El delirio se llama 'rave'
Los dos j¨®venes murieron en un tipo de celebraci¨®n musical muy vinculada al consumo de '¨¦xtasis' y a la figura de los pinchadiscos
La noche del pasado s¨¢bado el Palacio de los Deportes de M¨¢laga acogi¨® una multidinaria celebraci¨®n, donde murieron dos j¨®venes tras consumir ¨¦xtasis. La fiesta era una rave. Un t¨¦rmino anglosaj¨®n (en ingl¨¦s, juerga o delirio) que define una reuni¨®n para bailar m¨²sica electr¨®nica, que se celebra fuera de su ¨¢mbito habitual (el club). Puede producirse en el campo, en un edificio abandonado, en una playa... En su origen, las raves eran fiestas ilegales -no contaban con los permisos necesarios- y se anunciaban por Internet o por el boca a boca. Pero, por extensi¨®n, se ha terminado llamando rave a cualquier fiesta tecno celebrada fuera de una discoteca, sea o no legal.
En estas fiestas, la gente baila al ritmo de la m¨²sica que ponen los disc jockeys, pinchadiscos o djs. Subidos normalmente a un escenario, los djs van desfilando en sesiones de un par de horas cada uno. En el mejor de los casos, crean una m¨²sica propia a partir de discos ajenos, que responde a difusas etiquetas como house, drum and bass, garage... El dj impone el ritmo en la pista. Es un elemento clave en la llamada cultura de club, y los hay que venden cientos de miles de discos por todo el mundo y cobran cach¨¦s de hasta treinta mil euros por sesi¨®n.
El origen de las raves se sit¨²a en el Reino Unido a finales de los a?os ochenta, coincidiendo con el final del thatcherismo. En ese pa¨ªs, debido a los horarios tan estrictos (los clubes cierran a las tres de la madrugada), estas fiestas clandestinas nacen porque no hab¨ªa un lugar donde continuar la marcha cuando cerraba el club. 'A Espa?a el fen¨®meno llega a mediados de los noventa, con algunas raves ilegales en Catalu?a, Andaluc¨ªa, Madrid y Arag¨®n. Pero no se extiende tanto, debido a la mayor flexibilidad de los horarios, que permite prolongar la fiesta legalmente en los propios clubes', explica el dj y periodista especializado Luis Lles. S¨ª se celebran algunas raves ilegales, pero m¨¢s bien por el morbo de la clandestinidad o por evitarse el papeleo y la burocracia.
M¨¢s frecuentes en Espa?a son las fiestas en polideportivos y eventos de ese tipo, a las que comunmente se ha terminado llamando raves. Son m¨¢s comerciales, y el cartel de disc jockeys no es lo m¨¢s importante: la gente acude a bailar, a desahogarse, a desbarrar. En Espa?a, salvando quiz¨¢ Catalu?a, no hay una gran cultura de club, como en el Reino Unido, donde la gente acude a salas especializadas en un estilo de m¨²sica.
En esas macrofiestas en polideportivos, como la que la m¨²sica que se escucha es la que se conoce como makina, bakalao, hardcore techno, trance o progressive. Son subg¨¦neros considerados de menor calidad dentro de la electr¨®nica. M¨²sica f¨¢cil de escuchar y de bailar. Estos djs pueden vivir de pinchar en discotecas. El cach¨¦ de un pincha espa?ol puede oscilar entre los tres mil y los ciento cincuenta euros por sesi¨®n. Adem¨¢s, suelen tener lo que se llama residencias en discotecas, lo que les permite pinchar uno o dos d¨ªas fijos todas las semanas.
Hist¨®ricamente, las raves han estado vinculadas al consumo de ¨¦xtasis. As¨ª lo describe Matthew Collin, editor de la revista brit¨¢nica i+D, en su libro Estado alterado: la historia de la cultura del ¨¦xtasis y del acid house, que publicar¨¢ Alba Editorial en Espa?a: 'Cuando el ¨¦xtasis se combin¨® por primera vez con la m¨²sica electr¨®nica en alg¨²n momento de los a?os ochenta, la reacci¨®n que produjo desencaden¨® uno de los movimientos juveniles m¨¢s vibrantes y diversos de la historia de Gran Breta?a. La cultura del ¨¦xtasis -la combinaci¨®n de la m¨²sica de baile con drogas- fue el fen¨®meno dominante de la cultura juvenil brit¨¢nica durante casi una d¨¦cada (...) Era el mejor formato de entretenimineto del mercado, un despliegue de tecnolog¨ªas -musicales, qu¨ªmicas e inform¨¢ticas- para lograr estados alterados de conciencia'.
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