionaba rivalizar en las artes con Florencia. Giotto acudi¨® a principios del Trescientos para pintar la vida de Jes¨²s en 36 paneles de una capilla palaciega
El embarcadero de Porta Portello brinda la oportunidad de tomar una motonave, el popular Burchiello, para navegar hasta Venecia a lo largo de la ribera del Brenta, con moradas tan suntuosas como La Malcontenta, una de las joyas de Andrea Palladio, o como Villa Pisani, con un fresco de Giovan Baptista Tiepolo
Porque desde que san Antonio se estableci¨® en Padua en 1230 la ciudad ya no fue la misma. La predicaci¨®n del religioso, primero agustino, al fin franciscano, marc¨® un antes y un despu¨¦s en todas las conciencias. Para los paduanos de ayer y de hoy es el Santo, sin m¨¢s. ?Pobre san Prosd¨®cimo, pobre santa Justina! En realidad, son ellos los patrones de Padua: pero, frente a la fama del frailecillo venido de Lisboa, han debido resignarse. ?l es el santo de todos los milagros posibles, representados por Donatello en los bajorrelieves de bronce del altar mayor, en la bas¨ªlica a ¨¦l dedicada. 'San Antonio de la barba blanca, haz que encuentre lo que me falta', dice uno cuando busca algo. (As¨ª recuper¨® Claudio Scimone, director de los Solistas V¨¦netos, la partitura que parec¨ªa perdida minutos antes de comenzar un concierto en Nueva York).
En la bas¨ªlica rom¨¢nico-g¨®tica, gente de todas las partes del mundo hace cola para tocar la tumba del santo, pedirle gracias y curiosear sus reliquias (la lengua y las cuerdas vocales, intactas hasta la fecha); y, luego, para admirar, en la plaza contigua, la estatua ecuestre de Gattamelata, un bronce de Donatello, y, en el interior, la capilla de Santiago de Compostela (m¨¢s tarde, de San F¨¦lix), alrededor del a?o 1370 decorada por Altichiero con escenas de la batalla de Clavijo y un Consejo de la corona en que aparece ni m¨¢s ni menos que Francesco Petrarca.
La Padua medieval bull¨ªa en fermentos de arte y cultura. El humanismo empez¨® por el inter¨¦s que los autores cl¨¢sicos despertaban en un pu?ado de juristas y funcionarios de la ciudad. En la sede universitaria de palacio del Bo, todav¨ªa en funciones, la infinidad de escudos nobiliarios pintados sobre el pasillo del patio o colgados en el aula magna testimonia el trasiego de estudiantes italianos y extranjeros. Fundada antes de 1222, la universidad cede en veteran¨ªa s¨®lo a Bolonia, de donde proven¨ªan algunos alumnos y profesores huidos por disensiones internas y que aqu¨ª, salvo en inevitables par¨¦ntesis represivos, hallaron un adecuado clima de autonom¨ªa y libertad. Los escolares no s¨®lo eleg¨ªan a sus profesores, sino tambi¨¦n al rector (el primero de quien se tiene noticia fue un espa?ol, el obispo Gonzalvo); los estudiantes de otras religiones no ten¨ªan que abjurar de su fe; y aqu¨ª por primera vez en el mundo obtuvo la licenciatura una mujer: la noble joven Elena Lucrezia Cornaro Piscopia.
No sorprende que el prestigio universitario de Padua est¨¦ constelado a lo largo de los siglos por nombres tan ilustres como los del f¨ªsico Pedro de Abano, el anatomista Vesalio, el fil¨®sofo Pomponazzi, Galileo (a¨²n se exhibe la c¨¢tedra o p¨²lpito desde donde ense?¨® 18 a?os), hasta llegar en nuestros d¨ªas al maestro de ling¨¹istas Gianfranco Folena (cuyo c¨ªrculo filol¨®gico sigue animando Pier Vincenzo Mengaldo) o la gran hispanista Margherita Morreale.
Durante la Edad Media, Padua ambicionaba rivalizar en las artes con Florencia. Giotto fue llamado a principios del Trescientos por Enrico Scrovegni para pintar la capilla de su palacio, que levant¨® protestas por la ostentaci¨®n de poder y riqueza. En 36 paneles, dispuestos en tres filas sobre las paredes laterales, se narran ah¨ª los episodios salientes de la vida de Jes¨²s, transfigurada por el color. En el fondo, de un azul a?il que vino a sustituir al oro de las tablas de la ¨¦poca, se destacan las dimensiones m¨ªsticas de Cristo. Pero, aun haciendo abstracci¨®n del color, la representaci¨®n en s¨ª no perder¨ªa ni eficacia ni sugesti¨®n: tal es el poder del pincel.
Homenaje a un humanista
Padua est¨¢ llena de im¨¢genes de Petrarca. Adem¨¢s de hacerlo en la bas¨ªlica, Altichiero lo retrat¨® en el Oratorio de San Jorge y en una soberbia miniatura, y otro pintor en la Sala de los Gigantes del Liviano, cuyo programa iconogr¨¢fico dise?¨® el propio humanista. Es un justo homenaje. Desde 1349 Petrarca, que ocupaba all¨ª una canonj¨ªa (en todos los sentidos de la palabra), escribi¨® en la ciudad o en su campi?a muchas de las mejores p¨¢ginas de su madurez y su ancianidad, en limpios versos toscanos y, sobre todo, en espl¨¦ndida prosa latina. Los ¨²ltimos a?os apenas sali¨® de la propiedad que Francesco de Carrara le hab¨ªa regalado a veinte kil¨®metros, en el pueblecito de Arqu¨¤, sobre el bell¨ªsimo panorama de las colinas Eug¨¢neas. Pero el escritor no quiso que su estudio diera al paisaje, para no distraerse de la lectura y la creaci¨®n... Ah¨ª le pill¨® la muerte en 1374 y ah¨ª yace en un sepulcro de m¨¢rmol frente a la iglesia.
Con todo, la contribuci¨®n m¨¢s duradera de Padua a la memoria de Petrarca no es la conservaci¨®n de los lugares en que habit¨® ni de las im¨¢genes de Altichiero, sino la labor de un fil¨®logo genial, paduano y bien paduano, Giuseppe Billanovich (1913-2000). A ¨¦l y a su escuela, en efecto, se debe un n¨²mero impresionante de ediciones y estudios que han renovado desde las ra¨ªces nuestra comprensi¨®n de la vida y la obra del gran hombre de letras y de su crucial aportaci¨®n a la cultura europea. Asimismo a ¨¦l y a su hermano Guido se remonta la fundaci¨®n de la editorial Antenore (felizmente heredada al cabo por la romana Salerno), que incorpor¨® a su cat¨¢logo los t¨ªtulos m¨¢s importantes de la bibliograf¨ªa petrarquesca aliando el rigor intelectual y la perfecci¨®n formal, a veces vigilada por el mism¨ªsimo Giovanni Mardesteig, el mayor tip¨®grafo de la Italia contempor¨¢nea.
Templetes y escalinatas
El viajero que d¨¦ un salto a Arqu¨¤ har¨¢ bien en pasear los jardines de Villa Barbarigo, en Valsanzibio: quince hect¨¢reas de verde entre ochocientas plantas de setenta y seis especies, setenta estatuas, fuentes, pilas, templetes, escalinatas, juegos de agua y un laberinto de un kil¨®metro y medio, entre setos de boj, que proponen un itinerario an¨¢logo a la comedia dantesca, desde la 'selva oscura' a la fuente del ?xtasis, de la oscuridad a la luz, del pecado a la salvaci¨®n, descubriendo el valor del tiempo.
De vuelta hacia la ciudad, la fortificaci¨®n de Mons¨¦lice custodia la colecci¨®n de armas del conde Cini, con extraordinarias piezas espa?olas del siglo XVII, como la espada de hoja d¨®cil firmada en la mediaca?a: 'Hecho en Toledo. Juan Santos y Mart¨ªnez'.
Nuevamente en Padua, el embarcadero de Porta Portello brinda la oportunidad de tomar una motonave o un burcio beo, el popular Burchiello (originariamente, barcaza bella), para navegar hasta Venecia a lo largo de la ribera del Brenta, con moradas tan suntuosas como La Malcontenta, una de las joyas de Andrea Palladio, o como Villa Pisani, en cuya sala de baile Giovan Baptista Tiepolo se esmer¨® en pintar su ¨²ltimo fresco antes de dejar Italia por Madrid, donde muri¨® en 1770. Los exteriores de esas residencias de verano de la aristocracia veneciana eran a menudo pol¨ªcromos: cuando los austriacos impusieron un impuesto sobre el lujo, muchos propietarios los hicieron cubrir con una mano de cal.
El Burchiello se desliza entre puentes giratorios y compuertas. Luego, de improviso, las aguas dulces del Brenta se adentran en las salobres de la laguna, hasta mudar de naturaleza. Cambian los olores, se nota un fuerte viento de mar. Enfilamos el rumbo hacia San Marcos. Desde esta perspectiva, a la luz ¨²nica del ocaso, Venecia parece surgir de las aguas como reci¨¦n hecha aposta para el viajero.
EL ESPLENDOR RENOVADO DE GIOTTO
NUEVE MESES despu¨¦s del comienzo de los trabajos, un equipo de 35 restauradores da los ¨²ltimos toques a los frescos, de un azul profundo con estrellas doradas, que cubren la b¨®veda de la capilla de los Scrovegni en Padua, considerados la obra cumbre del artista toscano Giotto di Bondone (1267-1337). La capilla, tambi¨¦n llamada de l'Arena por la cercan¨ªa del anfiteatro romano, reabrir¨¢ sus puertas al p¨²blico el pr¨®ximo 18 de marzo tras concluir la fase final de su restauraci¨®n, iniciada en junio de 2001, tras 20 a?os de estudios preparatorios y con un coste de 1,8 millones de euros. Los frescos, que cubren por entero la ¨²nica nave de la peque?a iglesia (900 metros cuadrados) fueron encargados por Enrico Scrovegni, una de las grandes fortunas de la Padua del siglo XIII, y constituyen una magistral secuencia narrativa -con m¨¢s de un centenar de escenas de la vida de Cristo que culminan en un monumental Juicio Final - que Giotto complet¨® en 1305, tras dos a?os de intensa dedicaci¨®n. Giotto inaugura un naturalismo que anticipa el Renacimiento, y su obra, que supuso una autentica revoluci¨®n contra el hieratismo imperante en la pintura medieval, fue muy celebrada por sus contempor¨¢neos -Dante alaba su estilo en la Divina comedia- y por artistas posteriores, como Masaccio y Miguel Angel, que se inspiraron en ¨¦l para sus propias creaciones. De hecho, es considerado por muchos como el precursor de la pintura moderna occidental, al romper con la estilizaci¨®n del arte bizantino e introducir el concepto de espacio pict¨®rico. Disc¨ªpulo de Cimabue, a quien pronto super¨®, su itinerario como pintor y arquitecto pasa por Florencia, Roma, R¨ªmini, R¨¢vena, N¨¢poles y Mil¨¢n, pero es en Padua y en As¨ªs donde su obra alcanza las cotas m¨¢s altas de perfecci¨®n. Tras las labores de recuperaci¨®n, los murales de la capilla de los Scrovegni se podr¨¢n admirar en su esplendor original, a salvo de los efectos de la humedad y las desafortunadas restauraciones efectuadas a finales del siglo XIX, aunque con reserva previa y en grupos de un m¨¢ximo de 25 personas. - Cappella degli Scrovegni (00 39 049 82 04 550). Piazza Eremitani, 8; Padua. www.padovanet.it. I. M.
GU?A PR?CTICA
- Poblaci¨®n de Padua: 220.000 habitantes. Prefijo: 00 39 049.
- Iberia (902 400 500). Vuela todos los d¨ªas directo a Venecia desde Madrid y Barcelona. Billete de ida y vuelta, 198 euros con tasas incluidas. - Alitalia (902 100 323). Vuela a diario a Venecia, desde Madrid y Barcelona, v¨ªa Roma y Mil¨¢n. Ida y vuelta, 192 euros con tasas incluidas. - Hay autobuses cada media hora entre el aeropuerto de Venecia y Padua, y los s¨¢bados y domingos, cada hora. Precio, 4 euros.
- Albergo Leon Bianco (875 08 14). Plaza Pedrocchi, 12. Habitaci¨®n doble, 92 euros. - Hotel Majestic (66 32 44; www. majestic@toscanelli.com.). Via dell'Arco, 2. En el centro hist¨®rico. Habitaci¨®n doble, 184 euros. - Albergo Villa Margherita (0039 04 14 26 58 00; www.charminghotels.it.). Via Nazionale, 416. Mira. Esta villa es del siglo XVI y se encuentra cerca de la Villa Widmann y Villa Valmarana. Habitaci¨®n doble, 150.
- Caf¨¦ Petrocchi (878 12 31). VIII Febraio, 15. El local paduano por excelencia. Precio medio, 22 euros. - La Montanella (429 71 82 00). Arqu¨¤ Petrarca via Costa, 33. Se preparan platos t¨ªpicos de la regi¨®n como arroz, pasta y carne. Precio medio, 30 euros. - A Padova all'Antico Brolo (66 45 55). Corso Milano, 22. Alrededor de 33 euros. - Antica Trattoria Paccagnella (875 05 49). Via del Santo, 113. Especialidad en bigoli, una pasta hecha a mano. Precio medio, 25 euros. - La Vecchia Enoteca (875 28 56). Via San Martino e Solferino, 32. Especialidades en pescado y carne, Precio medio, 40 euros.
- Giardino Valsanzibio (805 56 14; www.valsanzibiogiardino.com). Jardines y fuentes. Todos los d¨ªas, de 10.00 a 13.00 y de 14.00 a 19.00. Precio de la entrada: 7 euros.
- I Battelli del Brenta (876 02 33; http://antoniana.it/battellidelbrenta). Precio por persona y d¨ªa, 62 euros. - Delta tour (870 02 32; www.deltatour.it). Precio por persona y d¨ªa, 60 euros. - Il Burchiello (877 47 12; www.ilburchiello.it). Precio por persona y d¨ªa, 62 euros.
- Oficina de Turismo de Padua (876 79 11; www.padovanet.it). - En www.padovando.it se encuentra informaci¨®n ¨²til sobre teatro, conciertos y pel¨ªculas.
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