El Ayuntamiento monta 12 c¨¢maras de vigilancia en un tramo de la Castellana
El sistema, controlado por un polic¨ªa, pretende preservar el Museo de Escultura al Aire Libre
Los ciudadanos que transiten por el Museo de Escultura al Aire Libre del paseo de la Castellana ser¨¢n vigilados dentro de un mes por 12 videoc¨¢maras. Este centro de arte contar¨¢ con el primer sistema de videovigilancia policial de la regi¨®n. El Ayuntamiento ha instalado 12 c¨¢maras para evitar los actos vand¨¢licos que, con frecuencia, sufren las 17 esculturas del museo, que tienen un valor millonario. Desde la promulgaci¨®n de la Ley de Videovigilancia, aprobada el 4 de agosto de 1997, es la primera vez que un municipio de la regi¨®n instala este tipo de vigilancia electr¨®nica en la v¨ªa p¨²blica.
Las 12 c¨¢maras de videovigilancia, que son fijas, est¨¢n instaladas bajo el tablero del puente de Eduardo Dato, en el paseo de la Castellana, y enfocan a todos los puntos del museo al aire libre, que cuenta con 17 esculturas. Las im¨¢genes que capten las c¨¢maras ir¨¢n a un puesto de control situado en un local que hay debajo del puente y que ahora est¨¢ desocupado, donde habr¨¢ un polic¨ªa municipal las 24 horas del d¨ªa. La instalaci¨®n le ha costado al Ayuntamiento 150.000 euros. El concejal de Vivienda y Rehabilitaci¨®n, ¨¢rea de la que depende el museo, solicit¨® en agosto de 2000 permiso al delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansu¨¢tegui, para colocar las c¨¢maras y preservar as¨ª el museo de los continuos actos vand¨¢licos que sufre.
El informe que el Consistorio, a trav¨¦s de la Concejal¨ªa de Polic¨ªa Municipal, envi¨® a la delegaci¨®n del Gobierno hace a?o y medio, especificaba el n¨²mero de c¨¢maras, su ubicaci¨®n, que no iban a grabar sonidos y que su ¨²nica finalidad era vigilar las esculturas. El delegado del Gobierno en cada comunidad aut¨®noma es quien tiene la facultad de autorizar o denegar el montaje de c¨¢maras fijas en espacios p¨²blicos. 'Ya hemos hecho todos los tr¨¢mites con la Delegaci¨®n del Gobierno. No vamos a vulnerar ning¨²n derecho constitucional, ya que el objeto no es espiar y vigilar a los viandantes, sino s¨®lo proteger este museo', asegura Sigfrido Herr¨¢ez, concejal del ramo.
El sistema de videovigilancia empezar¨¢ a funcionar previsiblemente dentro de un mes, cuando terminen las obras de rehabilitaci¨®n del museo, que incluyen, adem¨¢s de la limpieza de las esculturas, las barandillas, el mobiliario, los jardines y las placas de las obras. Entre otros autores, en este centro al aire libre hay obras de Eduardo Chillida, Joan Mir¨®, Julio Gonz¨¢lez o Subirachs.
Limitaciones severas
?sta es la primera vez que un municipio de la regi¨®n instala un sistema de videovigilancia en sus calles desde que entr¨® en vigor la Ley de Videovigilancia, en agosto de 1997, y el posterior reglamento que lo desarrolla, en abril de 1999. Tanto la ley como el reglamento imponen severas limitaciones con el fin de garantizar las libertades de los ciudadanos.
Por ejemplo, tiene que haber un cartel que avise que el peat¨®n est¨¢ entrando en una zona vigilada por c¨¢maras de la polic¨ªa. Adem¨¢s, la ley y el reglamento ordenan la inmediata destrucci¨®n de grabaciones ilegales, entendiendo por tales las im¨¢genes en las que aparezcan personas en actitudes que puedan afectar a su intimidad, por ejemplo, bes¨¢ndose o acarici¨¢ndose.
La ley contempla tambi¨¦n la posibilidad de que cualquier persona que 'considere razonablemente que figura en grabaciones efectuadas con videoc¨¢maras podr¨¢ ejercer el derecho de acceso a las mismas, mediante solicitud dirigida a la autoridad encargada de la custodia' de las cintas.
Las esculturas del Museo al Aire Libre del paseo de la Castellana han sufrido m¨²ltiples agresiones a lo largo de los a?os. En 1999, unos v¨¢ndalos da?aron El homenaje a la hoz y el martillo, de Julio Gonz¨¢lez, y la Polic¨ªa Municipal tuvo que rescatar la estatua y ponerla unos d¨ªas bajo protecci¨®n oficial hasta que fue restaurada. En 1993, la obra Un m¨®n per a infants (Un mundo para ni?os), del artista valenciano Andreu Alfaro, fue objeto de otro ataque: de las 13 piezas de acero que la integran, los ladrones s¨®lo dejaron una. Los encargados municipales del museo se enteraron, 10 d¨ªas despu¨¦s de que faltase, de que ten¨ªan una escultura menos. Y eso que la obra tiene dos metros de alto. Alfaro, autor tambi¨¦n de los arcos que hay en la avenida de la Ilustraci¨®n, restaur¨® la obra con una ayuda simb¨®lica del Ayuntamiento, y ¨¦sta volvi¨® a exponerse en el paseo de la Castellana. Aparte de las pintadas y de los actos vand¨¢licos, las esculturas tambi¨¦n tienen otro problema a?adido: los chavales que, de vez en cuando, patinan en la plaza y, al girar, se cuelgan de las obras para tomar m¨¢s impulso.
Adem¨¢s, muy cerca del museo hay bares y discotecas y, a ciertas horas de la madrugada, algunos trasnochadores utilizan las obras de arte que hay en el museo como aliviaderos improvisados para eliminar los excesos de alcohol.
Grabaciones contra delincuentes
Vulneraci¨®n del derecho a la intimidad o c¨¢maras que sirven para ahuyentar a delincuentes. Desde que las Cortes aprobaron la Ley de Videovigilancia, en 1997, la grabaci¨®n de im¨¢genes en la calle ha abierto m¨²ltiples debates. La ley se cre¨®, sobre todo, para regular la filmaci¨®n con c¨¢maras fijas o m¨®viles de los altercados callejeros que en el Pa¨ªs Vasco suelen provocar grupos afines a ETA. El entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el consejero vasco de Interior, Juan Mar¨ªa Atutxa, y el socialista Ram¨®n Ja¨²regui mantuvieron diversos contactos para ultimar la ley, que fue desarrollada por un reglamento en 1999. Adem¨¢s, se cre¨® la Comisi¨®n de Videovigilancia y Libertades, el ¨®rgano encargado de garantizar la correcta aplicaci¨®n de la legislaci¨®n. La comisi¨®n est¨¢ encabezada por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de cada regi¨®n. Desde su aprobaci¨®n, numerosos organismos -entre ellos, IU y algunas asociaciones de consumidores y vecinos- se han declarado en contra de la Ley de Videovigilancia. Aunque hay otros que est¨¢n a favor. Por ejemplo, los vecinos del Barrio G¨®tico de Barcelona han pedido la instalaci¨®n de c¨¢maras para mejorar la seguridad de la zona. El verano pasado, el consistorio barcelon¨¦s ya instal¨® dos c¨¢maras en la calle de Escudellers y en la plaza de George Orwell, en Ciutat Vella, lo que ha originado un debate entre los vecinos que est¨¢n a favor y los que est¨¢n en contra. El Ayuntamiento de Madrid no ha sido el primero de la regi¨®n que ha solicitado a la Delegaci¨®n del Gobierno el permiso para instalar el sistema de videovigilancia en la calle. Majadahonda, gobernado por el PP, solicit¨® permiso para instalar 12 c¨¢maras en la Gran V¨ªa majariega. Pero en junio de 1999 la Delegaci¨®n del Gobierno y la Comisi¨®n de Videovigilancia denegaron la autorizaci¨®n a Ricardo Romero de Tejada, entonces alcalde. Antonio Morales, portavoz socialista en dicho municipio, se felicit¨®: 'El alcalde quer¨ªa convertirse en una especie de videovigilante de la playa, pero la comisi¨®n le ha puesto en su sitio', dijo. Adem¨¢s, el Gobierno local de Alcal¨¢ de Henares (PSOE-IU) est¨¢ estudiando solicitar permiso a la Delegaci¨®n del Gobierno para montar 12 c¨¢maras de videovigilancia en la ciudad que controlen la carga y descarga, seg¨²n el alcalde, el socialista Manuel Peinado. Pero el PP cree que el sistema puede vulnerar la intimidad.
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