Escenas de 'Little Euskadi'
En Idaho, en EE UU, viven 20.000 vascos. Este Estado pide el derecho de autodeterminaci¨®n del Pa¨ªs Vasco
El Senado y el Congreso del Estado de Idaho, en Estados Unidos, aprobaron el pasado 12 de marzo un Acta del Pa¨ªs Vasco que propone un proceso de paz, as¨ª como el 'derecho de autodeterminaci¨®n' de Euskadi, entre otros puntos. Aparte de la confusi¨®n que el documento ha creado en Estados Unidos -que ha obligado al presidente George Bush a recordar a los legisladores de Idaho la exclusividad federal de Washington en materia de pol¨ªtica exterior-, ha puesto en primer plano a una comunidad de herederos de antiguos pastores que hoy conserva una identidad propia en el coraz¨®n de Estados Unidos.
'?Me vas a llevar a Am¨¦rica?', le pregunt¨® a su t¨ªo Antonio Arrubarrena, de 21 a?os. 'Soy un chico robusto y he trabajado en la aldea', argument¨® el joven de Mundaka (Vizcaya). Era 1955 y el t¨ªo de Antonio, como muchos vascos de la primera mitad del siglo XX, hab¨ªa emigrado a Boise, la capital del Estado de Idaho. 'Cuando llegu¨¦, mi t¨ªo me llev¨® al monte y me dijo: 'Vete por ah¨ª'. Ten¨ªamos 2.200 ovejas y tres perros. Los primeros tres d¨ªas lloraba porque no sab¨ªa c¨®mo mantenerlas juntas. Corr¨ªa monte arriba y monte abajo pregunt¨¢ndome ?d¨®nde he venido?'.
Cuarenta y seis a?os despu¨¦s, este pastor ya retirado no se arrepiente de la nueva vida que empez¨®. 'Me acostumbr¨¦. En las monta?as andaba tocando m¨²sica vasca y pensando en chicas', cuenta Arrubarrena, quien ten¨ªa una novia en el Pa¨ªs Vasco. Se cas¨® cuatro a?os despu¨¦s y se la llev¨® a Idaho.
Este Estado, ubicado en el noroeste de Estados Unidos, entre Washington, Oreg¨®n, Nevada, Utah, Wyoming, Montana y la provincia canadiense de Columbia Brit¨¢nica, es todav¨ªa la tierra salvaje de los pioneros. En sus 216.430 kil¨®metros cuadrados -poco menos de la mitad de lo que ocupa Espa?a-, hay s¨®lo 1.293.953 habitantes. Entre ellos, 20.000 se identifican como vascos y, de ellos, el 95% tiene ra¨ªces en Espa?a.
En todo el pa¨ªs, alrededor de 60.000 habitantes se han registrado como vascos, seg¨²n el censo de 2000; pero el Centro de Estudios Vascos de Reno (Nevada) estima que hay unos 150.000.
En el casco hist¨®rico de Boise existe una barriada vasca, de estuco blanco y geranios rojos, con un centro cultural, un museo, un mercado, el bar Gernika y una pensi¨®n victoriana de 1900, donde se hospedaban los primeros pastores vascos. Ser pastor era un trabajo duro y mal pagado, pero para los no angloparlantes significaba una puerta hacia el sue?o americano.
Entonces se les llamaba 'vascos negros y sucios', pero ahora se les conoce como los amerikanuak, tal y como los propios inmigrantes vascos se nombraban entre ellos. Algunos de ellos son abogados, acad¨¦micos y pol¨ªticos. Entre los representantes que firmaron el memorial vasco se incluyen David Bieter, de la C¨¢mara de Representantes, y el secretario de Estado de Idaho, Pete Cenarrusa, ambos hijos de inmigrantes vascos.
Es f¨¢cil mantener las costumbres en una ciudad de 150.000 habitantes como Boise. Las primeras generaciones vascas nacidas en el Estado aprendieron ingl¨¦s. Sus padres no les ense?aban el euskera porque tem¨ªan que fueran v¨ªctimas del aislamiento social. Pero hoy las costumbres han surgido de nuevo, aunque las ra¨ªces se est¨¢n diluyendo con cada generaci¨®n.
'Cuando llegu¨¦ aqu¨ª no hab¨ªa nada en la radio en euskera y muy poco en espa?ol. De vez en cuando o¨ªa una ranchera mexicana. Emocionada de encontrar una lengua familiar, copiaba las letras', recuerda Mary Carmen Totorika, una inmigrante de 69 a?os. Hace 15 a?os fund¨® un coro que hace giras por Estados Unidos y el Pa¨ªs Vasco. 'La m¨²sica siempre me ha puesto alegre y me ha ayudado durante los malos ratos', dice esta superviviente del bombardeo de Gernika.
Lo mismo sucede con la lengua. Jill Aldape, una vasca de 25 a?os, obtuvo una beca Fulbright en 1998, para sumergirse en un barnetegi (casa de idioma) del Pa¨ªs Vasco. Ahora da clases de euskera. 'Se nota que estamos americanizados cuando los m¨²sicos de un picnic vasco tocan a Van Morrison', reconoce, mientras observa una competici¨®n de levantamiento de peso entre ni?os.
Jos¨¦ Luis Arrieta, de 61 a?os, pasa sus d¨ªas libres en el bar del centro cultural. Habla en euskera mientras juega al mus y come salchichas. Es el ¨²ltimo de los pastores vascos. El centro le permite vivir varias culturas a la vez, ya que en el monte es capataz de pastores peruanos, con quienes habla en castellano.
Como ¨¦l, pocos inmigrantes han regresado al Pa¨ªs Vasco para vivir. 'Aquellos d¨ªas de juventud no los puedo olvidar', asegura Arrubarrena con una sonrisa melanc¨®lica. 'Ven¨ªamos de la aldea para bailar pasodobles con las chicas en la plaza de Mundaka. Me enfr¨ªa un poco visitar el Pa¨ªs Vasco ahora. Los j¨®venes de hoy tienen m¨¢s libertad y dinero y se divierten de otra manera. No tengo amigos de mi edad all¨ª. Am¨¦rica ha sido una buena aventura'.
Boise tampoco es ya igual. 'Ahora los j¨®venes no quieren ser pastores, es labor de los inmigrantes peruanos. Cuando uno llega como inmigrante, hay que trabajar en cualquier empleo', cuenta.
Aparte de su orgullo cultural, los descendientes de vascos de Idaho no suelen hablar de pol¨ªtica. 'Aqu¨ª, como en el Pa¨ªs Vasco, es tab¨²', dice un camarero del bar Gernika. Le cansa contestar a la pregunta. Sus ojos dan un apurado vistazo por el bar y a?ade en voz baja: 'Seguro que hay simpatizantes de ETA pero no lo cuentan en p¨²blico'. No se permite la pol¨ªtica en las organizaciones vascas de Estados Unidos, sobre todo porque divide a los vascos del lado franc¨¦s y a los del espa?ol.
Pero el documento aprobado por sus representantes ha avivado un poco m¨¢s el debate. 'Queremos que Bush entienda que ETA no representa a todos los vascos. Queremos organizar un comit¨¦ de mediaci¨®n entre el Gobierno aut¨®nomo vasco y el Gobierno espa?ol. Hay pocos vascos en Idaho que apoyen a ETA', afirma el secretario de Estado, Pete Cenarrusa.
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