El Deportivo, en estado de gracia

Cuando un equipo atraviesa el momento que vive el Deportivo, es dif¨ªcil que partidos como el de ayer se le escapen. La confianza que rezuman los gallegos es l¨®gica si se comprueba que la suerte tambi¨¦n est¨¢ con ellos. Ayer actu¨® como los equipos grandes, decidi¨® el partido en sus primeras llegadas y dio por zanjado un choque en el que se preve¨ªa batalla.

Los coru?eses se encontraron con una ventaja de dos goles cuando el partido no hab¨ªa hecho m¨¢s que comenzar y supieron administrar la renta hasta sacarle el m¨¢ximo partido. Esta vez no hubo rotaciones e Irureta decidi¨® alinear el mismo once que los aficionados deportivistas empiezan a recitar de memoria. S¨®lo H¨¦ctor, en lugar del sancionado C¨¦sar, fue novedad en la alineaci¨®n. Un partido al que los gallegos le dieron mucha importancia. Algo bastante significativo si se tiene en cuenta que la Liga se decide en el ¨²ltimo tramo y en campos como El Sadar.

Conducido de nuevo magistralmente por Valer¨®n, el Depor dio una nueva muestra de que en sus filas el sacrificio no est¨¢ re?ido con el talento. Ese equilibrio, esa perfecta proporci¨®n entre l¨ªneas, es la que tan buenos frutos le est¨¢ dando. Mauro Silva, Sergio y Valer¨®n forman en el centro del campo un tri¨¢ngulo que hace de embudo para el rival y por el que es imposible drenar el juego.

Y para poner la guinda, la resoluci¨®n, la eficacia: Diego Trist¨¢n. Un delantero antes discutido pero sobrado de talento, que ayer en media hora ya hab¨ªa obligado a Unzu¨¦ a sacar el bal¨®n de dentro de su porter¨ªa en tres ocasiones. Osasuna, mientras tanto, trataba de resguardarse del vendaval. Los rojillos pusieron tes¨®n pero en todo momento se palp¨® que enfrente hab¨ªa demasiado equipo para ellos. Le jug¨® una mala pasada tambi¨¦n la falta de concentraci¨®n. Salir ante el Depor sin la motivaci¨®n necesaria puede traer consigo despistes defensivos como los de los dos primeros goles. Se obcecaron adem¨¢s en discutir la actuaci¨®n arbitral -p¨¦sima-, dejando de lado el encuentro.

Por todo ello, la sensaci¨®n era la de que el partido estaba resuelto transcurrida tan s¨®lo media hora. ?nicamente quedaba la inc¨®gnita de comprobar qu¨¦ actitud adoptar¨ªa el Depor. Si dejar¨ªa pasar los minutos en un ejercicio de relajaci¨®n o, si por el contrario, tratar¨ªa de corroborar su buen juego con m¨¢s goles. Y lo cierto es que en el segundo tiempo levant¨® un poco el pie del acelerador. De forzar un poco m¨¢s la m¨¢quina, la goleada hubiese podido ser de esc¨¢ndalo.

Los habituales suplentes, caso de Makaay o Capdevila, tampoco tuvieron mucho tiempo para el disfrute y se encontraron con un partido absolutamente resuelto en el que resultaba dif¨ªcil motivarse. Fue un segundo tiempo bald¨ªo, en el que Osasuna tampoco puso muchos reparos a la victoria deportivista. S¨®lo en los ¨²ltimos minutos.