Temporalidad y tasa de actividad
Andaluc¨ªa acab¨® 2001 con el mismo n¨²mero de parados que el a?o anterior: 660.000 andaluces se encontraban buscando empleo. Lo que sorprende es que a lo largo de este a?o tambi¨¦n se han creado m¨¢s de 100.000 puestos de trabajo y la tasa de paro se ha reducido en casi un punto hasta el 22,3%. En realidad lo que se ha producido es un hito de dimensiones hist¨®ricas puesto que, por primera vez, la tasa de actividad andaluza -es decir, la proporci¨®n de la poblaci¨®n que estando en edad laboral trabaja o busca empleo- ha superado la barrera del 50 %. Tambi¨¦n forma parte de esta paradoja el hecho de que correspondiendo a las mujeres la mitad de los empleos creados, el desempleo femenino haya aumentado en 10.000 personas, mientras que se reduce el de los varones. Obviamente estamos ante la consecuencia del aumento en la tasa de actividad femenina en Andaluc¨ªa, que cada vez se aproxima m¨¢s a las cifras de participaci¨®n en el resto de Espa?a.
A pesar de las mayores dificultades para reducir el paro, la econom¨ªa andaluza ha creado m¨¢s empleo que otras regiones
Se produce, tanto en Andaluc¨ªa como en Espa?a, una sustituci¨®n de empleo fijo por temporal en el sector p¨²blico
Otra caracter¨ªstica diferencial es el territorio. M¨¢laga y Sevilla son las provincias que han evolucionado m¨¢s favorablemente a lo largo del pasado a?o, en contraste con los peores resultados de C¨®rdoba y Granada. El caso de C¨®rdoba resulta especialmente llamativo puesto que, adem¨¢s de aumentar el paro, ha sido la ¨²nica provincia en la que se ha registrado una reducci¨®n del empleo que ha afectado fundamentalmente a trabajadores por cuenta propia, a mayores de 55 a?os y a activos del sector servicios.
Existe un componente importante del desempleo cuya naturaleza es independiente de la coyuntura e incluso de la intensidad del crecimiento econ¨®mico. Este fen¨®meno, adem¨¢s, es bastante m¨¢s acusado en Andaluc¨ªa que en el resto de Espa?a, como sugiere el hecho de que las cifras de paro se han mantenido inalteradas frente a la disminuci¨®n de m¨¢s de 88.000 parados en el conjunto de Espa?a o que, ni incluso en las coyunturas hist¨®ricas m¨¢s favorables, la tasa de paro andaluza se haya situado por debajo del 20%. Lo que resulta sorprendente es que, a pesar de las mayores dificultades para reducir el paro, la econom¨ªa andaluza haya sido capaz de crear m¨¢s empleo que otras regiones, hasta el punto de poder afirmarse que los efectos de la desaceleraci¨®n econ¨®mica sobre el empleo han sido menos importantes en Andaluc¨ªa que en el conjunto de Espa?a.
Que aumente el empleo sin reducirse el n¨²mero de parados s¨®lo es posible si los nuevos ocupados se integran en la poblaci¨®n activa sin pasar por el desempleo o si existe un proceso simult¨¢neo de creaci¨®n y destrucci¨®n de puestos de trabajo. Aclarar cuanto corresponde a cada una de estas alternativas exige un mayor detalle de informaci¨®n de la que proporcionan las estad¨ªsticas (informaci¨®n existente, aunque de dif¨ªcil acceso). Existen, no obstante, indicios sugeridos por algunas investigaciones recientes sobre movilidad laboral de que el problema ser¨ªa la convivencia de una fort¨ªsima rotaci¨®n junto con un importante grupo de desempleados con tremendas dificultades de reinserci¨®n. Este ¨²ltimo grupo, particularmente numeroso en Andaluc¨ªa, no puede esperar que la soluci¨®n a sus problemas de creciente distanciamiento del mercado de trabajo se resuelvan con el ciclo o con nuevas dosis de flexibilidad laboral. Son los destinatarios naturales de las pol¨ªticas activas de empleo y la restricci¨®n a superar si queremos ver reducida en t¨¦rminos reales la cifra de desempleados.
La rotaci¨®n en el trabajo est¨¢ relacionada con la tasa de temporalidad, que en Andaluc¨ªa es del 45,5% frente al 31,7% en Espa?a y, por lo tanto, un factor indiscutible de diferenciaci¨®n entre ambos mercados de trabajo. La abundancia de contratos temporales puede ser en parte explicada por la estacionalidad de la econom¨ªa andaluza y la importancia relativa de las actividades agrarias y tur¨ªsticas, aunque no es suficiente para justificar el aumento de las diferencias en la tendencia con respecto a Espa?a, ni su mayor afectaci¨®n al empleo femenino (la tasa de temporalidad cae en Espa?a para ambos sexos, mientras que en Andaluc¨ªa solo lo hace en el caso de los hombres).
Tampoco son v¨¢lidas razones de estacionalidad para entender el aumento de temporalidad en el empleo p¨²blico, frente al descenso en el privado. De hecho, se est¨¢ produciendo, tanto en Andaluc¨ªa como en Espa?a, una sustituci¨®n de empleo fijo por temporal en el sector p¨²blico, aunque el ritmo es m¨¢s acusado en Andaluc¨ªa. Algunos investigadores apuntan la hip¨®tesis de utilizaci¨®n de contratos temporales para la implementaci¨®n de las pol¨ªticas financiadas con los fondos estructurales. Este uso no deber¨ªa preocuparnos si se tratase de un primer paso en la direcci¨®n de incrementar la 'empleabilidad' en el mercado laboral privado de ciertos colectivos. Otra cuesti¨®n ser¨ªa que se est¨¦ desplazando la contrataci¨®n estable de las Administraciones P¨²blicas y alimentando el dualismo en un mercado de trabajo que integrar¨ªa cada vez m¨¢s a trabajadores con una tremenda rotaci¨®n, y por tanto, con inseguridad en el empleo, frente a otros con una situaci¨®n mucho m¨¢s estable y reducido riesgo de desempleo.
Joaqu¨ªn Aurioles Mart¨ªn y Jos¨¦ Ignacio Garc¨ªa P¨¦rez son respectivamente director y miembro del Instituto de Estudios Andaluces.
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