La herencia de la exposici¨®n de 1929
Dos eventos de resonancia mundial han servido de excusa para levantar los jardines y palacios que pueblan Montju?c
Se perciben en Montju?c huellas de un pasado prehist¨®rico, de ¨¦poca romana y hasta medieval. De hecho, siempre ha habido gente y actividad en la monta?a, que Barcelona ha utilizado a veces para defenderse y desde la que, a veces tambi¨¦n, ha sido duramente castigada. Pero no fue hasta principios del ¨²ltimo siglo cuando las autoridades municipales, despu¨¦s de un 'detenido' examen de los alrededores de la ciudad, no hallaron un lugar m¨¢s conveniente que Montju?c para levantar el parque, los pabellones y palacios destinados a albergar la que habr¨ªa de ser la Exposici¨®n Universal de 1929, como se?ala un documento oficial de la ¨¦poca citado por Estanislau Roca en Montju?c, la muntanya de la ciutat, libro editado por el Institut d'Estudis Catalans en 1994.
El centro gestor debe ser animador y coordinador de las actividades que se realizan en la monta?a
En el momento de iniciarse las obras, en septiembre de 1915, 'Montju?c era un cerro cuyas bellezas desconoc¨ªan completamente los vecinos de Barcelona. Los pocos que hab¨ªan recorrido aquellos lugares quebrados, solitarios, con comunicaciones escasas y dif¨ªciles, consideraban que era demasiado atrevido el proyecto de transformar en jardines y paseos aquella monta?a que, si bien limitaba con el caser¨ªo de Barcelona, parec¨ªa muy alejada por la dificultad de llegar a sus explanadas cortadas por barrancos, cercas y vallados, que s¨®lo pod¨ªan salvarse siguiendo caminos dif¨ªciles, algunos de los cuales hab¨ªan sido escenario de cr¨ªmenes perpetrados al amparo de la soledad que all¨ª reinaba'.
A la Exposici¨®n Universal de 1929 debemos, pues, el primer gran impulso del Montju?c que conocemos hoy, al que todav¨ªa hacen falta mejores comunicaciones con el resto de la ciudad, donde el combate contra la delincuencia sigue sin agotarse. Pero nada se habr¨ªa conservado, casi un siglo despu¨¦s, de no mediar la intervenci¨®n de personalidades como Joaquim Folch i Torres, entonces responsable de los museos de Barcelona, que consideraba 'suicida una ciudad que, despu¨¦s de construir con gran esfuerzo un parque y un gran edificio apto para museo, por razones secundarias, como su alejamiento del centro de la ciudad, o las condiciones insuficientes del edificio, o su arquitectura hinchada y pretenciosa, dejara el parque y el edificio sin utilizar, convertido (como sucedi¨® con el parque de la Ciutadella despu¨¦s de la exposici¨®n de 1888) en un terreno yermo y solitario, manchado de ruinas de la exposici¨®n cerrada'.
Lo que en opini¨®n de Folch i Torras hab¨ªa que hacer era 'continuar la obra de Montju?c'. '?Deb¨ªamos perder el tiempo', reflexionar¨ªa m¨¢s tarde, 'forjando sue?os in¨²tiles de edificios nuevos en la plaza de Catalunya mientras en la monta?a florida se perd¨ªa el gran esfuerzo que acab¨¢bamos de hacer, y nuestras colecciones de arte, indignamente exhibidas o guardadas en armarios, se consum¨ªan esperando la realizaci¨®n de aquello sue?os de perfecci¨®n?'.
Folch i Torres -de cuya actuaci¨®n en aquellos a?os da buena cuenta Oriol Bohigas en Combat d'incerteses (Edicions 62), uno de sus libros de memorias- pudo ver cumplido su sue?o en casos como el del Palau Nacional, donde se instal¨® el gran museo de arte que hoy conocemos con la denominaci¨®n de Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC), o del palacio de las Artes Gr¨¢ficas, donde sigue el Museo Arqueol¨®gico. Pero fracas¨® en el intento, entre otros, de convertir el pabell¨®n Alb¨¦niz -lo de palauet vendr¨ªa despu¨¦s- en un museo de instrumentos de m¨²sica.
Una nueva etapa de grandes obras se vivi¨® en Montju?c a finales del siglo ¨²ltimo, con motivo de la designaci¨®n de Barcelona como sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992. Se reform¨® el estadio, que hab¨ªa sido inaugurado en 1929, y se levant¨®, entre otros grandes equipamientos deportivos, el Palau Sant Jordi. Se pretende ahora reordenar definitivamente la monta?a y dotarla de un ¨®rgano gestor permanente cuya misi¨®n vaya mucho m¨¢s all¨¢ de la simple elaboraci¨®n del repetido plan director. Con independencia de la forma jur¨ªdica que acabe adoptando en el futuro -?fundaci¨®n, consorcio...?-, el Ayuntamiento quiere que este ¨®rgano act¨²e como 'animador y coordinador' de todas las actividades que se desarrollen en la monta?a, que act¨²e como una aut¨¦ntica administraci¨®n del parque, siguiendo -no imitando- modelos como el del neoyorquino Central Park.
30 millones de euros hasta 2003
La planificaci¨®n no est¨¢ re?ida con la acci¨®n. Al menos en Montju?c. Mientras trabaja en la redacci¨®n del plan director y espera el fallo del concurso para la reordenaci¨®n de las cotas altas, el centro gestor del parque desarrolla un buen n¨²mero de proyectos, de importancia desigual, en cuya realizaci¨®n el Ayuntamiento de Barcelona prev¨¦ invertir unos 30 millones de euros (alrededor de 5.000 millones de pesetas) hasta finales de 2003. Entre los proyectos ya en marcha figura la construcci¨®n de la sede del Centro Gestor, que se ubicar¨¢ en el edificio del antiguo restaurante de la Font del Gat, cuya rehabilitaci¨®n, con un coste de 931.000 euros, finalizar¨¢ el pr¨®ximo mes de julio. Ya ha concluido, y est¨¢ pendiente de inauguraci¨®n, la restauraci¨®n de los jardines de Laribal (1,8 millones de euros). Tambi¨¦n ha finalizado el derribo del viejo parque de atracciones (un mill¨®n de euros) y ya se trabaja en el jard¨ªn que ocupar¨¢ su lugar (que costar¨¢ 2,76 millones de euros). Avanzan sin tregua la plantaci¨®n del nuevo Jard¨ªn Bot¨¢nico (600.000 euros), el desahucio del barrio de la Primavera (1,79 millones de euros), el desarrollo del nuevo acceso a la calle de la Mineria (2,59 millones de euros), y la rehabilitaci¨®n como oficinas del antiguo parque de bomberos (0,44 millones de euros). El pasado 8 de febrero, el comit¨¦ de inversiones del Centro Gestor aprob¨® una serie de actuaciones que se desarrollar¨¢n este mismo a?o para las que se prev¨¦ un gasto de 8,5 milones de euros. Figuran en este apartado la redacci¨®n y ejecuci¨®n del proyecto de rehabilitaci¨®n del jard¨ªn de esculturas, la instalaci¨®n de juegos infantiles en el ¨¢rea del antiguo parque de atracciones, la primera fase de acondicionamiento de espacios en el Jard¨ªn Primavera, la redacci¨®n del proyecto (que se desarrollar¨¢ entre 2002 y 2007) del Mirador del Migdia y el contrato programa para la formaci¨®n del bosque mediterr¨¢neo que, en las costas altas, enlazar¨¢ los distintos jardines. En la agenda del comit¨¦ de inversiones figuran, para ser aprobadas pr¨®ximamente, actuaciones como la adecuaci¨®n del entorno del Poble Espanyol y de las inmediaciones del campo de f¨²tbol de La Sat¨¤lia; la puesta a punto del alumbrado p¨²blico, la pavimentaci¨®n y de diversos conjuntos escult¨®ricos; y la ampliaci¨®n del sistema de riego e hidrantes. Tambi¨¦n los operadores del parque han realizado importantes inversiones para adecuar sus instalaciones y mejorar la oferta. A la ampliaci¨®n, en junio de 2001, de la Fundaci¨®n Mir¨®, se sum¨® el pasado mes de noviembre la apertura de la nueva sede del Teatre Lliure, ubicado en el reformado Palau de l'Agricultura, construido en su d¨ªa para la exposici¨®n de 1929. Y al impresionante elenco de grandes centros culturales que alberga la monta?a se ha sumado estos d¨ªas Caixaf¨°rum, instalado en la antigua F¨¤brica Casaramona. Queda, que se sepa, la instalaci¨®n de un hotel de lujo en el viejo edificio de Miramar, pero su apertura a¨²n no tiene fecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.