?Puede la prensa cometer genocidio?
Tres ejecutivos de una radio y un peri¨®dico son juzgados por alentar, a trav¨¦s de sus medios, las matanzas de Ruanda
?Puede matar el periodismo? ?Puede la libertad de expresi¨®n degenerar en genocidio? Un juicio, que tiene lugar en Arusha, una ciudad de Tanzania, lejos de la atenci¨®n del mundo, ha puesto sobre la mesa este asunto. Seg¨²n los fiscales de la ONU del Tribunal sobre Cr¨ªmenes contra la Humanidad en Ruanda, la respuesta a ambas preguntas es s¨ª. Los tres hombres que se sientan en el banquillo, antiguos ejecutivos de medios de comunicaci¨®n, est¨¢n acusados de genocidio y de incitaci¨®n al genocidio por su uso de la radio y de la prensa durante la matanza de m¨¢s de 800.000 personas en 1994 en Ruanda.
Desde N¨²remberg, donde fue juzgado Julius Streicher, editor del semanario antisemita Der St¨¹rmer, es la primera vez que varios periodistas tienen que responder por estos cargos; aunque en el tribunal donde se juzg¨® a los jerifaltes del nazismo no exist¨ªa todav¨ªa la acusaci¨®n de genocidio. Los fiscales han trazado un paralelismo entre la brutal propaganda contra los jud¨ªos lanzada en Alemania por Der St¨¹rmer antes de la II Guerra Mundial y los actos de algunos medios ruandeses en las semanas previas al genocidio contra los tutsis y los hutus moderados.
Seg¨²n muchos especialistas en derecho internacional, este juicio puede sentar un precedente crucial para la futura Corte Penal Internacional, que se pondr¨¢ en marcha a finales de a?o. 'Una cuesti¨®n clave ser¨¢ la de los l¨ªmites, qu¨¦ discursos estar¨¢n protegidos por la libertad de expresi¨®n y cu¨¢les no', asegura Stephen Rapp, un abogado estadounidense que trabaja como fiscal en este caso. El ¨²ltimo precedente que existe en el derecho internacional sobre este tema es el de Streicher, que fue enviado a la horca.
'Es una cuesti¨®n crucial', se?ala uno de los jueces del Tribunal. 'Mucha gente ha encontrado los discursos de Osama Bin Laden objetables. ?Por qu¨¦ mucho medios estadounidenses se autocensuraron en ese caso? Porque hab¨ªa valores muy importantes implicados'.
Los acusados en lo que se ha llamado el proceso a los medios son Ferdinand Nahimana y Jean-Bosco Barayagwiza, que fundaron y controlaron la informaci¨®n en una emisora de radio, y Hasan Ngeze, un antiguo editor de un diario. Los fiscales les acusan de haber orquestado un minucioso plan destinado a multiplicar el odio ¨¦tnico y para persuadir a la gente a asesinar a sus enemigos tutsis y hutus moderados. Como pruebas han presentado cerca de 50.000 documentos, m¨¢s de 600 horas de grabaciones con las consignas lanzadas desde la siniestra Radio Mil Colinas y copias del diario Kangura, plagado de ilustraciones y textos racistas.
La emisora, conocida como Radio Odio, fue una pieza clave del extremismo hutu. Cuando empezaron las matanzas, sus mensajes no pod¨ªan ser m¨¢s expl¨ªcitos. 'Las tumbas no est¨¢n todav¨ªa llenas', fue uno de los m¨¢s repetidos.
Los abogados defensores reclaman la inocencia de los procesados y califican de 'farsa' el proceso. 'Lo que se juzga aqu¨ª es la libertad de expresi¨®n. La ONU est¨¢ defendiendo la censura', se?ala John Floyd, abogado estadounidense. Los fiscales argumentan que el proceso no tiene nada que ver con la libertad de expresi¨®n, sino con una conspiraci¨®n criminal de la que formaron parte Radio Mil Colinas y Kangura. 'La emisora estaba en todos los controles y hab¨ªa miles', asegura un investigador de la polic¨ªa. 'Mucha gente nos dijo que mataban porque la radio se lo ped¨ªa'.
El proceso a los medios arranc¨® en octubre de 2000; pero ha sufrido numerosos retrasos y problemas. Hasta ahora, han pasado por la sala 40 testigos.
Los tres jueces que se ocupan del caso, encabezados por el surafricano Navanethem Pillay, est¨¢n estudiando c¨®mo es tratada la incitaci¨®n al odio en diferentes pa¨ªses, desde Francia hasta Estados Unidos, porque 'es algo que cuenta con muy pocos precedentes en el panorama internacional'.
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