Prioridades y olvidos de la presidencia espa?ola
Desde el 12 de septiembre, y ante la prioridad absoluta de la 'guerra' contra el terrorismo, las pol¨ªticas de inmigraci¨®n han desaparecido -al menos como prioridad- de la agenda pol¨ªtica europea, salvo en su vinculaci¨®n a las cuestiones de home policy, o, para decirlo con m¨¢s claridad y precisi¨®n, en su conexi¨®n con la dimensi¨®n de seguridad y orden p¨²blico, una clave de interpretaci¨®n del fen¨®meno migratorio que la UE parec¨ªa haber empezado a superar tras la cumbre de Tampere de 1999 y tras la importante propuesta del comisario Vitorino en su Comunicaci¨®n 757 final (22 de noviembre de 2000).
Detener esa vuelta de tuerca constituye, a juicio de muchos de nosotros, una prioridad inexcusable, y as¨ª se repiti¨®, por ejemplo, en el simposio internacional Europa-Mediterr¨¢neo sobre pol¨ªticas europeas de inmigraci¨®n, organizado por la Universitat Pompeu Fabra y el Institut Catal¨¢ de la Mediterr¨¢nea, en Barcelona, hace unas semanas. Y no s¨®lo por su inadecuaci¨®n para ofrecer una respuesta leg¨ªtima y adecuada a la gesti¨®n de los flujos migratorios, sino, m¨¢s sencillamente, porque semejante 'pol¨ªtica' de gesti¨®n de la inmigraci¨®n que recibimos, lejos de contribuir a la victoria en la batalla frente al terrorismo, empeora la situaci¨®n. La estigmatizaci¨®n de la inmigraci¨®n que trata de llegar a la UE, al menos de una parte importante de ella, la que procede del sur y del oriente del Mediterr¨¢neo y de pa¨ªses africanos con fuerte tradici¨®n isl¨¢mica, es un elemento que ahonda esa 'globalizaci¨®n de la rabia', un factor cuyas causas se deben eliminar si de verdad nos tomamos en serio el combate contra las nuevas formas de terrorismo internacional. As¨ª lo subrayaba en su art¨ªculo sobre Los otros para Europa Garston Ash, que insist¨ªa en desvincular la guerra contra el terrorismo de la necesidad de crear estos nuevos otros como el sustituto del agresor externo que era el otro del Este.
A ello debemos a?adir que Espa?a es un pa¨ªs para el que la pol¨ªtica euromediterr¨¢nea debiera constituir una prioridad absoluta. El decaimiento del programa surgido de la Conferencia de Barcelona es indiscutible, en particular por lo que se refiere a las bases de cualquier pol¨ªtica de colaboraci¨®n, y no digamos de partenariado, sin las que no pueden consolidarse los cauces para el desarrollo de los intereses compartidos reales. Sin mutuo conocimiento, sin di¨¢logo y sin lucha frente a los prejuicios, sin otra cultura p¨²blica que inspire esas relaciones y tambi¨¦n reformule nuestra actitud ante los otros, como se?ala Cahrens, ese modelo es inviable. Hoy, frente a los riesgos denunciados en esa Conferencia, y en particular en su Foro Civil, crece hasta alcanzar casi el grado de obsesi¨®n el viejo diagn¨®stico del 'conflicto de civilizaciones', concretado en el fobotipo del inmigrante de la ribera sur, identificado en t¨¦rminos acr¨ªticos y generalizantes, pero sumamente eficaces ante la opini¨®n p¨²blica, como fundamentalista isl¨¢mico y terrorista, frente a quien (Sartori dixit) no vale el discurso de la ciudadan¨ªa, la democracia y los derechos, por su car¨¢cter inasimilable e incompatible (una argumentaci¨®n que pasa desde el diferencialismo cultural -que es el mensaje del nuevo racismo- a la justificaci¨®n de discriminaciones inaceptables en su status jur¨ªdico y pol¨ªtico). Lamentablemente, la imprecisi¨®n parece rodear el programa de la conferencia de Valencia de abril de 2002, quiz¨¢ la ¨²ltima oportunidad para recuperar algo de ese impulso, que no debiera perderse en declaraciones ret¨®ricas que todos comparten porque no cuestan nada y no se concretar¨¢n en exigencias de actuaci¨®n.
La consecuencia de todo ello es volver a un modelo de gesti¨®n de la inmigraci¨®n (factor importante, pero no exclusivo de la multiculturalidad, desde luego no en los pa¨ªses del sur de la UE) en t¨¦rminos de pol¨ªtica instrumental y defensiva, de polic¨ªa de fronteras y adecuaci¨®n coyuntural a las necesidades del mercado de trabajo (incluida la econom¨ªa sumergida). Recordemos una obviedad en la que han insistido reiteradamente todos los expertos, como Sami Na?r: no hay pol¨ªtica de inmigraci¨®n sin tres piezas, una gesti¨®n legal de los flujos respetuosa con los principios del Estado de derecho, un ambicioso programa de codesarrollo que asocie a los pa¨ªses de recepci¨®n con los pa¨ªses de origen y transforme a la inmigraci¨®n en un factor beneficioso para esa dos partes y para los propios inmigrantes, que son los principales agentes de este proceso aunque lo olvidemos y, finalmente, mecanismos -pol¨ªticas p¨²blicas- de integraci¨®n de los inmigrantes o de acomodaci¨®n, como prefieren decir Ricard Zapata y Jeff Halper.
La agenda europea no parece encaminada a avanzar en esos tres ¨¢mbitos como prioridad. En lugar de ello, el pilar internacional (la pol¨ªtica de convenios) parece orientado al objetivo de asociar a los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito en la funci¨®n de polic¨ªa de fronteras, conforme a la prioridad de esta pol¨ªtica, que es la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal, contra las mafias. En cuanto a la integraci¨®n de los inmigrantes, dif¨ªcilmente se camina hacia ese objetivo si predomina la visi¨®n instrumental del inmigrante como Gastarbeiter, del trabajador invitado, que en realidad no es un inmigrante, porque no se quiere aceptar su proyecto (que puede ser el de quedarse, o no, o s¨®lo temporalmente, aunque eso no justificar¨ªa privarlos de estabilidad e integraci¨®n), como lo muestran la escasa voluntad de integraci¨®n (integraci¨®n 'con' no 'en' o 'a'). Lo muestra el regateo del derecho al reagrupamiento familiar o la segmentaci¨®n de derechos sociales, no digamos de los pol¨ªticos. Lo muestra la resistencia al reconocimiento de un status de residente permanente europeo, equiparable a la ciudadan¨ªa, para los inmigrantes asentados establemente. Todo ello se vincula a la primac¨ªa de un modelo policial de gesti¨®n de la inmigraci¨®n que instituye una especie de carrera de obst¨¢culos en la que adem¨¢s cabe la marcha atr¨¢s, la ca¨ªda en la ilegalidad debido al c¨ªrculo vicioso de permiso de residencia y trabajo y a la apuesta por esa ficci¨®n de que todos los flujos migratorios se produzcan por el cauce de la contrataci¨®n desde los pa¨ªses de origen.
La presidencia espa?ola de la UE deber¨ªa ser una oportunidad para recuperar otro modelo, m¨¢s fiel a las recomendaciones de Tampere y a las propuestas del comisario Vitorino. Recuperar en primer lugar la pol¨ªtica de inmigraci¨®n como prioridad en la agenda pol¨ªtica de la UE, m¨¢s all¨¢ del compromiso de la cumbre de Laeken de diciembre de 2001, y eso quiz¨¢ exija asegurar los siguientes objetivos:
1. Desvincular la pol¨ªtica de inmigraci¨®n de la guerra contra el terrorismo: evitar la criminalizaci¨®n de los inmigrantes y la confusi¨®n entre lucha contra las mafias de inmigraci¨®n (que son en buena medida europeas, no extranjeras) y lucha contra el terrorismo. Para empezar, no est¨¢ nada claro qu¨¦ sean las mafias de la inmigraci¨®n, pues, seg¨²n la amplitud del concepto, pueden incluir todas las redes con las que se crea y funciona el desplazamiento, es decir, calificar como mafias a las redes que permiten el tr¨¢fico, el tr¨¢nsito, pero libremente, sin explotaci¨®n: redes de familia, de vecindad, de amistad, que act¨²an como mecanismo de inserci¨®n y facilitan el proyecto migratorio. Criminalizar esas redes, adem¨¢s de injusto, es un grave error, pues har¨ªa clandestino (a¨²n m¨¢s en no pocos casos) un instrumento eficaz y casi irremplazable de los flujos migratorios.
2. Evitar recortes de los derechos y libertades elementales de los inmigrantes y avanzar coherentemente en la equiparaci¨®n en esos derechos con los ciudadanos europeos, con especial atenci¨®n a los derechos sociales, pero tambi¨¦n los pol¨ªticos, comenzando por el ¨¢mbito local. Si apostamos por la desvinculaci¨®n mencionada, no es cierto que la integraci¨®n y estabilidad de los inmigrantes legales exija como condici¨®n previa (menos a¨²n, prioritaria) la prioridad de la expulsi¨®n de los irregulares. Por eso es un error presentar como condici¨®n sine qua non las directivas que parecen constituir hoy la prioridad de la pol¨ªtica europea (como las directivas contra los 'pasadores' de inmigraci¨®n ilegal y la directiva marco sobre responsabilidad de los transportistas, las propuestas sobre refuerzo del sistema DAC, et¨¦tera). ?se es un planteamiento unilateral.
3. Priorizar la lucha contra la discriminaci¨®n/subordinaci¨®n jur¨ªdico-pol¨ªtica de g¨¦nero que han creado los instrumentos de pol¨ªtica de inmigraci¨®n y que afectan a las mujeres inmigrantes.
4. Reforzar el reagrupamiento familiar como derecho de todos los miembros de la familia, sin condicionamiento de prejuicios etnoculturales. Insisto, como derecho, no como instrumento de la pol¨ªtica de inmigraci¨®n.
5. Prestar especial atenci¨®n a la situaci¨®n de los menores inmigrantes, y en particular a quienes se encuentran en territorio de la UE sin el n¨²cleo familiar.
6. Priorizar en la agenda europea la directiva sobre acceso y libre circulaci¨®n de trabajadores (Comunicaci¨®n 386 -final- de 11.07.2001). Pero es preciso que en esa directiva se revisen al menos dos elementos: la identificaci¨®n del contingente como medida b¨¢sica, una herramienta que ha sido criticada por sus efectos perversos y su ineficacia -sobre todo en su identificaci¨®n como instrumento prioritario de la pol¨ªtica de inmigraci¨®n- por el propio comisario europeo en la Comunicaci¨®n 757 ya mencionada. Y, adem¨¢s, la creaci¨®n del permiso para b¨²squeda de trabajo.
7. Prioridad del objetivo de establecer un estatuto com¨²n del residente permanente europeo, que garantice a los inmigrantes cuya proyecto de presencia estable haya sido reconocido el nivel de equiparaci¨®n en derechos y status con los ciudadanos europeos, m¨¢s all¨¢ de la propuesta sobre estatuto de nacionales de pa¨ªses terceros residentes de larga duraci¨®n (Comunicaci¨®n 127 -final- de 13.03.2001)
8. En el pilar internacional: prioridad en la acci¨®n exterior de la UE de la Pol¨ªtica de Vinculaci¨®n de Codesarrollo e Inmigraci¨®n, mediante convenios bilaterales y multilaterales que superen el objetivo unilateral de asociaci¨®n de los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito en la funci¨®n de polic¨ªa de fronteras.
9. Provisi¨®n de instrumentos financieros espec¨ªficos a ese respecto.
10. Adem¨¢s, renovar la pol¨ªtica euromediterr¨¢nea mediante el impulso en la cumbre de Valencia a los objetivos se?alados en Barcelona y reformulados en el Informe Na?r al Parlamento Europeo. Reactualizar el programa marco MEDA. Relativizar como prioridad -si no como ¨²nico objetivo real- la gesti¨®n policial com¨²n de la frontera sur mediterr¨¢nea (directrices comunes sobre visados, creaci¨®n de la polic¨ªa europea de fronteras).
Javier de Lucas es catedr¨¢tico de Filosofia del Derecho de la Universidad de Valencia.
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