Buen torero de Salamanca

Hubo un torero de Salamanca que sabe el oficio de torear. Se llama Javier Valverde. Su primer novillo era manso y el diestro supo llevarle al terreno que quer¨ªa. Por m¨¢s que el toro se rajara, meti¨¦ndole la muleta a base de derechazos y naturales supo derramar sobre el albero pases ligados, profundos y de gran empaque. Trenz¨® tres afarolados de sabor antiguo. Remat¨® la faena con un buen pase de pecho y dos circulares de espaldas, atesorando mucho temple. Antes de entrar a matar dio tres pases rodilla en tierra sumamente toreros. T¨¦ngase en cuenta que el novillo no quer¨ªa pelea. En su segundo, un novillo sin mucha fuerza aunque algo manejable, fue busc¨¢ndole en la muleta el temple que precisaba. Aunque no fuera una faena completa, lo que s¨ª demostr¨® es que tiene un temple muy especial. Ese temple que suele habitar en las mu?ecas de los buenos toreros.

Leandro Marcos estuvo muy pinturero en su segundo novillo. Dice pinturero, pero puede decir tambi¨¦n torero de arte, torero de gran estilo. En esa faena instrument¨® cuatro tandas de derechazos largos, dos de ellas muy ligadas, componiendo la figura, con mucha torer¨ªa. Tal vez se ech¨® en falta el cargar la suerte. En su primer novillo, por haberle picado demasiado, no pudo lucirse. Obviamente, la culpa fue suya.

El franc¨¦s Julien Lescarret no tuvo su tarde. Quiz¨¢ influy¨® el que su primer novillo, llamado Napole¨®n, fue devuelto a los corrales. De todos modos, estuvo muy bien arropado por numeros¨ªsimos espectadores franceses que lo recibieron con enorme expectaci¨®n y enjundia.