La nueva 'Salom¨¦', de A¨ªda G¨®mez
Hab¨ªa elementos para el inter¨¦s a priori. A¨ªda G¨®mez despu¨¦s del Ballet Nacional de Espa?a, con su propia compa?¨ªa y una Salom¨¦ con colaboradores de primer orden. Dir¨ªa yo que hab¨ªa, casi, hasta un pel¨ªn de morbo.
Lo que vimos se ajusta bien a lo que presum¨ªamos, sorpresas incluidas. Es espect¨¢culo de un notable nivel, como cab¨ªa esperar, aunque de entrada nos sorprenda bastante ese pr¨®logo a modo de ensayo que dura casi media hora y no a?ade nada danz¨ªsticamente. Despu¨¦s, ya metidos en la obra, la misma adquiere un ritmo narrativo eficaz y con frecuencia intenso.
Es entonces cuando comienzan a verse partes muy bien bailadas, tanto por A¨ªda G¨®mez como por los principales solistas, con un envarado Paco Mora dando vida a Herodes. En toda esta parte de la obra, y en las que tienen despu¨¦s una presencia significativa, un cuerpo de baile no de gran formato, pero s¨ª de enorme calidad y una preparaci¨®n rigurosa adquiere importancia en raz¨®n de sus m¨¦ritos.
Salom¨¦
Compa?¨ªa de A¨ªda G¨®mez. Coreograf¨ªa: Jos¨¦ Antonio. Direcci¨®n esc¨¦nica: Carlos Saura. M¨²sica: Roque Ba?os, con una colaboraci¨®n especial de Tomatito. Teatro Villamarta, Jerez de la Frontera, 2 de marzo.
Ello no quiere decir que todo lo que vemos nos parezca valioso. Hay algunas soluciones esc¨¦nicas que nos resistimos a aceptar como v¨¢lidas por poco afortunadas. Todo lo concerniente a Juan el Bautista se nos antoja improbable y artificioso, con un Antonio Najarro en el personaje que no da ni la imagen ni la expresi¨®n danzante que hubi¨¦ramos esperado. Y en el tramo final, cuando el Bautista ya ha sido decapitado, la aparici¨®n de este ser con la bandeja en torno a su cuello, pero bailando y actuando, es tan poco cre¨ªble que no acabamos de asumirla.
A¨ªda G¨®mez es una gran bailarina, que en el cl¨¢sico espa?ol que aqu¨ª le sirve de veh¨ªculo se mueve con autoridad y dominio. Ella es Salom¨¦, y desde luego lo mejor de esta Salom¨¦ que en sus momentos cumbre tiene belleza pl¨¢stica y arte de altura. G¨®mez tiene una capacidad personal y un saber valerse de la danza para expresar los distintos tr¨¢nsitos an¨ªmicos de este personaje tan tra¨ªdo y llevado por todas las artes. Y el arte de la bailarina culmina en esa famosa danza de los siete velos, que ella hace en clave de erotismo creciente hasta ese desnudo final verdaderamente dram¨¢tico.
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