'Los homosexuales somos un lenguaje'
?lvaro Pombo (Santander, 1939) no tiene complejo de inaugurar premios. Pero lo cierto es que en 1983 consigui¨® el I Premio Anagrama con El h¨¦roe de las mansardas de Mansard y el jueves pasado se llev¨® la n que le acredita como ganador del Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara de Novela en su primera edici¨®n. Los dos relucen juntos en los estantes de su biblioteca azul. Su obra El cielo raso (Anagrama) fue considerada por un jurado integrado por representantes de 11 editoriales como la mejor obra narrativa de 2001.
Ayer, en la ma?ana de la resaca de su triunfo, podr¨ªa haber parecido un d¨ªa cualquiera en la vida de Pombo. Pero el cuadro de la monoton¨ªa de su casa con olor a lombarda cocida, entre libros desperdigados y peri¨®dicos a montones, se romp¨ªa constantemente con llamadas de felicitaci¨®n y peticiones de entrevistas. Recibe con un jers¨¦i azul marino de lana con algunos agujeros y se sienta en su sill¨®n marr¨®n del cuarto de estar rodeado de 15 cuadros con barcos veleros y un desorden de sabio, desde el que asume con resignaci¨®n que los 150.000 euros del premio vayan a parar a la promoci¨®n de su libro por parte de la editorial Anagrama y no a su cuenta corriente: '?Hombre, me vendr¨ªan fen¨®meno! Pero yo no soy una persona con muchas necesidades y as¨ª el libro tendr¨¢ una segunda vida', dice.
'Debemos aprovechar lo que hay. No me gusta que se hable mal de la realidad'
'Me considero cristiano y mi deber como tal es ser una buena persona'
Para la conversaci¨®n dispara todas sus armas de lector incontinente y navega con sus gafas redondas y su barba de lobo de mar - 'es lo que siempre he querido ser, aunque s¨®lo haya tenido un bote en mi vida', confiesa- entre citas de Joseph Conrad, Albert Camus, Henry James y Enmanuel Kant y referencias a Pedro Almod¨®var u Operaci¨®n Triunfo, para explicar su visi¨®n de la vida y la utop¨ªa. Se echa en falta la pipa humeante, pero hace 10 d¨ªas que ha dejado de fumar: 'Me siento liberado', afirma, pese a que a veces le traiciona una tos que ahoga la voz a este escritor fundamental en la reciente historia de la literatura espa?ola.
En El cielo raso, este hombre vendaval, homosexual militante y cristiano confeso, que no practicante, reivindica la praxis y la felicidad de lo posible. 'Los homosexuales con cierta edad lo hemos tenido muy crudo', dice. Pero eso no quita para que batalle contra la visi¨®n que Luis Cernuda, poeta de centenario estos d¨ªas, ofrec¨ªa en La realidad y el deseo entre lo ideal e inalcanzable y lo doloroso y vivido: 'Me opongo a su visi¨®n. Est¨¢ entre la posibilidad y el proyecto. ?Qui¨¦n piensa en colmar todos sus deseos en esta vida? Es una contraposici¨®n falsa. Debemos aprovechar lo que hay. No me gusta que se hable mal de la realidad. La clave est¨¢ en la realizaci¨®n y no en la perfecci¨®n'.
Tambi¨¦n cree que hay que salir del gueto en todos los sentidos y dejarse de luchas fan¨¢ticas. 'Tengo alg¨²n amigo que si por ejemplo me oye decir que el amor entre heterosexuales es una cosa muy sana, inmediatamente me ri?e: '?Te est¨¢s desmovilizando!'. Tampoco es eso, creo yo'.
En esas frases se encierra la tesis de El cielo raso, la historia de un personaje homosexual y creyente, Gabriel, a quien le provoca grandes crisis la incomprensi¨®n de la sociedad y la Iglesia, que logra abrirse con la ayuda de su experiencia en El Salvador junto a te¨®logos de la liberaci¨®n. 'Este hombre, que adem¨¢s de su condici¨®n sexual es introvertido, si se cerrara en su mundo se podr¨ªa haber convertido en un monstruo', cuenta Pombo. 'Pero no es as¨ª, ¨¦l logra hacer de su homosexualidad una forma de comunicaci¨®n', asegura. 'Y es as¨ª como debe ser. No somos raros, ni estamos enfermos, debemos conseguir una integraci¨®n porque somos un lenguaje y en la medida en que eso funcione podr¨¢ ser, como dice Jos¨¦ Mantero, el cura de Valverde del Camino, un don de Dios, algo que me parece un gran eslogan'.
Pombo no se enga?a. En su reivindicaci¨®n de lo posible no cree que el sacerdocio y la homosexualidad sean f¨¢ciles de llevar. 'No, es una instituci¨®n con dogmas muy fuertes, honradamente, no son cosas compatibles'. Adem¨¢s, el autor de La cuadratura del c¨ªrculo y Donde las mujeres considera que la apertura mental para todos los aspectos de la vida es lo m¨¢s sano. 'A mi personaje, el reconocimiento de su homosexualidad, la ayuda de otras gentes y el cristianismo de base le convierten en un ser aut¨¦ntico'. La clave la tiene el Dalai Lama, seg¨²n Pombo, 'hay que interiorizar, vivir desde dentro el cambio espiritual, como dir¨ªa ¨¦l'. Y a?ade: 'Lo esencial para un cristiano cristiano, creo yo, es ser una buena persona, por eso el libro de Javier Cercas Soldados de Salamina debe ser muy bueno, porque postula la necesidad de hacer algo intr¨ªnsecamente noble. Perdonar la vida a alguien que a lo mejor merece la muerte en un instante', afirma sobre otro de los finalistas del premio que logr¨® el jueves.
Aunque Pombo ha tratado la homosexualidad en muchas de sus novelas, esta ¨²ltima tiene un fuerte componente autobiogr¨¢fico. Gabriel viene de un lugar que recuerda a Santander. Pese a todo, el escritor no ve con buenos ojos los localismos, aunque ahora escribe otra novela que le devuelve a la tierra. 'Se llama Ventana al norte, que es algo que se dice mucho por all¨ª, y trata de una mujer que se va de Santander a M¨¦xico', cuenta. 'El localismo es un peligro. Corres el riesgo de no poder escapar de tus lugares. Por otra parte, pienso que hay una raz¨®n profunda para escribir desde las ra¨ªces, pero el problema es contar demasiado de los lugares propios'.
?l sali¨® de Santander con 15 a?os. Ven¨ªa de una familia de las que llaman de toda la vida, algo que ¨¦l traduce al castellano actual: 'Yo era un pijo', confiesa. 'Nac¨ª en el muelle, n¨²mero 35. Pero mi Santander no tiene nada que ver con el de hoy'. No era el del Puerto Chico de lujo inmobiliario, sino el de los bajos fondos, los pescadores y los marineros, las mujeres cosiendo las redes y los raqueros -chavales que se buscaban la vida en el puerto- que se tiraban a la bah¨ªa desnudos por dinero al grito de: '??cheme una perra al agua que se la saco con el culo, se?or!'. 'Para m¨ª queda muy lejos, pero a veces vuelvo y otras me sorprendo peg¨¢ndome con alguien que me dice que la bah¨ªa de Bayona, en Galicia, es m¨¢s ancha que la nuestra'.
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