El Reino Unido pide a la comunidad internacional 'una guerra contra la pobreza'
El presidente del Banco Mundial reprocha a los pa¨ªses ricos el beneficio del tr¨¢fico de armas
El mayor aliado militar de Estados Unidos act¨²a en Monterrey como el primer cr¨ªtico del escepticismo de Washington sobre la ayuda al desarrollo. La delegaci¨®n brit¨¢nica, dirigida por el secretario del Tesoro, Gordon Brown, ha asumido en esta conferencia de Naciones Unidas, que hoy congregar¨¢ a m¨¢s de 50 l¨ªderes y a m¨¢s de 170 pa¨ªses, la expresi¨®n de las razones de cuantos quieren incrementar la ayuda. Y usa un argumento preciso: 'Hay un acuerdo creciente en que, igual que luchamos juntos contra el terrorismo, debemos luchar juntos contra la pobreza'.
Esta frase, con la que arranca un informe del Ministerio de Econom¨ªa brit¨¢nico presentado en Monterrey, encuentra eco en las del presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, que ayer reiter¨® aqu¨ª muchas de las ideas que expuso ante el Comit¨¦ de Bretton Woods el pasado 6 de marzo. 'El 11 de septiembre, la crisis de Afganist¨¢n lleg¨® a Wall Street, al Pent¨¢gono y a un campo de Pensylvania, y el muro imaginario que divid¨ªa al primer mundo del tercer mundo se derrumb¨® estrepitosamente. El creer en ese muro nos ha hecho pensar durante mucho tiempo que un mundo donde cada minuto muere una mujer en el parto es un mundo normal. Es tiempo de desmantelar ese muro, de reconocer que en este mundo unificado la pobreza es nuestro enemigo com¨²n. La guerra por librar es contra la pobreza', dijo.
Tanto Gordon como Wolfensohn insisten en la necesidad de que la cumbre produzca un compromiso para incrementar la ayuda al desarrollo en unos 50.000 millones de d¨®lares (57.000 millones de euros) durante los pr¨®ximos a?os. As¨ª se invertir¨ªa, al menos, la tendencia a la reducci¨®n de la ayuda registrada durante los noventa, cuando la cifra global baj¨® de 60.000 millones de d¨®lares en 1992 a 53.000 millones de d¨®lares en 2000. La tasa media descendi¨® en ese periodo del 0,35% al 0,22% del PIB, y la ayuda per c¨¢pita en ?frica cay¨® de 32 d¨®lares en 1990 a 19 d¨®lares en 1998, mientras los precios agr¨ªcolas ca¨ªan un 25%.
Pero la cumbre de Monterrey, que parte del compromiso de EE UU a incrementar su ayuda en 5.000 millones de d¨®lares durante los pr¨®ximos tres a?os y del de la UE a aportar otros 7.000 millones de d¨®lares al cabo de cuatro a?os, queda lejos de ese objetivo. El ministro espa?ol de Exteriores, Josep Piqu¨¦, como presidente de turno de la UE, dijo ayer que se trata de 'un avance', aunque reconoci¨® que en esta reuni¨®n no se alcanzar¨¢ el objetivo de la Cumbre del Milenio de reducir la pobreza en el mundo a la mitad para 2005.
Piqu¨¦ obvi¨® la cuesti¨®n de c¨®mo explicar la resistencia de Washington a contribuir decisivamente a recaudar una suma adicional que, en definitiva, represente menos de la sexta parte de las subvenciones de los pa¨ªses ricos a sus agriculturas o que, en palabras del presidente del Banco Mundial, 's¨®lo costar¨ªa un quinto del 1% de las rentas' de los mismos pa¨ªses.
El informe del Tesoro brit¨¢nico responde que el escepticismo se debe al llamado 'cansancio de los donantes', s¨ªndrome muy norteamericano, por el que se concluye que, a la vista de que ?frica sigue creciendo por debajo del 3% pese los fondos recibidos, m¨¢s que incrementar la ayuda, hay que hacerla eficaz.
El informe de los colaboradores de Gordon Brown replica que la ayuda al desarrollo dio '¨¦xitos espectaculares' en Bostwana y Corea del Sur en los sesenta, en Indonesia en los setenta, en Bolivia y Ghana en los ochenta y en Uganda, Vietnam y Europa oriental en los noventa. Y a?ade que no hay motivo para que no los siga consiguiendo si se respetan dos principios: que se concentre en los pa¨ªses m¨¢s pobres -'hay que desplazar la ayuda de las prioridades pol¨ªticas a las prioridades de desarrollo', dice el informe- y que deje de estar vinculada al compromiso de que el beneficiario la gaste en productos del donante.
La ayuda ha ganado ya en eficacia mientras su monto disminuye, sostiene el informe brit¨¢nico. 'En 1990, 1.000 millones de d¨®lares sacaban a unas 120.000 personas de la pobreza extrema permanentemente. En 1997, con el mismo mill¨®n se rescataba a 284.000 personas'.
Wolfensohn compara la resistencia de los pa¨ªses ricos a incrementar la ayuda con el hecho de que 'son responsables del 90% del valor multimillonario del comercio de armas del mundo'. 'Las armas', a?ade, 'que est¨¢n contribuyendo a los mismos conflictos que todos nosotros decimos condenar y en cuya eliminaci¨®n debemos gastar m¨¢s dinero'.
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