G¨¦nesis
El Genesi -From the museum of leep- de Soc¨¬etas Raffaello Sanzio es un mensaje estremecedor sobre la creaci¨®n con escenas de gran fuerza, sofisticadas y naturales, elaboradas y austeras al mismo tiempo. El negro, el blanco y el gris acompa?an cada idea oscureci¨¦ndola o ilumin¨¢ndola, desvaneci¨¦ndola o enfatiz¨¢ndola seg¨²n le conviene al autor, pero sorprendiendo siempre al p¨²blico.
Est¨¢ dividido en tres actos y El ruido de la sala es el comienzo de todo. Los primeros personajes van vestidos de luto, con la negrura que a veces tiene la creaci¨®n, sobre todo si acaba en atrocidad. Lucifer se nos presenta humano y melanc¨®lico, con una gran actuaci¨®n mientras examina el radio, el comienzo de la f¨ªsica moderna. Despu¨¦s penetra en el futuro y transmite al espectador el miedo a cualquier posibilidad. Un fant¨¢stico contorsionista, sin barreras f¨ªsicas, acaba rompiendo sus huesos uno a uno, y entra una mujer deforme y tarada que debe ser un producto de esa f¨ªsica que ya se nos apareci¨® algo siniestra. Es tambi¨¦n un principio y un fin, entre otros muchos principios y fines.
El segundo acto tiene lugar en Auschwitz, con la escena muy iluminada y varios ni?os vestidos de blanco que reposan un poco el ¨¢nimo hasta el momento en que pierden la inocencia. A eso debe referirse el autor cuando dice que enmascara el horror con piel de oveja para que penetre en nuestra casa. Un ni?o reconoce sus ¨®rganos que bajan a su altura. No hay nada m¨¢s destructor que los experimentos del hombre con el hombre. La otra no-realidad maravillosa de Alicia aparece intercalada con la taza de te que, en ese ambiente de no-vida, no llega a romper la l¨®gica: parece incluso coherente con lo que estamos viendo.
El tercer acto, el de Ca¨ªn y Abel, es el de la tristeza y la soledad. Por mucho que me esmere y en tan corto espacio s¨®lo puedo expresar la sombra de lo que se percibe en el teatro. La m¨²sica es todo el tiempo tan buena como la selecci¨®n de actores, pero al final de este acto es tan espl¨¦ndida que acaba llenando la sala de alegr¨ªa. Todo es tan contradictorio como un juego y tan impactante como la m¨¢s terrible realidad. La pena es que s¨®lo haya estado dos d¨ªas en Sevilla.
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