Alistarse por Internet
Los jugadores pueden elegir el bando y la funci¨®n que desempe?ar¨¢n en su ej¨¦rcito
Gray Matter, creadores de Return to Castle Wolfenstein, pasan con matr¨ªcula de honor un examen que a priori era muy dif¨ªcil. Ante ellos se erig¨ªa el reto de realizar la secuela del t¨ªtulo que invent¨® el g¨¦nero de los juegos de acci¨®n 3-D en primera persona. Como ¨¦ste ha sido uno de los g¨¦neros que m¨¢s han avanzado y que mejores compactos han aportado al mercado, como lo son Doom, Quake desde el 1 al 3, Unreal, Duke Nukem 3D, Half Life o el m¨¢s reciente Max Payne, el list¨®n estaba a nivel de r¨¦cord mundial. As¨ª que decidieron, como en las carreras de relevos, crear un equipo formado por tres grandes estudios. Gray Matter se ha ocupado del dise?o del juego y la realizaci¨®n del gui¨®n para un solo jugador; Nerve Software se ha ocupado del c¨®digo de red para las partidas para varios usuarios y, nada m¨¢s y nada menos que id Software, padres del primer Wolfenstein 3-D y autores de todos los Quake, ha aportado el motor gr¨¢fico para mover todo el conjunto. Si bien el apartado para un jugador tiene un arranque algo tedioso y lineal que a posteriori mejora sustancialmente, las partidas para varios jugadores marcan un hito en la forma de divertirse en red. El aspecto t¨¦cnico es sencillamente perfecto.
Return to Castle Wolfenstein
Desarrolla: Gray Matter Distribuye: Proein Plataforma: Windows G¨¦nero: Acci¨®n Edad recomendada: + de 18 a?os Precio: 45 euros Internet: www.castlewolfenstein.com
El usuario encarna a un soldado del bando aliado llamado B. J. Blazkowitz que, en plena Segunda Guerra Mundial, ha sido elegido para infiltrarse en el castillo Wolfenstein, situado en la Alemania nazi. Al parecer se han detectado extra?os movimientos en el mismo que llevan a pensar que se est¨¢n realizando experimentos biogen¨¦ticos con el fin de conseguir supersoldados, mitad mutantes, mitad m¨¢quinas. Pero ni los aliados ni el lugarteniente Himmler cuentan con una terrible fuerza paranormal que se oculta en el castillo desde tiempos inmemorables.
El juego se desarrolla en escenarios 3-D por los que el jugador, desde un punto de vista de primera persona, podr¨¢ moverse a su antojo, dentro de las limitaciones f¨ªsicas del personaje, y mirar en todos los rincones con total libertad. En equipos de ¨²ltima generaci¨®n se muestran entornos muy detallados, con texturas y efectos que rayan la perfecci¨®n. La calidad del sonido y la m¨²sica no hacen m¨¢s que acrecentar la inmersi¨®n del usuario en la trama. El realismo ha llevado a los creadores a usar uniformes y simbolog¨ªa nazi en el apartado para un solo jugador, hecho que ha obligado a crear una versi¨®n espec¨ªfica para poder ser vendida en Alemania, en la que se sustituyen las esv¨¢sticas y dem¨¢s por dibujos inocuos. El control, como en la mayor¨ªa de estos juegos, se realiza mediante la combinaci¨®n del rat¨®n y el teclado.
Sin embargo, el punto fuerte de Return to Castle Wolfenstein est¨¢ en las partidas para varios usuarios en red, ya sea local o a trav¨¦s de Internet, pues el c¨®digo est¨¢ tan optimizado que puede jugarse bien incluso con m¨®dem a 56 Kbps. No en vano la versi¨®n gratuita de demostraci¨®n se convirti¨® a los pocos d¨ªas de ser lanzada en el programa m¨¢s jugado a trav¨¦s de Internet.
El juego bebe de las fuentes de la modificaci¨®n Counter Strike para Half Life, en la que se enfrentan polic¨ªas contra terroristas, y le suma todo lo que ten¨ªa que ser Team Fortress 2, con la ventaja de contar con mejores gr¨¢ficos y la ¨²ltima tecnolog¨ªa. Los jugadores se organizan en dos equipos. Unos son los aliados y los otros pertenecen al eje. Existen distintos mapas, desde un silo de submarinos nucleares a un poblado franc¨¦s, pasando por una playa fortificada similar a la del famoso desembarco de Normand¨ªa. Cada mapa tiene unos objetivos que deben ser completados por cada equipo. Por poner un ejemplo: en el desembarco, los aliados deben volar el muro y capturar la primera trinchera, acceder a la zona de mando para robar unos documentos y llegar con ellos hasta la radio para transmitir el plan enemigo a la base. Por descontado, el equipo del eje deber¨¢ evitar que los aliados cumplan esos objetivos. Ambos equipos cuentan para ello con distintas armas, todas ellas basadas en las reales de la ¨¦poca.
Lo que le hace especialmente interesante es que cada jugador puede elegir una funci¨®n. Desde soldado, equipado con un rifle de francotirador en lugar de un subfusil, hasta ingeniero, m¨¦dico o teniente. El ingeniero tiene la capacidad de manipular explosivos, el m¨¦dico deja botiquines y con una jeringuilla cura a sus compa?eros heridos y el teniente, armado con unos prism¨¢ticos, puede marcar los puntos donde la artiller¨ªa de apoyo lanzar¨¢ sus pepinos. Es decir, para completar los objetivos son necesarios miembros de todo tipo y la cooperaci¨®n dentro del equipo es vital. Si a esto se le une que existe un sistema de avisos por voz mediante accesos r¨¢pidos del teclado, la experiencia se convierte en adicci¨®n en estado puro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.