Armamento de bolsillo

Palestina

Tambi¨¦n el dolor por los muertos pr¨®ximos es m¨¢s o menos estrepitoso seg¨²n el nivel de ingresos. En estos d¨ªas de gloria para el asesino Ariel Sharon las televisiones del mundo reproducen las im¨¢genes de terribles arrebatos de desesperaci¨®n por parte de los familiares de v¨ªctimas palestinas, mientras que el dolor de los israel¨ªes por las suyas se manifiesta de una manera m¨¢s educada, m¨¢s mesurada, dir¨ªase que m¨¢s occidental pese a compartir pr¨¢cticamente el mismo territorio. El llanto desgarrado por las masacres de cada d¨ªa contra los palestinos muestra a las claras un primitivismo emocional que basta para aventurar que siempre tendr¨¢n las de perder en sus chabolas devastadas, sus bombardeados campos de refugiados, sus ni?os baleados por tropas de un ej¨¦rcito regular.

El triunfo de la operaci¨®n

Elegir por votaci¨®n popular, m¨¢s o menos rigurosa, al representante en el festival de Eurovisi¨®n es una de esas ideas que cualquier genio televisivo ajeno al asunto lamentar¨¢ toda su vida que no se le haya ocurrido. A partir de ah¨ª, las reflexiones y los an¨¢lisis para un fen¨®meno algo desmesurado. ?La televisi¨®n todo lo exagera? Sin duda, entre otras cosas porque la mayor¨ªa de sus ¨¦xitos parecen ocurrir en tiempo real, y se trata por tanto de la vida real. Los profesionales de la canci¨®n andan escocidos todav¨ªa con el asunto, que pasa por ser muy democr¨¢tico. Sin reparar en que los programas de mayor audiencia, f¨²tbol aparte, son los que protagonizan personas de dedicaci¨®n inespec¨ªfica, aprofesionales que representan la media estad¨ªstica de aquello en lo que la muchedumbre solitaria querr¨ªa figurar para salir del anonimato. Al fin y al cabo, casi todo el mundo folla, de manera que alg¨²n d¨ªa les tocar¨¢ el turno en una programaci¨®n que apenas si trata de otra cosa.

Argumento de Fallas

Son unas quinientas fallas las que se han plantado en cada cruce de calles de la ciudad, cada una con su tema distribuido en escenas y resumido por alusiones en su remate final, y esta es la hora en que el interesado por la fiesta sigue sin saber de d¨®nde proviene tanta carga ideol¨®gica. A su manera, las fallas hablan de este mundo, elaboran argumentos que recogen asuntos de actualidad, como en una pel¨ªcula antigua y est¨¢tica de corta duraci¨®n. El espectador atento tal vez quiera conocer qui¨¦n fija el tema de la falla, hasta qu¨¦ punto es determinante el espontane¨ªsmo fallero de la comisi¨®n, si el artista goza de cierta autonom¨ªa a la hora de presentar su boceto, si los temas -terribles tantas veces en una sociedad moderna y adosada- que las conforman obedecen a una triste conjura o si perpet¨²an m¨¢s bien y por libre el origen difuso de una comunidad que celebra todav¨ªa su remota ra¨ªz agraria.

Italia resucitada

La rebeli¨®n de cineastas italianos como Nani Moretti y Roberto Benigni contra el poder de Berlusconi y su empresa de convertir la jefatura de gobierno en una sucursal m¨¢s de su red de empresas privadas bien puede ser un anticipo de lo que nos ocurrir¨¢ por aqu¨ª a prop¨®sito de la concentraci¨®n de poder del gobierno de Aznar as¨ª que pasen cinco a?os. Berlusconi es muy espectacular, es cierto, pero la hormiguita cejijunta de Moncloa nada tiene que envidiarle en lo que tiene que ver con los preparativos de difusi¨®n primero y perpetuaci¨®n despu¨¦s de sus poderes. Aqu¨ª, el Jefe, je, je, no es empresario, lo que todav¨ªa es peor, porque de alguna manera tiene que solventar esa carencia. Ahora que el partido en el gobierno se apropia tambi¨¦n de la figura nada heroica de Josep Pla, hora es de preguntarle a Zaplana si ha sugerido a Josemari que disfrutar¨ªa tambi¨¦n como un enano con la lectura de Joan Fuster, ese inocente todav¨ªa maldito.

Perros doblemente armados

Cerca de Benic¨¤ssim hay una urbanizaci¨®n, Montorn¨¦s se llama -casitas no demasiado horribles, ardillas entre los pinos, cuestas ideales para pasear duro, monta?as muy humanas en lo que abarca la vista-, en la que se respirar¨ªa tranquilo el aire de las ma?anas de no ser por los feroces perros guardianes que deambulan entre los jardines y las verjas, amos enfurecidos de parcelas que s¨®lo su presencia convierte en temibles. Por lo general van sueltos, contenidos de momento por vallas a la altura de la mirada humana que nada les impedir¨ªa saltar. A su cuidada ferocidad a?aden la disposici¨®n de los due?os a delegar en ellos la defensa de su propiedad, as¨ª que est¨¢n doblemente armados. Al anochecer, mejor quedarse en la terraza, por si acaso. Rumiando, eso s¨ª, que la ventaja de un guardia de seguridad es que, con suerte, se limita a identificarte sin destrozarte la yugular a dentelladas.