Literatura civil
LA ATM?SFERA de cinismo y cambalache que, de un modo ya end¨¦mico, rodea a los m¨¢s sonados premios literarios de este pa¨ªs, hace que paguen justos por pecadores y que demasiado a menudo sean metidos en el mismo saco los llamados premios comerciales, impulsados generalmente por un determinado sello editorial, aquellos otros que, con intereses menos venales, y en una atm¨®sfera mucho m¨¢s proba y discreta, promueven todo tipo de instituciones m¨¢s o menos p¨²blicas.
No es ¨¦ste el lugar para profundizar en esta distinci¨®n, pero s¨ª el de reparar en ella para consignar la naturaleza tan distinta tanto de los procedimientos como de los resultados de unos premios y otros. Creados por motivos de pol¨ªtica cultural (generalmente campa?as de promoci¨®n local), y sin ¨¢nimo de lucro (por mucho que est¨¦n a menudo muy bien dotados econ¨®micamente), dichos premios institucionales suelen contar con mecanismos de deliberaci¨®n nada tendenciosos y con jurados que act¨²an con plena libertad e independencia. En cuanto a los textos premiados (y aqu¨ª se habla de los galardones concedidos a originales in¨¦ditos), suelen circular, en su mayor¨ªa, de forma semiclandestina, publicados bien por la propia instituci¨®n, bien por alguna casa editora de distribuci¨®n m¨¢s bien azarosa. Si se echaran las cuentas, el n¨²mero total de publicaciones promovidas por esta v¨ªa resultar¨ªa sin duda sorprendente. Sobre su incidencia real en el sistema literario de este pa¨ªs no cabe hacerse ilusiones: es pr¨¢cticamente nula. Pero, antes de encontrar en ello razones para la denuncia, la desesperaci¨®n o la queja de lo que sea, conviene reparar, sin condescendencia ninguna, en un factor positivo de todo este tinglado: su contribuci¨®n a la existencia y el fomento de lo que podr¨ªa ser considerado, un tanto pomposamente, qu¨¦ se le va a hacer, como el 'tejido civil' de la instituci¨®n literaria propiamente dicha. Lo que quiere decirse es que estos premios sirven en definitiva de cauce por el que, fuera de los circuitos comerciales, se cumple -peregrinamente, si se quiere- la leg¨ªtima demanda de muchos ciudadanos, escritores o no de profesi¨®n, de publicar, de ser le¨ªdos siquiera por unos pocos, y de probar acaso una v¨ªa de acceso a esa feria de las vanidades en que se compra y vende la literatura.
Silencio en Belvalle
Jes¨²s de las Heras. Diputaci¨®n Provincial de Cuenca. Cuenca, 2001. 286 p¨¢ginas. 9 euros.
No suelen darse, entre los textos distinguidos por las instituciones p¨²blicas, sorpresas ni revelaciones, pero s¨ª una cierta calidad media que en no pocos casos resiste la comparaci¨®n con productos editoriales de mayor circulaci¨®n. As¨ª ocurre, en muy distintos grados y formas, con las cuatro novelas que a continuaci¨®n se rese?an, todas ellas las primeras que sus autores publican.
Silencio en el valle, de Jes¨²s de las Heras (Cuenca, 1943), obtuvo el Premio Alfonso VIII de Novela 2001, que concede la Diputaci¨®n Provincial de Cuenca. La novela narra en clave detectivesca, y con un estilo a la vez sincopado y redicho, infestado de exasperantes circunloquios, las pesquisas mediante las que su protagonista, un investigador econ¨®mico metido por azar en asuntos criminales, consigue despejar el rocambolesco enigma en que le introduce una mujer supuestamente amenazada por su marido.
El puente roto, de Sonia Moll¨¢ (Madrid, 1963), obtuvo el Premio de Novela Principado de Asturias 2001 que concede la Fundaci¨®n Dolores Medio. Un formidable atasco producido por la rotura del puente de Los Remedios, en la ciudad brasile?a de S?o Paulo, sirve a la narradora para trenzar, desde la perspectiva de un hombre aquejado de una dolencia mortal, y en trance por tanto de hacer un balance retrospectivo de su vida, el abigarrado tapiz de una compleja realidad social que se imbrica en la mente del protagonista a trav¨¦s del montaje, sobre la corriente de su conciencia, de las noticias de la radio y de lo que va ocurriendo a otros conductores atrapados en las mismas circunstancias.
Siempre llueve en Santa Urgosia, de Jos¨¦ Mar¨ªa Royo (Madrid, 1950), qued¨® finalista del XXXII Premio Internacional de Novela Corta Ciudad de Barbastro 2001. Se trata aqu¨ª de un relato escrito en clave de realismo m¨¢gico, con saludable sorna y con maneras antiguas. Santa Urgosia es una fabulosa localidad cant¨¢brica donde el prodigio de un hombre demediado que sobrevive pronunciando or¨¢culos desata toda suerte de supersticiones y supercher¨ªas, con las que se las ven un juez y un m¨¦dico destinados en el lugar.
Exquisito cad¨¢ver, de Rafael Acevedo (Puerto Rico) obtuvo una primera menci¨®n en el Premio Casa de las Am¨¦ricas 2001. Con seco lirismo, no exento de amaneramiento, y con un ritmo cortante y sentencioso, se urde aqu¨ª una sofisticada y a momentos atractiva fantas¨ªa futurista que recuerda inevitablemente -y deliberadamente, sin duda- a Blade Runner, y que como su modelo endereza una embrollada reflexi¨®n metaf¨ªsica envuelta en un lenguaje oscuro y brillante a la vez, lleno de plasticidad y de carga simb¨®lica.
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