El genio en estado puro
Desde que en 1996 le destituyeron de mala manera como entrenador del Bar?a, Johan Cruyff ha dejado de batallar. Procura huir de la pol¨¦mica diaria y tiene mucho cuidado de que no le instrumentalicen para ninguna causa porque entiende que nada vale la pena si no pasa por regresar a los or¨ªgenes del juego, y el patio no est¨¢ por el asunto. A cambio, Cruyff presenta a sus 54 a?os su perfil m¨¢s universal y se ofrece para conversar sobre el f¨²tbol con la pelota como argumento, sin reparar en los colores ni atender a recomendaciones, simplemente porque disfruta.
Un rato con Cruyff no tiene precio por lo que sabe, por lo que dice y por la manera como lo cuenta. De ah¨ª, el m¨¦rito de articular su discurso en un libro, Me gusta el f¨²tbol, prologado y editado por Sergi P¨¤mies (Par¨ªs, 1960), escritor exquisito y uno de los periodistas que mejor explica la liturgia cul¨¦. Al igual que a Cruyff, a P¨¤mies le encanta pasear por el f¨²tbol. La voz de uno y la pluma del otro ofrecen un texto capaz de pasar de padres a hijos como demanda la tradici¨®n oral del f¨²tbol.
De lectura f¨¢cil, Me gusta el f¨²tbol reflexiona sobre el juego en tanto que patrimonio de todos. Cruyff procura huir tanto de los personalismos que ni siquiera nombra a N¨²?ez.
El libro es sobre todo conceptual, obvio seguramente para algunos, rom¨¢ntico para otros y la Biblia para quienes le consideran un factor capital del f¨²tbol, sin distinguir entre jugador y entrenador, pues en ambas cosas fue ¨²nico. Cruyff acab¨® con el complejo de inferioridad del Bar?a, club del que se distanci¨® desde que le abortaron su ¨²ltima camada (Celades, Guardiola, Roger, Sergi, ?scar, Iv¨¢n). Uno de sus pecados fue solicitar a Zidane para dar jerarqu¨ªa al equipo. El presidente le respondi¨® que para pedirle la torre Eiffel le bastaba con la portera de casa. Por gui?os del juego, Zidane fich¨® seis a?os despu¨¦s por el Madrid, que hoy lo presenta como el abanderado del juego.
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