Iluminaci¨®n con car¨¢cter para realzar espacios
HOTEL PALAFOX, un establecimiento zaragozano redecorado por Pascua Ortega
Un torrente de luz para el m¨¢s cl¨¢sico y lujoso de los hoteles zaragozanos, resurgido del t¨²nel en que se hallaba gracias a una inversi¨®n multimillonaria por parte de su propietario. ?tomos hal¨®genos desprendidos de las cuadr¨ªculas que moldean sus paramentos de ladrillo. Sin duda, una excelente raz¨®n para volver a frecuentar, en viaje de negocios o en visita cultural, esta monumental¨ªsima ciudad. Haces tubulares enfocados sobre mil y un objetos, al fondo de tantas y tantas hornacinas, en ciento y un recovecos. Pues lejos de padecer el abigarramiento decorativo habitual en los grandes hoteles de ¨¦poca, aqu¨ª se respira una atm¨®sfera de refinado despojamiento sin exclusi¨®n de los c¨¢nones del mud¨¦jar aragon¨¦s. Tr¨¢fico organizado de fotones, energ¨ªa esencial para la vida y el acomodado solaz.
HOTEL PALAFOX
Categor¨ªa oficial: cinco estrellas. Casa Jim¨¦nez, s/n. Zaragoza. Tel¨¦fono: 976 23 77 00; www.palafoxhoteles.com. Instalaciones: garaje, piscina, gimnasio, sauna, sal¨®n de estar, salas de convenciones para 1.000 personas, bar, restaurante Aragonia Parad¨ªs. Habitaciones: 14 individuales, 141 dobles, 14 triples y 5 'suites'; todas con ba?o, calefacci¨®n, tel¨¦fono, minibar gratuito, radio, TV v¨ªa sat¨¦lite, carta de almohadas y secador de pelo. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales. Precios: temporada alta, 150,25 euros + 7% IVA; temporada baja, 99,17 euros + 7% IVA; desayuno, 11,41 euros + 7% IVA. Tarjetas de cr¨¦dito: American Express, Diners Club, MasterCard, Visa, 6000. Arquitectura ... 6 Decoraci¨®n ... 9 Estado de conservaci¨®n ... 8 Confortabilidad habitaciones ... 6 Aseos ... 6 Ambiente ... 9 Desayuno ... 8 Atenci¨®n ... 9 Tranquilidad ... 8 Instalaciones ... 9
Nada disuena de su pr¨®ximo, en equilibrio matem¨¢tico con el universo de salones, espacios l¨²dicos y servicios funcionales que plantea la raz¨®n arquitect¨®nica del hotel. Talento acumulado por Pascua Ortega en lo que podr¨ªa ser considerado como su ejercicio de estilismo m¨¢s maduro y contempor¨¢neo.
Iluminaci¨®n efectista en el vest¨ªbulo y la cafeter¨ªa, en el auditorio para congresos, en el atrio que da prestancia al restaurante Aragonia -un nombre asimismo inventado por Ortega-, a cargo del grupo catal¨¢n Parad¨ªs. Mil referencias distintas completan su vinoteca, en la entrada al comedor, cada una de un apellido relevante. Que por apelativos el centro de negocios no tiene igual: Compa?¨ªa Real de Zaragoza.
Obras de Lucio Mu?oz
Brillo de estrellas en el sal¨®n japon¨¦s, un ambiente de expresi¨®n zen para reunirse con el debido respeto, en respetuoso silencio. Gustavo Torner, Lucio Mu?oz, Natalio Bayo y otros pintores de renombre estampan su firma en los espacios comunes. Imbuida de historia, la planta baja del hotel evoca en jarras del sal¨®n Victoria las antiguas puertas de acceso a la ciudad: del ?ngel, Santa Engracia, Cinegia, Quemada, San Ildefonso, Baltax y Portillo.
Encendida es tambi¨¦n la atenci¨®n dispensada al hu¨¦sped por los empleados de la casa, aunque su n¨²mero diste un poco de lo exigible en un cinco estrellas.
El ¨²nico reparo a la remodelaci¨®n surge una vez franqueado el umbral luminiscente de los ascensores, en la econom¨ªa exhibida por sus 174 habitaciones, de dimensiones algo precarias -salvo en el caso de las suites- y detalles inconvenientes, como el revestimiento de melamina que exteriorizan los armarios empotrados. La pasamaner¨ªa tampoco es un dechado de arte, y los cortinajes resultan menos estilosos de lo que se presume despu¨¦s de pasear por el resto del hotel. Ni siquiera las vistas aconsejan despejar las ventanas. Respecto a los cuartos de ba?o, no existen muchos motivos para fantasear: son limpios y punto. Al menos, la insonorizaci¨®n es razonable y los suelos enmoquetados resisten por ahora todas las pisadas y trotes. Se ve claro que en ellas ha faltado la chispa de Pascua Ortega.
ALREDEDORES
LO ESENCIAL DE la ciudad monumental se puede visitar en un d¨ªa, empezando por el Museo de Zaragoza, en la plaza de los Sitios, y buscando las orillas del Ebro para rodear las murallas, la Seo, la Lonja y la bas¨ªlica del Pilar. Al oeste se encuentra el castillo de la Aljafer¨ªa, palacio musulm¨¢n del siglo XI. El itinerario cultural puede concluir en el Museo Pablo Gargallo, dedicado al brillante escultor. La noche se vive en el Tubo, con olor a calamares, bares de tapas y nostalgia de caf¨¦s-cantante. No se tarda m¨¢s de 10 minutos andando desde el hotel.
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