El charcutero 'Monsieur Batignole' triunfa en Francia

Monsieur Batignole es el nuevo largometraje del actor y director G¨¦rard Jugnot. Es una historia libremente inspirada en los recuerdos de familia. 'Mi abuelo materno tambi¨¦n era charcutero, como Batignole, y como ¨¦l se arruin¨® durante la guerra, cuando todos los dem¨¢s especulaban con el hambre de la poblaci¨®n y, gracias al mercado negro, se hac¨ªan millonarios', explica Jugnot. No es la historia de un h¨¦roe sino m¨¢s bien lo contrario, la de un pobre tipo de escasas luces y gran capacidad de trabajo al que las circunstancias -la ocupaci¨®n alemana de Francia- fuerzan a un comportamiento de resistente.

La pel¨ªcula ha atra¨ªdo ya a m¨¢s de un mill¨®n de espectadores y es un buen ejemplo de cine popular, sin grandes pretensiones innovadoras pero s¨®lido, bien interpretado y construido, basado en la obsesi¨®n por la comida que se apoder¨® de Francia entre 1940 y 1945, durante los a?os de racionamiento. 'No he querido hacer una obra repleta de contenido pol¨ªtico-ideol¨®gico, pero s¨ª he procurado ser muy minucioso en la documentaci¨®n, que todo lo que se ve o dice en la pantalla corresponda a la ¨¦poca'. Y el resultado es un drama con final feliz, una tragicomedia que retoma el esp¨ªritu de La travers¨¦e de Paris (1956), sin duda el mejor trabajo de Claude Autant-Lara y que ya abordaba aquel periodo negro de la historia reciente de Francia desde lo irrisorio, contando las andanzas de traficantes de jamones.

'Deseaba contar la historia de alguien que se comportaba como el 90% de la poblaci¨®n, que no pertenec¨ªa ni al 5% de h¨¦roes ni al 5% de colaboracionistas', dice Jugnot. Y lo ha conseguido. Su Batignole se encuentra salvando unos ni?os jud¨ªos s¨®lo porque su prudencia le aconseja siempre no meterse en l¨ªos. Y es as¨ª como acaba en medio del mayor enredo y enfrent¨¢ndose a los ocupantes. Con final feliz, eso s¨ª. 'Desconf¨ªo de las pel¨ªculas que te dejan aplastado. Me parece m¨¢s eficaz hacer pasar el mensaje de manera suave'.

A su manera, Jugnot ha conseguido crear un personaje, un hombre cualquiera o un monsieur tout le monde, un tipo que siempre aparece un poco rid¨ªculo, que retrata a la perfecci¨®n los miedos del ciudadano medio. En su carrera ha encarnado a un parado, a un peluquero cuya hija se convierte en estrella y se averg¨¹enza de ¨¦l, a un jefe de boy-scouts, ha sido la versi¨®n francesa del Alberto Sordi de los a?os cincuenta, personaje trapacero y sin dignidad, traidorzuelo y simp¨¢tico, pat¨¦tico y risible, pero con un s¨²bito arresto de dignidad que le devuelve a la categor¨ªa de humano. Ninguna de sus obras, ni Casque bleu, ni Meilleur espoir feminin, ni tan s¨®lo Une ¨¦poque formidable son grandes pel¨ªculas, pero son obras que justifican una industria, que le dan sentido a la noci¨®n de entretenimiento, que reivindican el adjetivo popular y lo rescatan del mero recuento de lo ingresado en taquilla. Y eso mismo lo ha vuelto a lograr Jugnot, pero con un peque?o plus de elegancia, en Monsieur Batignole.