La naturaleza alterada
La introducci¨®n del cultivo del arroz transform¨® el paisaje marisme?o en la desembocadura del Guadalquivir
La acci¨®n humana no siempre resta valor a los territorios. Hay paisajes que pasar¨ªan desapercibidos de no haber sido alterados con alguna finalidad productiva. Las dehesas son tal vez uno de los ejemplos m¨¢s bellos de la naturaleza modificada para extraerle provecho al monte. Ese invento humano, sin embargo, se ha convertido en un s¨ªmbolo del ecosistema mediterr¨¢neo, que aspira incluso a recibir un espaldarazo internacional como Reserva de la Biosfera de la Unesco.
Los arrozales de las marismas del Guadalquivir son otro caso emblem¨¢tico de los paisajes que deben su estampa a las alteraciones introducidas por la actividad humana en un territorio que ya presentaba una singularidad natural. Isla Mayor (antiguo Villafranco del Guadalquivir) ocupa un antiguo lago (el Ligustinus romano) que deriv¨® en la marisma despu¨¦s de un proceso de colmataci¨®n. Las mareas del r¨ªo, a poca distancia de su desembocadura en el Atl¨¢ntico, y los arrastres tejieron la red de canales y la isla. Pero eran tierras de poco provecho y notable peligro: las reses fenec¨ªan en cada inundaci¨®n.
La historia de la localidad est¨¢ repleta de curiosidades y hechos relevantes desde que, en el a?o 1.253, el rey Alfonso X concedi¨® la isla al concejo de Sevilla. Desde entonces se sucedieron los sobresaltos, los hitos y los acontecimientos en la historia municipal, como si fueran un remedo de la actual llanura -lisa hasta confundirse con el horizonte- que s¨®lo rompen los canales de riego. El uso agr¨ªcola fue arrinconando al ganadero hasta que, en el XIX, las tierras de la zona eran tan apetecibles que se peleaban por ellas tanto el Ayuntamiento de Sevilla como especuladores pudientes que escond¨ªan su af¨¢n codicioso detr¨¢s de proyectos de transformaci¨®n agr¨ªcola que nunca se llevaban a cabo.
La intentona m¨¢s conocida fue la del marqu¨¦s de Casa Riera, un antiguo prestamista madrile?o que se adue?¨® del territorio de Isla Mayor a pesar de la oposici¨®n del Ayuntamiento de Sevilla en los tribunales, que prometi¨® crear una explotaci¨®n agr¨ªcola mod¨¦lica despu¨¦s de desecar la marisma. Jam¨¢s se hizo. La marisma lleg¨® pues intacta al XX, hasta que una sociedad inglesa compr¨® el terreno al marqu¨¦s y comenz¨® a cultivar las primeras parcelas de arroz.
El paisaje sufri¨® as¨ª una profunda transformaci¨®n con su desecaci¨®n. Los moradores arrinconaron definitivamente la explotaci¨®n ganadera. En paralelo a la implantaci¨®n del arroz se produjo una corriente migratoria hacia la zona. La ocupaci¨®n fue vertiginosa en medio siglo. El proyecto brit¨¢nico fracas¨®, pero la vocaci¨®n del territorio qued¨® definida. Despu¨¦s de la guerra civil, el r¨¦gimen franquista (la zona hab¨ªa sido el gran granero de los sublevados) impuls¨® de nuevo el cultivo de arroz: la desecaci¨®n de la marisma gan¨® terreno por las canalizaciones que atend¨ªan las explotaciones.
En una zona tan hospitalaria con los elementos extra?os -el arroz parece un cultivo de toda la vida y la poblaci¨®n creci¨® conforme llegaban hornadas de distintos puntos en varias oleadas productivas- no fue sorprendente el caso del cangrejo rojo de r¨ªo. Un pescador de anguilas accedi¨® a que se introdujeran 500 kilos de cangrejos procedentes de Louisiana en su finca en 1974. Dos a?os despu¨¦s la primera planta depuradora de cangrejos de la zona captur¨® 9.000 kilos con nasas para pescar anguilas. Hoy es casi otro signo de identidad junto al arroz.
Isla Mayor, que vivi¨® un largo y duro proceso de segregaci¨®n de La Puebla del R¨ªo iniciado por un grupo de mujeres en 1976 y concluido en 1994, tiene tambi¨¦n desde hace unos a?os otra singularidad que, siempre fiel a su historia, es una incorporaci¨®n de ¨²ltima hora. Miles de aves acuden desde el Parque Nacional de Do?ana, situado a poca distancia, a buscar alimento en los arrozales, lo que provoca una estampa ¨²nica de la marisma. Uno de los momentos m¨¢s espectaculares se produce durante el 'fangueo', cuando se remueve la tierra y el pasto tras la recolecci¨®n, que atrae a montones de especies, entre ellas los flamencos. En esta ¨¦poca del a?o son frecuentes las visitas de cig¨¹e?as hasta los cultivos de Isla Mayor, una ¨ªnsula formada por los brazos de la Torre, Pineda, Enmedio y los Jer¨®nimos, poco antes de que el Guadalquivir se encuentre con el mar.
La iglesia del rey
- D¨®nde: En Sevilla, en la SE-30, se sigue la carretera en direcci¨®n a Coria del R¨ªo y Puebla del R¨ªo (SE-660), que desemboca en la SE-659 que llega hasta Isla Mayor, que dista unos 40 kil¨®metros de la capital andaluza. La localidad, de unos 6.000 habitantes, est¨¢ en la antesala del Parque Nacional de Do?ana. El t¨¦rmino municipal,ba?ado por el Guadalquivir, cuenta con una parte dentro del Parque Natural de Do?ana. - Cu¨¢ndo: Hay dos ¨¦pocas muy diferenciadas en el paisaje que ofrece la zona. Desde finales de mayo hasta el oto?o se puede asistir al ciclo productivo de la tierra, desde la preparaci¨®n, siembra y recogida del arroz. En esta ¨¦poca la marisma est¨¢ liberada de cultivos pero tambi¨¦n ofrece un aire menos domesticado. - Alrededores: Isla Mayor no es una localidad de grandes reclamos art¨ªsticos, pero s¨ª ofrece puntos de inter¨¦s hist¨®rico y social como las casitas de los ingleses, dispersas por la zona que muestran c¨®mo viv¨ªan los primeros colonizadores de la zona arrocera, o antiguos albergues (ga?an¨ªas) donde se alojaban los temporeros. La iglesia de Nuestra Se?ora del Carmen, en el poblado Alfonso XIII, comenz¨® a construirse en 1928, despu¨¦s de que el monarca colocase la primera piedra de las obras. Recomendable la cocina de la zona, donde reinan productos (ya aut¨®ctonos) como el arroz o el cangrejo rojo.
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