Sombras on¨ªricas
La expansi¨®n industrial y tecnol¨®gica siempre ha sido un motivo de inter¨¦s para los fot¨®grafos con un pensamiento bien estructurado e ideas favorables al progreso. Sus tomas han plasmado transformaciones del territorio provocadas por la intervenci¨®n humana, generalmente entendidas como socialmente ¨²tiles. Los seguidores de la Bauhaus, el constructivismo ruso o los industrialistas americanos fueron pioneros de esta forma de entender la fotograf¨ªa. Es una corriente que, con energ¨ªa renovada por acumulaci¨®n de otras experiencias estil¨ªsticas, ha llegado hasta nuestros d¨ªas, y el Pa¨ªs Vasco mantiene en activo algunos ejemplos notables.
Sobresale Patxi Cobo (Ortuella, 1956), que acaba de publicar el libro Metamorfosis. Un recorrido a trav¨¦s de la l¨ªnea 2 del metro de Bilbao a instancias de Imebisa, la sociedad p¨²blica del Gobierno vasco que construye el ferrocarril metropolitano. No es nuevo que este autor se enfrente a un trabajo de este tipo. Est¨¢ familiarizado con el g¨¦nero y tanto el Museo Vasco como el de Bellas Artes de Bilbao han expuesto sus realizaciones en distintas ocasiones. La presentaci¨®n de sus nuevas fotograf¨ªas ha tenido lugar en Barakaldo. El escenario lo prest¨® el emblem¨¢tico edificio Ilgner, antiguo centro de autoabastecimiento el¨¦ctrico para Altos Hornos, afortunadamente salvado de la demolici¨®n sider¨²rgica y que hoy se ha reconvertido en un atractivo auditorio con posibilidad de cumplir funciones de sala de exposiciones.
Como todos los grandes proyectos, el resultado de este libro es el trabajo de todo un equipo. Si bien las fotograf¨ªas cargan con la mayor parte del esfuerzo, los textos de corte po¨¦tico de Ram¨®n Madinaveitia, el dise?o de Jos¨¦ Mari Lago o el inestimable apoyo de Agust¨ªn Presmanes, que ofici¨® de presentador el d¨ªa de autos, han jugado un papel imprescindible. Las fotograf¨ªas nos hablan del esfuerzo de los hombres construyendo un t¨²nel destinado al Metro. En su recorrido muestran c¨®mo la naturaleza va transform¨¢ndose para adecuarse a los caprichos y necesidades humanas. Se van abriendo huecos y la fisonom¨ªa cambia con la participaci¨®n de unas sombras despertadas -unas veces con delicadeza otras con violencia- por el poder de unos focos artificiales que alumbran todo el trayecto.
Plat¨®n y la caverna es el referente mitol¨®gico que nos aproxima a la comprensi¨®n de un trabajo cicl¨®peo, cuyas dimensiones ha sabido captar la c¨¢mara cargada de placas en blanco y negro. Pero el autor no solo se ha conformado con estructurar el relato de un mundo de tinieblas que cambiaba en cada visita efectuada mensualmente y no volver¨¢ a repetirse. La narraci¨®n, que arranca describiendo potentes m¨¢quinas perforadoras, encuentra otras formas m¨¢s sublimes, establece nuevos c¨®digos geom¨¦tricos, y sin perder de vista la realidad, sin olvidar un ¨¢pice la trascendencia de los documentos que va plasmando, incorpora rasgos de abstracci¨®n.
Las im¨¢genes recuperan las arrugas que la vieja madre tierra guarda en su interior. Figuraci¨®n de nuevas perspectivas que no escatiman lo on¨ªrico, ni lo sensual. El resultado nace de un combinado de luz, agua, polvo y roca lleno de llamadas a la imaginaci¨®n. Las formas conseguidas nos dejan so?ar, pero finalmente despertamos en un t¨²nel, un proyecto dise?ado para ofrecer servicio a la Margen Izquierda, que termina por abrirse en una estaci¨®n camino hacia un amanecer con esperanza.
De esta manera Patxi Cobo marca nuevas pautas en la expresi¨®n pl¨¢stica. Descubre la belleza de unas labores de ingenier¨ªa poco conocidas e interpreta los territorios (paisajes) transformados a iniciativa de los hombres. Adem¨¢s, sin olvidar los aspectos documentales e informativos, incorpora intencionadamente un estadio simb¨®lico que va m¨¢s lejos de la obviedad pl¨¢stica y busca la complicidad interpretativa del espectador, al que generosamente ofrece un exquisito placer visual. Todo desde una categor¨ªa humana y est¨¦tica desbordante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.