Una larga-corta crisis
Seis meses despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre, la recuperaci¨®n econ¨®mica mundial est¨¢ cercana, con Estados Unidos a la cabeza.
En apenas seis meses, el debate sobre la evoluci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica ha cambiado dr¨¢sticamente. De la incertidumbre creada tras el pasado 11 de septiembre, cuando los pilares de la econom¨ªa mundial fueron golpeados por el temor a una larga crisis, hemos pasado ahora a una situaci¨®n de optimismo al ver c¨®mo determinados indicadores econ¨®micos nos confirman los tan esperados signos de recuperaci¨®n econ¨®mica.
No debemos olvidar que los atentados del 11 de septiembre tuvieron lugar en un momento ya alarmante para la econom¨ªa. Desde inicios de 2001 asist¨ªamos a un escenario de desaceleraci¨®n del crecimiento del PIB en EE UU y en menor medida en Europa, con unos mercados burs¨¢tiles que no ganaban para sustos con constantes profit warnings de empresas tecnol¨®gicas.
Afortunadamente, en esta ocasi¨®n, las medidas adoptadas han causado efecto
De las epidemias surgen las vacunas. De ah¨ª nuestra confianza en un futuro m¨¢s pr¨®spero
Los atentados del 11-S fueron un shock para la confianza de los consumidores y empresarios. El clima de inseguridad reinante y la incertidumbre ante el desarrollo de los acontecimientos pol¨ªticos y militares posteriores fueron caldo de cultivo para mermar las expectativas de los consumidores y empresarios. En consecuencia, la inversi¨®n y el consumo privado se vieron afectados, y el temor a una larga crisis econ¨®mica mundial parec¨ªa un escenario posible.
Visto ahora con perspectiva, podemos afirmar que la primera consecuencia del 11-S fue tomar conciencia de la delicada situaci¨®n econ¨®mica y de la amenaza de estar al borde de una crisis grave. Esto hizo que las principales autoridades econ¨®micas a nivel mundial, esta vez s¨ª, tomasen medidas de forma conjunta y coordinada: bajando el precio del dinero, inyectando liquidez, aplicando pol¨ªticas fiscales expansivas, etc¨¦tera.
A esta forma de actuar conjunta a ambos lados del Atl¨¢ntico contribuy¨® decisivamente el consenso pol¨ªtico mundial en contra del terrorismo, que ha aunado voluntades. Por otra parte, la coincidencia de las principales econom¨ªas mundiales en el inicio de un ciclo de desaceleraci¨®n econ¨®mica antes de los atentados alent¨® la necesidad de adoptar medidas econ¨®micas similares, todo ello entendido bajo el contexto de una econom¨ªa globalizada, en el que es dif¨ªcil comprender y resolver los problemas de forma aislada.
Afortunadamente, en esta ocasi¨®n, las medidas adoptadas han causado efecto, y ahora sabemos que la desaceleraci¨®n econ¨®mica no ha sido tan aguda como pens¨¢bamos en los d¨ªas posteriores a los atentados (los datos del producto interior bruto en Estados Unidos y Europa para los ¨²ltimos trimestres no fueron tan malos como los inicialmente previstos, alcanzando tasas interanuales para el 2001 de 1,1% y 1,5%, respectivamente).
A pesar de que todav¨ªa asistimos a una ¨¦poca de indicadores mixtos, en la que se combinan argumentos v¨¢lidos tanto para optimistas como para pesimistas, parece que la esperada recuperaci¨®n econ¨®mica ha llegado.
Los argumentos de los m¨¢s optimistas se basan en los indicadores avanzados. Efectivamente, en Estados Unidos los ¨ªndices de confianza de consumidores y empresarios se encuentran en una senda alcista, y se observa ya una recuperaci¨®n del consumo y un incremento de la productividad, que fueron los par¨¢metros sobre los que se asent¨® el crecimiento de la econom¨ªa norteamericana durante la anterior d¨¦cada. Apoyando este optimismo, Alan Greenspan [el presidente de la Reserva Federal, el banco central estadounidense] confirm¨® recientemente su confianza en una 'recuperaci¨®n bien encarrilada' para Estados Unidos, aunque matiz¨® que su velocidad ser¨¢ moderada.
En Europa, donde el ciclo econ¨®mico presenta un perfil m¨¢s suave que el de Estados Unidos, y las medidas econ¨®micas fueron menos agresivas (mientras que la Reserva Federal baj¨® sus tipos en once ocasiones durante el a?o 2001, el Banco Central Europeo tan s¨®lo lo hizo en cuatro), tambi¨¦n nos encontramos ante signos que indican una recuperaci¨®n econ¨®mica.
El crecimiento de los ¨ªndices de confianza de los consumidores y empresarios europeos, que supera ya los niveles previos a los del pasado septiembre, son un claro ejemplo de ello. No obstante, el desfase temporal existente entre la econom¨ªa europea y la americana, que muchos analistas cifran en dos o tres trimestres, har¨¢ que la recuperaci¨®n sea m¨¢s tard¨ªa, y posiblemente se ver¨¢ impulsada por el sector exterior, con el consiguiente est¨ªmulo para la industria, la confianza empresarial y la inversi¨®n.
Los argumentos de los pesimistas se basan en la existencia de otros datos no tan alentadores (crecimiento del paro, escasez de inversiones empresariales, niveles bajos de inventarios en las empresas, etc¨¦tera), que son resquicios todav¨ªa por salvar.
Si analizamos las consecuencias de esta recuperaci¨®n econ¨®mica en los mercados, podemos observar que la evoluci¨®n de los tipos de inter¨¦s a largo plazo en los mercados monetarios ha sido bastante estable en los ¨²ltimos meses, tanto en Estados Unidos como en la zona euro, lo que no hace m¨¢s que corroborar que tales indicios de recuperaci¨®n que estamos viviendo en las ¨²ltimas fechas han sido ya descontados por los agentes.
La evoluci¨®n de los mercados burs¨¢tiles mundiales ha sido menos sensible a las actuales perspectivas de mejora en la actividad econ¨®mica, principalmente por las incertidumbres generadas por la mala evoluci¨®n de los resultados empresariales y las consecuencias del caso Enron.
En estos d¨ªas conmemoramos los seis meses desde el pasado 11-S, cuando el shock vivido aquellos d¨ªas nos hizo temer una larga y profunda crisis mundial de todo tipo. Hoy podemos decir que, en lo econ¨®mico, gracias a la reacci¨®n consensuada de las principales potencias, han desaparecido gran parte de las inquietudes y ahora nos encontramos ante el final de una de las crisis econ¨®micas m¨¢s cortas desde la II Guerra Mundial.
El desarrollo tecnol¨®gico, todav¨ªa por potenciar, de las principales econom¨ªas mundiales, junto a la globalizaci¨®n, que distribuye y aminora los riesgos individuales, nos permite esperar un crecimiento econ¨®mico m¨¢s sostenido y duradero. De las epidemias surgen las vacunas. De ah¨ª nuestra confianza en un futuro m¨¢s pr¨®spero. En econom¨ªa se mezclan, quer¨¢moslo o no, los juicios objetivos con los subjetivos. Yo me apunto a un optimismo razonable.
Ernesto Mata es consejero secretario general financiero de Uni¨®n Fenosa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.