Sevilla, ciudad pac¨ªfica
El movimiento por otra globalizaci¨®n es una amplia respuesta a la injusticia mundial, al enorme foso entre riqueza y pobreza, a la destrucci¨®n acelerada de nuestro planeta. Se extiende por nuestra mejor juventud, por la universidad, actualiza tradicionales principios de la izquierda y elabora propuestas y alternativas por un mundo mejor, en el que los derechos b¨¢sicos se globalicen al tiempo que se reduzca la concentraci¨®n de beneficios. Su m¨¢xima expresi¨®n ha sido el Foro de Portoalegre, donde una amplia red de movimientos, personas y organizaciones han coincidido en caminar juntos, desde la diversidad y desde el pacifismo, en torno a la idea de que 'Otro mundo es posible'. Este mismo foro descartaba completamente la violencia o el terrorismo para conseguir este objetivo.
?Por qu¨¦ negar el uso de instalaciones p¨²blicas para actos y debates de car¨¢cter alternativo?
A pesar de ello es un objetivo definido del Gobierno central se?alar a los movimientos por otra globalizaci¨®n (y por supuesto contra la globalizaci¨®n actual) como violentos. El PP ha guardado durante mucho tiempo un prudente silencio sobre las libertades democr¨¢ticas (fruto sin duda de su complejo de culpa por sus implicaciones con el franquismo) hasta que la mayor¨ªa absoluta, los bombardeos de Bush y las encuestas del CIS lo han envalentonado proclamando un solo principio de la democracia: las mayor¨ªas mandan, olvidando que la democracia consiste tambi¨¦n (y fundamentalmente) en la libertad de cr¨ªtica, en el respeto a las opiniones del contrario y, en todo caso, en la plena libertad de manifestaci¨®n y asociaci¨®n de sus ciudadanos.
La criminalizaci¨®n de la respuesta, de la movilizaci¨®n, es una estrategia continua que busca dos objetivos: fijar los l¨ªmites de la democracia y asustar a una gran parte de la ciudadan¨ªa. Hasta tal punto es as¨ª que personas y colectivos que hemos luchado por la democracia y que, precisamente por ello, trabajamos por un mundo m¨¢s justo y una Europa m¨¢s social y solidaria, tenemos que dar fe de nuestro pacifismo.
Hag¨¢moslo. Somos profundamente pacifistas, no-violentos y as¨ª lo hemos proclamado en nuestra pr¨¢ctica diaria y en nuestras movilizaciones, pero quisiera preguntarle a nuestros gobernantes si ellos lo son tambi¨¦n o, por el contrario, buscan exasperar, criminalizar a la juventud que ya no les respalda, crear climas de violencia o llamar al encuentro de los violentos para abortar, precisamente, un movimiento de conciencia y de futuro como el que se dio cita en Portoalegre.
?De verdad alguien cree que el despliegue de polic¨ªas, tanquetas y amenazas tiene como objetivo detener a un pu?ado de violentos? ?O m¨¢s bien este despliegue lo que busca es el miedo, el recorte de la libertad de expresi¨®n y la imposici¨®n del silencio a una gran parte de la poblaci¨®n? Cualquier profesional de la lucha antiterrorista reconocer¨¢ que los mecanismos para su detenci¨®n no son ¨¦stos. Entonces, ?no ser¨¢ m¨¢s bien el Gobierno el primer interesado en que sea la violencia y no la reclamaci¨®n pac¨ªfica de miles de ciudadanos la protagonista de la contestaci¨®n a las Cumbres Europeas?
El Gobierno no s¨®lo debe facilitar el desarrollo de las Cumbres Europeas sino tambi¨¦n el derecho democr¨¢tico a la libertad de expresi¨®n y de manifestaci¨®n consagrada en nuestra Constituci¨®n. ?O es que se puede suspender el Estado de Derecho? A eso antes se le llamaba Estado de excepci¨®n, que por cierto realiz¨® Berlusconi en G¨¦nova y al que Aznar parece emular. En este contexto el ofrecimiento de di¨¢logo que el presidente del Gobierno andaluz, Manuel Chaves, hace a los foros sociales andaluces es muy positivo. Si Sevilla va a alojar, y pagar, a centenares de participantes de la Cumbre Europea, ?por qu¨¦ negar siquiera el uso de instalaciones p¨²blicas para el desarrollo de actos y debates de car¨¢cter alternativo e, insisto, pac¨ªfico? Nadie en su sano juicio piensa que alguien que venga a Sevilla con intenciones violentas dedique su tiempo a participar en debates en la Universidad sobre la construcci¨®n de la Europa Social, la defensa de la paz o el ecologismo. De nuevo los catalanes nos han recordado que la democracia no se puede recortar ni parcelar y han facilitado instalaciones, negociado recorridos y dado la bienvenida en su ciudad a todas las opiniones. ?Tendremos en Sevilla un Gobierno y una alcald¨ªa a la altura de las circunstancias? Y si no es as¨ª, ?a qui¨¦n beneficiar¨¢?
Concha Caballero es diputada auton¨®mica y coordinadora de IU en Sevilla.
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