'China es la gran f¨¢brica del mundo y a¨²n lo ser¨¢ m¨¢s'
China ser¨¢ una gran potencia en el siglo XXI. Pero m¨¢s en lo econ¨®mico -gracias al proceso de liberalizaci¨®n e integraci¨®n en el comercio mundial- que en lo militar, prev¨¦ el profesor Pastor. Entre otras razones, porque su tradici¨®n cultural es pac¨ªfica, y no expansionista.
Pregunta. Se habla de China como la futura gran potencia, pero hoy, con el 20% de la poblaci¨®n mundial, es s¨®lo el s¨¦ptimo exportador, la octava econom¨ªa del mundo y la 140? en ingreso per c¨¢pita.
Respuesta. Es un pa¨ªs pobre. No miserable, pobre. Ha tenido desde siempre una gran concentraci¨®n de poblaci¨®n, tiene 10 veces menos tierra cultivada por habitante que Estados Unidos, es un pa¨ªs donde siempre se ha aprovechado todo, porque hab¨ªa que aprovecharlo todo. China desempe?ar¨¢ un papel relevante, junto a Brasil, EE UU, Europa y Jap¨®n. El consumo de cereales por habitante en China es de unos 200 kilos al a?o, contra 800 en EE UU. Entonces, ?qu¨¦ significar¨¢ doblar su consumo? Un cambio completo de los flujos de comercio mundial del trigo. La mejora del nivel de vida en China repercutir¨¢ sobre la econom¨ªa en el resto del mundo.
'Todos han condenado el terrorismo del 11 de septiembre. Los chinos son pac¨ªficos, viajaban a Arabia cargados de regalos y no de ca?ones. Nunca han sido expansionistas'
'Los europeos buscamos muchas veces cosas que ya no est¨¢n. ?Por qu¨¦ el confucionismo tendr¨ªa que tener vigencia en China cuando no la tiene Arist¨®teles en Europa?'
'China ser¨¢ la segunda potencia econ¨®mica del mundo no s¨®lo porque es un pa¨ªs grande y poblado, sino porque existe y tiene conciencia de su existencia desde hace siglos'
'Carecemos de lazos hist¨®ricos con China, pero hemos mejorado. La estrategia de cooperaci¨®n es pasar por Europa. Nos conocen m¨¢s como europeos que como espa?oles'
'La 'econom¨ªa socialista de mercado' ha creado una prosperidad indiscutible, otra cosa es su distribuci¨®n equitativa. El modelo de 'un pa¨ªs, dos sistemas' genera dinamismo'
P. ?Y el modelo va a ser Manchester? ?O incorporar¨¢ los nuevos requerimientos medioambientales, de equilibrio campo-ciudad?...
R. Los tendr¨¢ en cuenta, de lo contrario su desarrollo ser¨¢ imposible. China no puede permitirse migraciones internas masivas ni la desertizaci¨®n de una parte del pa¨ªs, por razones pol¨ªticas y de cohesi¨®n social.
P. ?Es China la segunda gran potencia del siglo XXI, como creen los americanos?
R. Creo que s¨ª, pero no en el mismo sentido que EE UU; China est¨¢ muy lejos hoy de ser una potencia militar. ?Potencia econ¨®mica? Est¨¢ lejos a¨²n. El tama?o de la econom¨ªa podr¨¢ acercarse al de Estados Unidos en unos a?os, pero el nivel de riqueza, el PIB per c¨¢pita, tardar¨¢ mucho m¨¢s. China es el gran pa¨ªs de Asia. No s¨®lo porque es muy grande y est¨¢ muy poblado, sino porque es un pa¨ªs desde hace mucho tiempo; no es un invento, existe y tiene conciencia de su existencia desde hace siglos...
P. Y una cultura...
R. S¨ª, una cultura con una gran impresi¨®n de continuidad. Los europeos muchas veces buscamos cosas en China que ya no est¨¢n. Es como si busc¨¢ramos lo que queda de Arist¨®teles en Europa: ya no queda nada. Confucio y Arist¨®teles son contempor¨¢neos. ?Por qu¨¦ nos parece que el confucionismo tendr¨ªa que tener vigencia en China, cuando Arist¨®teles no la tiene en Europa?
P. S¨ª, la tiene. Los hijos de Arist¨®teles hicieron el derecho romano, y vivimos del derecho romano.
R. Viv¨ªamos. El derecho anglosaj¨®n ya es diferente...
P. ?Cu¨¢l debe ser la actitud de los europeos ante este fen¨®meno emergente?
R. Tenemos que hacer un esfuerzo de respeto, a nadie le gusta que le digan las cosas desde fuera. Como dec¨ªa Cyrano: 'Yo me hago cr¨ªticas a mi nariz, pero no permito que me las haga nadie m¨¢s'. Y un esfuerzo honesto por crear situaciones en las que ganan ambas partes. Los chinos son exigentes, no se les toma el pelo.
P. ?C¨®mo viven la crisis de Afganist¨¢n?
R. Desde lejos. El terrorismo del 11 de septiembre ha sido criticado por todos. Los chinos son gente pac¨ªfica. Nunca han invadido a nadie. Viajaban en el siglo XV a Arabia en barcos cargados no de ca?ones, sino de regalos. Antes de nuestros descubrimientos hicieron cinco viajes. Con la dinast¨ªa Ming, el pa¨ªs se cerr¨®, pero nunca ha sido expansionista.
P. ?Qu¨¦ simientes y qu¨¦ obst¨¢culos para la democracia y la eficiencia econ¨®mica alberga la cultura china?
R. A lo largo de la historia china, ni el ej¨¦rcito ni el comercio eran muy bien considerados. En la Europa del siglo XIX el burgu¨¦s pasa de ser un comerciante a ser un pilar de la sociedad. Esto no sucede as¨ª durante toda la ¨¦poca imperial china. Adem¨¢s, en su tradici¨®n los derechos de propiedad no est¨¢n claramente establecidos, como en Occidente, y esto desanima la inversi¨®n. La revoluci¨®n comunista no hace m¨¢s que empeorar eso, porque todo lo que hab¨ªa de Estado de derecho en la China republicana desaparece. Ahora asistimos a la gran rectificaci¨®n. Las autoridades se percatan de que un marco legal que prime la seguridad jur¨ªdica es indispensable para el desarrollo de una econom¨ªa de mercado que aporte la prosperidad deseada.
P. ?Hay transparencia, lealtad, entre las partes contratantes respecto de las reglas de juego?
R. ?sos son valores recientes en nuestra cultura, se aprenden porque facilitan el bienestar, no porque deriven de un instinto natural. Ortega dec¨ªa que le gustaba el liberalismo porque era tan elegante... y tan antinatural. Es antinatural, es algo que se aprende. El pragmatismo es lo que provoca que los chinos se vayan orientando en esta direcci¨®n.
P. La 'econom¨ªa socialista de mercado' imperante ahora es un invento con escasos precedentes. ?Dar¨¢ de s¨ª?
R. Las autoridades chinas han impulsado desde Deng Xiaoping la integraci¨®n con la econom¨ªa del resto del mundo porque les parece una v¨ªa m¨¢s segura hacia la prosperidad material. Y el resultado hasta el momento ha sido indiscutible en promedio, otra cosa es que esta prosperidad se haya distribuido equitativamente.
P. Un 10% de la poblaci¨®n china, 120 millones de ciudadanos, viven por debajo del umbral de la pobreza, seg¨²n diversos organismos internacionales.
R. Si defines umbral de la pobreza en t¨¦rminos absolutos, en d¨®lares, no sirve, porque para el chino los precios de las necesidades b¨¢sicas son baj¨ªsimos. La comida de un d¨ªa, el bol de arroz, puede costar cien veces menos que una hamburguesa. Por eso soy cauteloso ante ese tipo de estad¨ªsticas. Habr¨¢ que ver hasta qu¨¦ punto la orientaci¨®n creciente hacia el mercado es compatible con una cohesi¨®n social y geogr¨¢fica.
P. Hong Kong y Macao se han incorporado al continente seg¨²n el modelo 'un solo pa¨ªs, dos sistemas'. Eso, ?genera dinamismo o inestabilidad?
R. Creo que est¨¢ generando dinamismo, porque los grandes inversores en la China continental son la gente de Hong Kong y de Taiwan.
P. En el a?o 1984 se inici¨® la liberalizaci¨®n en el sistema de precios, pero quedan mucho pendiente.
R. La historia de la liberalizaci¨®n empieza en Espa?a en 1959, y a¨²n quedan cosas por hacer. O sea, que en China el camino a recorrer a¨²n es largo. Quiz¨¢ necesitar¨¢ una generaci¨®n. Pasa enseguida.
P. ?Sirve la transici¨®n espa?ola para la China?
R. Mucho. Lamento que lo que aprendimos en nuestra transici¨®n no haya sido m¨¢s aprovechado en Europa del Este o en China, porque hay muchos elementos comunes. Las vacilaciones en la senda liberalizadora tambi¨¦n las tuvimos nosotros. Gir¨®n de Velasco no es de 1959, mandaba mucho todav¨ªa bastantes a?os despu¨¦s. La experiencia espa?ola puede ser muy ¨²til en la transformaci¨®n de la empresa p¨²blica, que fue un ¨¦xito. Y en la construcci¨®n de una Seguridad Social. Ten¨ªamos la misma que los chinos, seg¨²n el modelo de Bismarck. Hace 40 a?os, en Espa?a, la escuela, el economato, la vivienda, todo lo daba la empresa en la que uno trabajaba; si uno no trabajaba en una empresa, no ten¨ªa nada. Es lo que ocurre en China. Si se quiere un poco m¨¢s de flexibilidad se necesita una Seguridad Social general que act¨²e como red de seguridad para todos.
P. La Seguridad Social exige muchos recursos y hay muchas empresas p¨²blicas.
R. M¨¢s de 100.000, de las que 14.000, las que est¨¢n en sectores estrat¨¦gicos, como transportes o comunicaciones, no se privatizar¨¢n. Espa?a pod¨ªa absorber esas empresas p¨²blicas en su entorno sin crear grandes distorsiones. Estaba Ensidesa, pero tambi¨¦n Altos Hornos de Vizcaya, la Seat, pero tambi¨¦n Renault. En China este equilibrio no existe, no se puede absorber esto con tanta facilidad. Llevar¨¢ m¨¢s tiempo.
P. El crecimiento econ¨®mico anual, entre el 7% y el 9% del PIB, ?basta para absorber las tensiones sociales derivadas de la modernizaci¨®n?
R. As¨ª lo calculan las autoridades. Nuestra econom¨ªa creci¨® al 6% muchos a?os seguidos, y depend¨ªa m¨¢s del exterior que la china. O sea, no son cifras disparatadas.
P. ?C¨®mo afecta la crisis regional asi¨¢tica?
R. Aunque la econom¨ªa china est¨¢ a¨²n cerrada, la recesi¨®n japonesa no la favorece, pero le influye menos que a Corea. China es una econom¨ªa mayor, su divisa no es convertible y casi no tiene deuda externa. Tiene debilidades: la productividad de las empresas p¨²blicas, la distribuci¨®n regional de los frutos del crecimiento. Pero las autoridades las conocen y valoran la estabilidad, y la gente tiene ganas de prosperar.
P. ?Puede mantenerse la liberalizaci¨®n econ¨®mica sin apertura democr¨¢tica?
R. Un economista chino, Fan Gang, sostiene la 'teor¨ªa de la compatibilidad', que hay que avanzar en distintos campos, de manera que los avances sean compatibles. Fan Gang es un economista cr¨ªtico con el r¨¦gimen y las cifras oficiales y, sin embargo, entiende que se avance con pasos muy medidos.
P. Los occidentales, ?est¨¢n comprando mercado a base de minimizar las violaciones de derechos humanos?
R. Un diplom¨¢tico franc¨¦s dijo con muy buenos modos en un debate en mi escuela que 'los derechos humanos en China para Occidente siguen siendo una cuesti¨®n'. Nuestro presidente chino, Liu Ji, replic¨® que d¨®nde estaban los derechos humanos cuando la guerra del opio o cuando la invasi¨®n japonesa de Manchuria, en los a?os 30. A?adi¨® que ellos ya saben que deben cambiar, pero que lo har¨¢n a su ritmo. Creo que algunos pronunciamientos p¨²blicos por extranjeros suelen tener efectos m¨¢s bien contraproducentes.
P. ?Qu¨¦ retos plantea el ingreso de China en la OMC (Organizaci¨®n Mundial del Comercio)? Tan s¨®lo en dos sectores, el campo y el autom¨®vil, se perder¨¢n al menos diez millones de empleos.
R. Tambi¨¦n nosotros perdimos millones de empleos. Y Francia, cuando la industria y la construcci¨®n absorb¨ªan mano de obra. A nosotros nos toc¨® en plena crisis industrial, nadie absorb¨ªa nada. O sea, que es una cuesti¨®n de ritmo. ?C¨®mo transformar un pa¨ªs como China, en el que el 60% del empleo todav¨ªa es rural, en un pa¨ªs en el que el 3% del empleo es rural, como Estados Unidos?
P. ?Qu¨¦ logran los dem¨¢s con la incorporaci¨®n de China?
R. El principio del trato igual a las empresas extranjeras es muy importante. El empresario europeo debe pasar por una joint venture en algunos casos. Si no fabrica no puede tener su propia red de distribuci¨®n. Y dadas las suspicacias que genera el desconocimiento, ponerse en manos de un distribuidor a muchos les da p¨¢nico. El ingreso en la OMC resuelve eso y da seguridad a las inversiones. Adem¨¢s, extender su mecanismo de resoluci¨®n de conflictos es b¨¢sico, porque las dificultades para reclamar ante los tribunales internos son grandes. Tambi¨¦n la protecci¨®n de la propiedad intelectual, porque China ya es, y a¨²n lo ser¨¢ m¨¢s en los pr¨®ximos a?os, la gran f¨¢brica del mundo. Lo es en la manufactura ligera de juguetes, textil, confecci¨®n, gracias a una mano de obra muy trabajadora, disciplinada y a un coste muy bajo. Y lo empieza a ser en alguna tecnolog¨ªa.
P. Aumentar¨¢ la deslocalizaci¨®n de la industria europea.
R. Tambi¨¦n ocurri¨® en Europa, y en Estados Unidos, entre el Norte y el Sur. No olvidemos la otra cara de este proceso: a medida que la industria se va desplazando hacia all¨ª y que va dando trabajo de m¨¢s calidad y m¨¢s sueldos a la gente, el tama?o del mercado tambi¨¦n va aumentando. No es que los chinos pasen a fabricar los productos que consumen los franceses, tambi¨¦n fabrican los que consumen los chinos, y ¨¦stos consumen mucho m¨¢s, porque el tama?o del mercado aumenta.
P. Pero un obrero que trabaja en Famosa se preocupar¨¢.
R. No, estar¨¢ trabajando en Cant¨®n.
P. En un par de a?os, el parque de tel¨¦fonos ha pasado de 43 millones a 123, y hay 20 millones de usuarios de Internet.
R. Si el tel¨¦fono m¨®vil hubiera aparecido en Espa?a en los a?os sesenta, cuando hab¨ªa que esperar tres a?os para que Telef¨®nica pusiera uno fijo, quiz¨¢ tambi¨¦n se habr¨ªa triplicado en seis meses.
P. Hay 150 empresas espa?olas en China, y ninguna tiene 5.500 empleados, como Nokia. Y del total de las exportaciones espa?olas, s¨®lo un 0,45%, van a China. Espa?a est¨¢ a la cola.
R. La econom¨ªa espa?ola es relativamente peque?a y no tenemos lazos hist¨®ricos con la China moderna. En la ¨¦poca colonial, que es de donde vienen esos lazos, Espa?a estuvo ausente de China. Pero hemos mejorado mucho en los ¨²ltimos a?os. A¨²n exportamos poco, pero podemos exportar otras cosas, traer estudiantes chinos a nuestros centros y a realizar pr¨¢cticas en nuestras empresas. Crear una empresa all¨ª y llevarla a base de expatriados es muy ineficiente y caro. Suecia, que tiene una gran tradici¨®n de negocios en China, reduce al m¨ªnimo sus expatriados, se apoya en gente local. Nuestra presencia en un sitio como CEIBS es tambi¨¦n un buen factor, pesamos m¨¢s de lo que tocar¨ªa por tama?o.
P. ?Tan dif¨ªcil es adaptarse?
R. Es dif¨ªcil, son culturas profundamente distintas.
P. No para ingleses u holandeses, que aterrizan en lugares insospechados, se adaptan a la cocina oriental y no est¨¢n todo el d¨ªa a?orando la tortilla de patatas y el sol de J¨¢vea.
R. Un ritual de todos los expatriados de Shanghai es ir a tomar hamburguesas donde las sirven. Voltaire dijo que Inglaterra era un pa¨ªs con 360 religiones y una sola salsa. Si sostiene que los ingleses huyen de su propia cocina, no me extra?a nada.
P. ?Qu¨¦ aportar¨¢ la Casa de Asia reci¨¦n inaugurada en Barcelona?
R. Conectar¨¢ a los espa?oles con la cultura de los pa¨ªses asi¨¢ticos, y esto es quiz¨¢ m¨¢s rentable que llevar a la gente. Es m¨¢s f¨¢cil crear un centro de estudios de la econom¨ªa china en Espa?a que en China. Con media docena de personas que conocieran su idioma, muchos economistas se interesar¨ªan por su econom¨ªa, y tendr¨ªan acceso a las fuentes de documentaci¨®n. Si van all¨ª topar¨¢n con la barrera del idioma.
P. ?Cu¨¢l es la mejor estrategia de cooperaci¨®n?
R. Pasar por Europa. Se nos conoce m¨¢s como europeos que como espa?oles, y a los chinos les cuesta entender Europa, que un territorio tan peque?o est¨¦ tan segmentado. En eso tambi¨¦n tenemos ventaja, porque cuando nos integramos en Europa aprendimos que no somos gran cosa. Otros europeos tendr¨ªan que aprender que no son gran cosa en sus tratos con China.
P. ?No llegamos tarde?
R. No. Los que llegan primero tambi¨¦n corren unos riesgos muy grandes. Ha habido muchos fracasos empresariales en China. Los grandes negocios surgen de oportunidades que siempre tienen un elemento de monopolio, y no estoy seguro que esto vaya a ser posible ah¨ª. O sea, se puede hacer una buena empresa o un buen mercado, pero China no es El Dorado. China no es el 'lejano Oeste' de EE UU. En China ya est¨¢n, en Estados Unidos no hab¨ªa nadie; all¨ª, s¨ª.
P. ?Le sirve al mundo econ¨®mico espa?ol la experiencia acumulada en los ¨²ltimos 20 a?os en Latinoam¨¦rica?
R. Creo que s¨ª. He analizado las soluciones que suger¨ªan algunos organismos internacionales, o el propio Gobierno americano, para los problemas de reestructuraci¨®n de las empresas p¨²blicas, y de eso nosotros sabemos m¨¢s que los americanos, ellos no lo han tenido que hacer nunca.
Un economista ante el embrujo de Shanghai
ALFREDO PASTOR BODMER (nacido en La Seu d'Urgell, Lleida, 1944) es una encrucijada. Catal¨¢n, hijo de padre valenciano y madre suiza. Economista, doctorado en el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts, fue profesor de Econom¨ªa en Barcelona y en Boston. Luego se bati¨® el cobre en el sector p¨²blico, como director general del INI -reconversi¨®n de la construcci¨®n naval, minera y sider¨²rgica- y en el privado, como presidente del Instituto de la Empresa Familiar. Secretario de Estado de Econom¨ªa con el hoy comisario europeo Pedro Solbes, siempre hizo gala de independencia de criterio -con oportunidad o sin ella-, siguiendo el norte de aplicar criterios empresariales al sector p¨²blico. Vuelto a la ense?anza en el IESE barcelon¨¦s, es titular desde octubre de 1999 de la 'c¨¢tedra Espa?a' de la CEIBS, esto es, la China Europe International Business School, la escuela internacional de administraci¨®n de empresas sita en Shanghai. Desde hace medio a?o ejerce como decano de esta instituci¨®n, financiada a mitades por China y la Uni¨®n Europea y gestionada a trav¨¦s del IESE. La escuela ha generado en sus seis a?os de vida cerca de 500 masters y 1.500 masters ejecutivos. Tendr¨¢ en este curso 5.000 alumnos en distintos cursos de perfeccionamiento. Son, seg¨²n Pastor, 'una gota en el oc¨¦ano' de los 1.300 millones de ciudadanos chinos, pero su irradiaci¨®n tiende a multiplicarse, no en vano el gigante asi¨¢tico est¨¢ sediento de t¨¦cnicas modernas de gesti¨®n. As¨ª, la ¨¦lite de la econom¨ªa china en proceso de reforma se cultiva en sus aulas. ?stas conforman tambi¨¦n una inigualada atalaya de lo que sucede en el pa¨ªs. Y una plataforma que - deletrea modestamente el decano- dota a Espa?a de una capacidad de influencia 'superior a su estricto peso econ¨®mico'. Quiz¨¢ por ello el embrujo de Shanghai cautiv¨® al hombre de las encrucijadas.
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