Las campanas doblan por Andersen
La falta de compradores y la apertura de un proceso oficial cuestionan el futuro de la auditora
Las campanas ya doblan por Andersen. Nadie ha querido negociar su adquisici¨®n en Estados Unidos por temor a las consecuencias de un procesamiento por obstrucci¨®n a la justicia en el 'caso Enron' que amenaza con provocar una mortal sangr¨ªa de clientes, adem¨¢s de dar un definitivo golpe a su credibilidad. A ello no es ajena la decisi¨®n de la Administraci¨®n de abrir un proceso formal a la auditora bajo la acusaci¨®n de ordenar a sus empleados la destrucci¨®n de documentos relacionados con la quiebra de la compa?¨ªa el¨¦ctrica.
A¨²n est¨¢n por delimitar las responsabilidades de Andersen en la quiebra de Enron, pero las consecuencias son muy evidentes
La auditora ha ofrecido 750 millones de d¨®lares a los perjudicados por la ca¨ªda de Enron, pero la propuesta no ha sido aceptada
'Es un barco que se hunde', dice un profesor universitario de contabilidad; 'Esta no es la novia con la que yo me cas¨¦', comenta un antiguo socio de la auditora.'Mi padre se tiene que estar revolviendo en la tumba', aventura la hija del hombre que convirti¨® a Arthur Andersen en el patr¨®n oro de la credibilidad en las auditor¨ªas.
Andersen recibe fuego graneado desde m¨¢s frentes de los que puede atender. La situaci¨®n es cr¨ªtica. Son escenas que nadie pod¨ªa imaginar hace s¨®lo medio a?o, cuando Andersen llevaba la cabeza m¨¢s alta de todo el sector, aparentemente ungida con los principios de rigor ¨¦tico infundidos por su creador, Arthur Andersen, en 1913, ampliados y profundizados por quien tras la muerte del fundador, en 1947, evit¨® la desaparici¨®n de la firma, Leonard Spacek.
El impoluto espejo de Andersen hab¨ªa sufrido algunas mataduras en los ¨²ltimos a?os -con la indebida aprobaci¨®n de cuentas desproporcionadamente exageradas en Sunbeam y Waste Management, que acabaron con el pago de indemnizaciones multimillonarias por parte de la auditora a los accionistas-, pero esos traspi¨¦s pasaron desapercibidos y no afectaron a la brillante imagen de la firma.
El 'esc¨¢ndalo Enron'
Luego estall¨® Enron y el cielo se vino abajo. Y no s¨®lo Enron. Global Crossing, la mayor compa?¨ªa del sector de las telecomunicaciones en presentar suspensi¨®n de pagos, tambi¨¦n hab¨ªa sido auditada por Andersen. Y la auditora pag¨® hace unos d¨ªas otra indemnizaci¨®n de 217 millones de d¨®lares a una fundaci¨®n de Arizona que quebr¨® sin que los contables externos vieran venir el hundimiento.
Tratando de reavivar el esp¨ªritu de Spacek, la compa?¨ªa se ofreci¨® a colaborar en todo en las m¨²ltiples investigaciones sobre la quiebra de Enron. Joseph Berardino, consejero delegado de Enron, sorprendi¨® en diciembre al Congreso al presentarse voluntariamente a declarar. Fue una deposici¨®n defensiva: Andersen hab¨ªa aprobado las cuentas de Enron porque ignoraba informaci¨®n que le ocultaba la compa?¨ªa de Houston. No obstante, Berardino reconoci¨® que Andersen hab¨ªa cometido errores. Su tesis es que tales errores no fueron la causa del repentino derrumbamiento del gigante.
Todav¨ªa est¨¢n por delimitar las exactas responsabilidades de Andersen en una quiebra para la historia, pero las consecuencias est¨¢n a la vista. La auditora ha ofrecido indemnizar con 750 millones de d¨®lares a los perjudicados por la ca¨ªda de Enron, sin que su propuesta haya sido aceptada. La gravosa amenaza de mil millonarias responsabilidades financieras -creada por el procesamiento por obstrucci¨®n a la justicia al destruir toneladas de documentos de Enron cuando, seg¨²n el Departamento de Justicia, la auditora ya sab¨ªa que pod¨ªan ser necesarios para la investigaci¨®n sobre el fiasco de la compa?¨ªa tejana- , fue el problema para el que no encontraron soluci¨®n quienes negociaban la compraventa de Andersen: Deloitte & Touche, KPMG y Ernst & Young, n¨²meros dos, tres y cuatro, respectivamente, en el r¨¢nking de las Cinco Grandes que encabeza PricewaterhouseCoopers, con una facturaci¨®n de 22.300 millones de d¨®lares en el pasado ejercicio, y cierra Andersen, con 9.300 millones.
La de Chicago es la ¨²nica de las Cinco Grandes que no tiene nombre compuesto, como fruto de su convicci¨®n de que nadie pod¨ªa estar a la altura de su imagen de marca y, por ello, nadie pod¨ªa unir su nombre al de Andersen.
La firma naci¨® hace 89 a?os, fundada por Arthur Andersen, un profesor de la Universidad de Northwestern, que empez¨® en Price Waterhouse y cuyo retrato de mirada firme cuelga en la sede de la compa?¨ªa, con una rosa amarilla adornando la solapa de un cl¨¢sico traje cruzado. A su muerte, la compa?¨ªa estuvo a punto de desaparecer por discrepancias sobre la propiedad en la familia Andersen, pero Spacek y otros socios compraron la sociedad y la elevaron a lo m¨¢s alto. A Andersen y Spacek se les atribuye una enorme influencia en el mundo de las auditor¨ªas, basada en la defensa a ultranza de los principios que debe cumplir la profesi¨®n. Spacek ampli¨® la base del negocio con la prestaci¨®n de servicios de consultor¨ªa, una rama cuyo crecimiento pronto vio que se pod¨ªa convertir en una amenaza para la integridad del negocio. Los auditores estaban abocados a degradar su funci¨®n de velar por los intereses de los accionistas en las empresas auditadas si se dedicaban a buscar la prestaci¨®n de otros servicios al mismo cliente. En las audiencias del Congreso de Estados Unidos sobre la ca¨ªda de Enron se ha equiparado esa transformaci¨®n como la de un perro guardi¨¢n que se convierte en perrillo faldero.
Durante a?os, aun despu¨¦s de dejar la presidencia en 1963 y en su calidad de conciencia moral del sector, Spacek batall¨® por el m¨¢ximo rigor y transparencia en los trabajos de auditor¨ªa y por mantener separadas las actividades contables de las de consultor¨ªa, con sus diferentes cultura: ponderada y gris aqu¨¦lla, arriesgada y brillante, ¨¦sta, con sus m¨²ltiples campos de asesor¨ªa legal, financiera o tecnol¨®gica. Fueron esfuerzos casi vanos. La realidad econ¨®mica y del negocio acab¨® por imponerse. Auditor¨ªa y consultor¨ªa acabaron por convertirse en dos caras de la misma moneda, en Arthur Andersen y en todas las dem¨¢s compa?¨ªas del sector, a partir de los a?os ochenta.
Resultados traum¨¢ticos
En Arthur Andersen con resultados traum¨¢ticos. La m¨¢s lucrativa divisi¨®n de consultor¨ªa fue creciendo hasta revelarse contra la contribuci¨®n que deb¨ªa realizar al conjunto de la sociedad, donde, adem¨¢s, la divisi¨®n de auditor¨ªa tambi¨¦n ofrec¨ªa a servicios de consultor¨ªa a sus clientes. El agrio divorcio comenz¨® en 1997 y concluy¨® el a?o pasado, con Andersen Consulting obligado a renunciar a su nombre y forzado a indemnizar a la casa matriz con mil millones de d¨®lares, una m¨ªnima parte de los 14.000 que reclamaba Arthur Andersen. Andersen Consulting cambi¨® su nombre a Accenture y hoy celebra como una iron¨ªa del destino el haberse salvado del estigma del que anta?o fuera un deseado nombre. Arthur Andersen, a su vez, se qued¨® s¨®lo con el apellido como marca comercial.
En el pasado ejercicio, el 26% de la facturaci¨®n de Andersen proced¨ªa de consultor¨ªa, frente al 43% de auditor¨ªa y un 31% de asesoramiento fiscal. En el a?o 2000, de los 52 millones facturados por Andersen a Enron, su segundo m¨¢s importante cliente, 25 correspondieron a auditor¨ªa y 27 a otros servicios, incluidos los de consultor¨ªa. En febrero del a?o pasado, responsables de Andersen se plantearon si abandonar a Enron, en vista de las dudas que planteaban la creativa contabilidad impulsada por los gestores tejanos. La auditora opt¨® por mantener la relaci¨®n porque esperaba duplicar en pocos a?os la facturaci¨®n. 'Yo recuerdo a mi padre despotricando y diciendo que Andersen no pod¨ªa ofrecer auditoria y consultor¨ªa a las mismas compa?¨ªas porque eso creaba conflictos de inter¨¦s', dec¨ªa esta semana Judith Spacek en The New York Times. 'Estoy segura de que se est¨¢ revolviendo en su tumba y diciendo: 'Ya te lo dec¨ªa yo''.
La mezcla de ambas actividades, la necesidad de hacer aumentar la cuenta de resultados y el temor a alienarse a un cliente que adem¨¢s de auditor¨ªa pagaba por consultor¨ªa son algunos de los factores que han contribuido a la crisis de credibilidad que vive el sector. La muy posible desaparici¨®n de Andersen, con su orgullosa historia, duele a veteranos como Duane Kullberg, que trabaj¨® 35 a?os en la compa?¨ªa hasta llegar a la cumbre en los a?os ochenta. Kullberg dice a todo el que le quiera escuchar: 'Lo que leo en los peri¨®dicos no tiene nada que ver con la novia con la que yo me cas¨¦'. Itzahk Sharav, profesor en la School of Business de la Universidad de Columbia, cree que Andersen 'es un barco que se hunde'.
El plan del ex gobernador puede llegar demasiado tarde
Paul Volcker, un hombre de gran autoridad moral, fue llamado urgentemente el mes pasado por los responsables de Andersen para que elaborara un plan de reforma a fondo de la estructura y modo de actuar de la compa?¨ªa. Esta semana, unos d¨ªas antes del procesamiento de la auditora, el que fuera gobernador de la Reserva Federal present¨® sus conclusiones. Reclama, entre otras medidas, la separaci¨®n de auditor¨ªa y consultor¨ªa y la peri¨®dica rotaci¨®n de los auditores que fiscalizan las empresas. Volcker reconoce que sus propuestas pueden no llegar a tiempo para salvar a Andersen, porque se vive una situaci¨®n al borde de la desbandada, entre los empleados y entre los clientes de la auditora. 'Si todo el mundo lo deja, no queda compa?¨ªa', dice. Algunos socios (empleados capitalistas que invierten parte de sus ingresos en la sociedad) han dejado Andersen y otros trabajadores han tanteado el salto a otras firmas. En Andersen se?alan que el movimiento de personal no es sustancialmente distinto al de otras temporadas. La competencia espera capitalizar el ¨¦xodo una vez concluya a finales de mes el trabajo de auditor¨ªas para el ejercicio que se cerr¨® el pasado 31 de diciembre. De momento, el Gobierno se ha unido al medio centenar de empresas que ya han comunicado a Andersen que van a prescindir de sus servicios. Hay nombres may¨²sculos en el mundo corporativo de Estados como Delta Airlines, la farmac¨¦utica Merck, la financiera Freddie Mac o FedEx. Otras que hab¨ªan decidido mantener la relaci¨®n han hecho saber que van a revisar la situaci¨®n a la luz del procesamiento por obstrucci¨®n a la justicia. Auditor Trak, una firma que analiza el sector, se?ala que en enero y febrero del a?o pasado Andersen perdi¨® 17 clientes, y 10 en el mismo periodo del a?o 2000. Aquellas p¨¦rdidas fueron compensadas por 5 y 14 altas, respectivamente. Este a?o s¨®lo ha habido un nuevo cliente. Steven Kaplan, profesor de econom¨ªa de la Universidad de Chicago especializado en fusiones y adquisiciones, vaticina que la tendencia va a seguir. '?Qui¨¦n se va a presentar ante un consejo de administraci¨®n o una junta de accionistas diciendo: 'Acabo de contratar a Andersen?'. La auditora reconoce que hasta ahora ha perdido un 2% de facturaci¨®n con respecto al a?o pasado, pero no quiere especular sobre el futuro y subraya que va a seguir trabajando por mantener a los m¨¢s de 2.300 clientes que cotizan en Bolsa, y otras tantas empresas privadas.
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