Artesanos del sonido
La m¨²sica antigua gana adeptos en todo el mundo y su protagonismo en el mundo concert¨ªstico y discogr¨¢fico es un fen¨®meno art¨ªstico imparable. El movimiento historicista impulsado en los a?os setenta por Gustav Leonhardt y Nikolaus Harnoncourt -con Johann Sebastian Bach como fuente de inspiraci¨®n- ha abierto nuevos caminos interpretativos basados en la recuperaci¨®n del estilo, las pr¨¢cticas y los instrumentos de ¨¦poca. La llamada revoluci¨®n barroca ha abierto una fascinante ventana al pasado en la que cobran nueva vida los sonidos de ¨¦poca. Para ayudar al aficionado en la b¨²squeda de la autenticidad, el investigador, ensayista y poeta Ram¨®n Andr¨¦s (Pamplona, 1955) ha llevado a cabo una monumental obra de consulta que condensa m¨¢s de dos milenios de historia musical a trav¨¦s de los instrumentos que la hicieron posible.
Un trabajo que se acerca a las ra¨ªces musicales de la antig¨¹edad griega y recorre m¨¢s de dos mil a?os de aventura sonora hasta desembocar en el crep¨²sculo del barroco, personificado en el legado de Bach, es un viaje en el tiempo tan ambicioso como agotador para un solo hombre. Cuando aparecen en el mercado editorial obras de estas caracter¨ªsticas -algo muy poco habitual en el ¨¢mbito espa?ol- lo normal es que sean obras de equipo dirigidas por un investigador. Pero no es el caso, porque el Diccionario de instrumentos musicales que acaba de publicar Ediciones Pen¨ªnsula es una haza?a ¨²nica fruto de m¨¢s de dos d¨¦cadas de paciente trabajo de investigaci¨®n en solitario.
Ram¨®n Andr¨¦s, que en su
vertiente literaria ha publicado varios libros de poemas -La l¨ªnea de las cosas (1994) y La amplitud del l¨ªmite (2000) son elocuentes testimonios de su talento-, asegura que, aunque un trabajo de estas caracter¨ªsticas puede resultar poco com¨²n, no tiene pretensiones de originalidad ni de erudici¨®n. 'Hay muchos libros que explican la historia y el desarrollo de los instrumentos musicales a partir del siglo XIX, pero cuando hablamos de instrumentos antiguos, nos encontramos con una lamentable ausencia de obras accesibles al gran p¨²blico', explica Andr¨¦s. 'Para la mayor¨ªa de aficionados que se sienten atra¨ªdos por la m¨²sica antigua y barroca, los nombres de los intrumentos resultan a menudo confusos y enigm¨¢ticos. Y el prop¨®sito de este trabajo no es otro que facilitar al aficionado un material de consulta que pueda orientarle y ayudarle a descubrir la belleza musical de cada ¨¦poca'.
En su pr¨®logo al diccionario, el director de orquesta brit¨¢nico John Eliot Gardiner asegura que el uso de los instrumentos musicales adecuados a la crononolog¨ªa de cada compositor no es ni una moda ni una obsesi¨®n filol¨®gica. 'Hasta el reaccionario m¨¢s riguroso, que desea que su H?ndel suene como Mendelssohn, y que Mendelsshon suene como Wagner, comienza a percatarse de que el abismo estil¨ªstico que separa a estos tres maestros es enorme, y que la reconstrucci¨®n hist¨®rica de una partitura y el empleo de los instrumentos de un periodo concreto no son una gratuidad'.
El viaje organol¨®gico propuesto por Andr¨¦s tiene dos lindes cronol¨®gicos que no responden a una elecci¨®n hecha al azar. Arranca en la ¨¦poca de P¨ªndaro, momento en el que Grecia se torn¨® m¨¢s permeable a toda influencia cultural y comenz¨®, a su vez, a incidir sobre las dem¨¢s civilizaciones, y concluye en la figura de Bach, compositor sobre el que est¨¢ preparando un exhaustivo diccionario. 'Sintentiz¨® con maestr¨ªa las corrientes musicales de su tiempo y figura como referencia cronol¨®gica del crep¨²sculo barroco. A mediados del siglo XVIII, las familias instrumentales estaban pr¨¢cticamente constituidas, y son, con las l¨®gicas mutaciones, las que han llegado a nuestros d¨ªas'.
A los 23 a?os, cuando actuaba como int¨¦rprete de m¨²sica medieval y renacentista, Andr¨¦s comenz¨® a recopilar material movido por la curiosidad cient¨ªfica y la pasi¨®n musical. En 1983 termin¨® el libro, pero cuando lleg¨® el momento de su publicaci¨®n -la primera versi¨®n del diccionario apareci¨® en 1995, publicada por Biblograf (VOX)- decidi¨® revisarlo, actualizarlo y darle una nueva redacci¨®n. 'Nadie se embarca en una obra de estas caracter¨ªsticas para ganar dinero. He aprendido mucho al hacerla, leyendo con placer partituras, consultando tratados, profundizando en la obra de los poetas cl¨¢sicos, muy ricas en sus referencias a los instrumentos, recopilando grabados... me ha movido la pasi¨®n por la m¨²sica y el arte'.
En el primitivo esquema organol¨®gico, se?ala el autor, fueron decisivas la absorci¨®n de las teor¨ªas musicales de Oriente y la adopci¨®n de una parte de sus instrumentos. La posterior propagaci¨®n por Europa de los pueblos n¨®rdicos, la presencia de Bizancio y el advenimiento de la expansi¨®n ar¨¢biga acabaron de perfilar la variedad instrumental de la Edad Media, que servir¨¢ de base para los m¨¢s elaborados espec¨ªmenes renancentistas. 'Fijar la terminolog¨ªa con rigor ha sido una de las tareas m¨¢s complejas; tambi¨¦n evitar la especulaci¨®n. A veces encuentras 12 denominaciones distintas para el mismo instrumento o un uso arbitrario de su etimolog¨ªa. Y los nombres originales son realmente hermosos, llevan la m¨²sica en las palabras'.
Los instrumentos llevan la m¨²sica dentro. La madera escogida para construir una viola de gamba o un viol¨ªn, el barniz utilizado, la belleza de sus formas, perfilan una identidad sonora sabiamente mantenida a lo largo del tiempo. 'Muchas veces la morfolog¨ªa del instrumento te ense?a a tocarlo, te da las claves para la articulaci¨®n, te muestra su identidad sonora', explica Andr¨¦s mientras acaricia un hermoso la¨²d.
Una obra monumental
LIRAS, ARPAS, guitarras, timbales, bombardas, chirim¨ªas, caracolas, c¨ªmbalos, c¨ªtaras, flautas, oboes, clarinetes, trompas, trompetas, espinetas, claves, clavicordios, fortepianos, ¨®rganos, salterios, zambombas, vihuelas, tiorbas... centenares de instrumentos, muchos de ellos folcl¨®ricos, aparecen rese?ados con rigor y claridad: tratamiento etimol¨®gico, descripci¨®n t¨¦cnica, extensi¨®n y afinaci¨®n, seguimiento de los cambios morfol¨®gicos operados en ¨¦l, su alusi¨®n en las fuentes literarias y exposici¨®n del repertorio. Tres anexos que ayudan a situar los intrumentos en su ¨¦poca, como la inclusi¨®n de una relaci¨®n de obras pict¨®ricas en la que aparecen instrumentos, m¨¢s otro de citas literarias en la poes¨ªa castellana (hasta mediados del siglo XVIII) y un apartado en el que se enumeran, desde el punto de vista hist¨®rico, las maderas m¨¢s adecuadas para la construcci¨®n de los instrumentos y cu¨¢l de ellas conviene a cada una de las partes de los mismos. Jordi Savall, facilitando al autor trabajos in¨¦ditos sobre la viola de gamba; Carlos Riera, autor de los art¨ªculos referentes al clarinete y al chalumeau; Albert Roman¨ª, Pablo Cano y Bob van Asperen, con textos y referencias t¨¦cnicas sobre el forte-piano y el clave; Llu¨ªs G¨¢sser, con un texto sobre la guitarra barroca, y Hopkinson Smith, con sus sugerencias sobre la familia del la¨²d; ?lvaro Mar¨ªas, con un escrito sobre la flauta de pico; Rom¨¤ Escalas y Juan Bautista Otero, con sus apuntes sobre la flauta travesera, y Carmen Riera y Montserrat Albet han enriquecido con su colaboraci¨®n una obra monumental que ayuda a conocer los sonidos de la m¨²sica.
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