Sobre el Congreso de los socialistas vascos
Para los que no somos fundamentalistas, el tema vasco resulta inagotable tanto por lo que se refiere a la reflexi¨®n como a los matices que ofrece casi a diario. Intentar¨¦ sintetizar lo que quiero expresar ante el Congreso extraordinario de un partido con una trayectoria en los ¨²ltimos treinta a?os que conozco bien y cuya contribuci¨®n valoro como esencial en el empe?o de construir un Pa¨ªs Vasco plural, tolerante y en paz.
En primer t¨¦rmino quiero se?alar que, aun pareciendo inmodestia, tengo la certeza de que la democracia espa?ola tiene una deuda pendiente con el PSE. No se ha reconocido en lo que mereciera la aportaci¨®n que los socialistas vascos han realizado no s¨®lo a la consolidaci¨®n del proceso democr¨¢tico en el conjunto del pa¨ªs, sino tambi¨¦n a que algo del Estado siga perviviendo en medio de la ca¨®tica confusi¨®n nacionalista en Euskadi. Sin dem¨¦rito de nadie, aqu¨ª en mi tierra vasca, adem¨¢s de dirigentes hist¨®ricos de la talla de Prieto o de figuras como la de Ram¨®n Rubial, he tenido la oportunidad de encontrar en la militancia an¨®nima hombres y mujeres de una dimensi¨®n personal y pol¨ªtica fuera de lo com¨²n y con una trayectoria que habla a las claras de su capacidad de sacrificio; es a ellos a los que se debe un reconocimiento por su testimonio de compromiso con la vigencia de las libertades y los derechos para todos.
'He de confesar mi indignaci¨®n cuando conversos y mediocres sin escr¨²pulos intentan darnos lecciones'
Por eso he de confesar mi indignaci¨®n cuando conversos o mediocres sin escr¨²pulos intentan darnos lecciones. La aportaci¨®n de la militancia socialista vasca es tan limpia, desinteresada y honrosa que tenemos derecho a tener nuestras crisis con una cierta paz externa. Tenemos tambi¨¦n derecho a estallar. La olla ten¨ªa mucha presi¨®n. Pero que no se equivoquen con nosotros ex ministros que pretenden pescar en r¨ªo revuelto o presidentes del Gobierno que invocan una lealtad que nunca practicaron en la oposici¨®n. El PSOE debe ser inmisericorde con los que han dise?ado la estrategia de dividir falazmente, aunque a veces gozando de eficacia medi¨¢tica, al PSE entre socialistas de ley y socialistas entreguistas al PNV.
Cuando algunos compa?eros plantearon la necesidad de celebrar una Conferencia pol¨ªtica a partir de un documento base, la idea no me entusiasm¨®, pero entend¨ª a los que reclamaban su necesidad despu¨¦s de las elecciones del 13 de mayo. No la consideraba necesaria porque percib¨ªa que, una vez decidido pr¨¢cticamente por unanimidad que nuestro papel en esta etapa era el de ser oposici¨®n y tratar de reconstruir la unidad democr¨¢tica en la lucha contra el terrorismo, el principal desaf¨ªo no resid¨ªa tanto en la elaboraci¨®n de documentos, sino en nuestra capacidad para resistir los envites de la intolerancia y de la violencia, elaborando unas listas locales que nos permitieran mantener el poder municipal que hoy ostentamos, que es mucho y esencial para nuestro proyecto en el Pa¨ªs Vasco. ?se era nuestro reto despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas y lo sigue siendo hoy. Somos el partido m¨¢s antiguo de Euskadi. Hemos pasado por situaciones m¨¢s duras a lo largo de nuestra historia. El empe?o es dif¨ªcil pero no imposible.
Me preocupa, c¨®mo no, el resultado de este Congreso: prefiero un partido que no lo tenga todo claro y necesite debatir sobre los nuevos escenarios a medida que ¨¦stos se vayan produciendo, pero que sea fuerte, s¨®lido, sin voces contradictorias, cohesionado hacia el exterior para enfrentar la dura realidad vasca con garant¨ªas de ¨¦xito y unidos en torno al nuevo l¨ªder que elegiremos. Un partido fuerte se consigue en torno a un proyecto de amplia mayor¨ªa desarrollado con disciplina. La s¨ªntesis no debe ser complicada, pero el proyecto mayoritario debe admitir matizaciones sin hacer dejaci¨®n de ning¨²n principio esencial.
He sido presidente del PSE en la etapa en que Nicol¨¢s Redondo ha sido su secretario general. Debo dar fe, en el sentido notarial de la palabra, de que la pol¨ªtica desarrollada por Redondo ha sido la acordada en los ¨®rganos de direcci¨®n del partido pr¨¢cticamente sin oposici¨®n. Casi por unanimidad. Por lo tanto, la discrepancia no puede centrarse en relaci¨®n con lo hecho en el pasado, aunque s¨ª creo que es imprescindible extraer conclusiones de los comicios del 13 de mayo; pero el debate ha de plantearse, qu¨¦ mejor ambici¨®n, acerca del futuro del socialismo vasco. En este terreno creo que existen las bases para alcanzar un amplio acuerdo dentro del partido.
Coincidiremos todos, al menos eso creo, en que el principal problema de la sociedad vasca es el de la falta de libertad de una parte cada vez m¨¢s amplia de sus ciudadanos que no tienen garantizados ni su seguridad, ni su integridad, ni el derecho a la vida. En su consecuencia, lo que hoy est¨¢ en juego en el Pa¨ªs Vasco es algo a¨²n si cabe m¨¢s amplio y precioso que la paz, por mucho que ¨¦sta lo sea en s¨ª misma: se trata de la libertad. Es decir, la tolerancia, el respeto del pluralismo y la aceptaci¨®n de unas reglas de juego esenciales para la vigencia efectiva de la democracia. Si no se comprenden y aceptan estos valores, la paz no ser¨¢ nunca la paz en la que se asientan las sociedades democr¨¢ticas. Paz no es sin¨®nimo de ausencia de conflictos, sino de renuncia a la violencia para resolverlos.
Reclamamos un gran acuerdo democr¨¢tico cuyo elemento central y b¨¢sico sea, adem¨¢s de poner de manifiesto una voluntad inequ¨ªvoca de recorrer el camino contra la violencia desde la unidad, asentar el principio democr¨¢tico irrenunciable de que los problemas pol¨ªticos s¨®lo puedan ser resueltos por los representantes leg¨ªtimos del pueblo. Mantenido por todos con lealtad, tenacidad y firmeza este principio, convierte en in¨²til pol¨ªticamente cualquier forma de terrorismo y pudiera conducir, alg¨²n d¨ªa, al desistimiento de la utilizaci¨®n de la violencia al comprobar quienes la practican que por esa v¨ªa no consiguen m¨¢s que c¨¢rcel para sus militantes, nunca sus prop¨®sitos pol¨ªticos, contribuyendo a veces incluso a hacerlos m¨¢s inviables.
El objetivo de la unidad democr¨¢tica debemos defenderlo con tes¨®n, aun siendo conscientes de que ni el PP ni el PNV tienen, por diferentes motivos, excesivo inter¨¦s en alcanzarla. La pol¨ªtica frentista del PP y el intento de alcanzar un nuevo Lizarra por parte del PNV constituyen los obst¨¢culos m¨¢s relevantes para que no se produzca la unidad democr¨¢tica. A pesar de ello, el PSE tiene que desplegar toda su fuerza movilizadora para que esta reivindicaci¨®n sea cada vez m¨¢s sentida y asumida por la ciudadan¨ªa vasca. Seremos leales con los pactos firmados en Madrid con el PP y coincidiremos (en este caso, ellos con nosotros) en la defensa de la Constituci¨®n y el Estatuto frente a proyectos soberanistas. No se trata por tanto de equidistancia alguna. Pero, como partido de oposici¨®n, no podemos dejar de criticar y considerar como un esc¨¢ndalo que en la actual situaci¨®n vasca los gobiernos, del PP en Espa?a y del PNV en el Pa¨ªs Vasco, no se pongan de acuerdo en combatir juntos y coordinadamente el terrorismo de ETA.
No soy partidario en principio de pol¨ªticas frentistas, porque un pa¨ªs con riesgos de fragmentarse por la mitad de modo irreconciliable requiere, desde mi punto de vista, de pol¨ªticas de integraci¨®n. Pero tampoco descarto, ni mucho menos, que si lo que se pretende desde el PNV es volver a un frentismo de las caracter¨ªsticas de Lizarra, la respuesta a esta equivocaci¨®n sea un acuerdo constitucionalista que frene las tentaciones excluyentes e impositivas de un proyecto de tal naturaleza. En todo caso, ¨¦ste es un debate sobre pol¨ªtica de alianzas que debe circunscribirse a los periodos electorales y no debiera tener car¨¢cter permanente.
No debemos descartar que, si alg¨²n d¨ªa alcanzamos la unidad democr¨¢tica, la consecuencia m¨¢s razonable a la que nos conducir¨ªa ser¨ªa formar un gobierno tambi¨¦n de unidad democr¨¢tica, es decir, de concentraci¨®n, para acabar con ETA. En fin, no anticipemos escenarios que no son inmediatos. Por el momento, a los socialistas nos aguarda una tarea m¨¢s urgente que debemos acometer con acierto porque de su ¨¦xito depende algo m¨¢s que el futuro de nuestro propio partido.
Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas es diputado por Vizcaya y ex presidente del PSE.
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