'El respeto a la voluntad de los vascos deber¨ªa tener encaje en el marco legal'
I?igo Urkullu (1961, Alonsotegi) asiste hoy en Bilbao al Aberri Eguna como presidente de la organizaci¨®n territorial m¨¢s importante del PNV, la de Vizcaya.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su noci¨®n de patria en el a?o 2002? ?No le resulta algo anacr¨®nico?
Respuesta. No lo parece cuando tambi¨¦n el PP plantea toda una arquitectura ideol¨®gica en base al patriotismo constitucional. Como nacionalistas vascos, entendemos que el concepto de naci¨®n y el de patria vienen de un significado ¨ªntimo, de pertenencia a una forma de ser y pensar. En este momento, el concepto de patria responde, a diferencia del siglo XIX, a una adhesi¨®n voluntaria. Y la mundializaci¨®n actual exige tambi¨¦n de las peque?as identidades como contrapeso.
'Es una confusi¨®n terrible pensar que la garant¨ªa de la seguridad de los concejales va a venir de una actuaci¨®n contra Batasuna'
P. Hace un a?o, Xabier Arzalluz reflexionaba en el Aberri Eguna sobre la 'escasa calidad' de la democracia espa?ola. ?Un a?o despu¨¦s, cu¨¢l es su an¨¢lisis?
R. Lo que el a?o pasado denunci¨¢bamos se ve tambi¨¦n en ¨¦ste: la no di¨¢fana separaci¨®n entre Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial; que el Gobierno del PP use toda una maquinaria de control de medios de comunicaci¨®n para imponer sus tesis. Todo eso hace que el ejercicio legal de la democracia siga siendo cuestionable por nuestra parte, como hac¨ªamos el a?o pasado. El PP y el Gobierno espa?ol siguen identificando nacionalismo vasco y violencia. Eso demuestra los riesgos de lo que algunos, ampar¨¢ndose en la democracia legal existente, puedan pretender de eliminaci¨®n de las ideolog¨ªas.
P. Ustedes han criticado la posibilidad de adoptar medidas legales contra Batasuna o arrebatarles sus ayuntamientos. Pero se puede ir m¨¢s all¨¢ de decir 'ya vendr¨¢n los electores a quitar las alcald¨ªas a Batasuna'.
R. Se puede, como nosotros hemos ido en el pasado y estamos en el presente. Y no tanto por la garant¨ªa de la seguridad de los concejales, que en principio corresponde a los gobiernos, no tanto a los partidos. M¨¢s all¨¢ de decir que vendr¨¢n los electores y pondr¨¢n a cada uno en su sitio, est¨¢ el compromiso de cada uno. El PNV, ya a mediados de 2000, asumi¨® un compromiso de no gobernar con Batasuna, entonces EH, en ning¨²n ¨¢mbito, de no promover ninguna acci¨®n conjunta institucional ni social. Y lo hemos venido haciendo con rotundidad. Sin embargo, el PP y el PSE, aun para hacer oposici¨®n, se est¨¢n valiendo de los votos de Batasuna. Es una confusi¨®n terrible pensar que la garant¨ªa de la seguridad de los concejales va a venir dada por una actuaci¨®n en contra de Batasuna. Si no identificamos bien qui¨¦n comete los atentados, que es ETA, flaco favor estamos haciendo a la necesaria normalizaci¨®n de la convivencia en la sociedad vasca.
P. ?No ser¨ªa pues necesaria ninguna medida legal contra Batasuna y el entorno de la violencia? ?Es compatible estar contra ETA y no actuar legalmente contra quienes la apoyan?
R. Ah¨ª hay una confusi¨®n interesada que nos puede llevar a un riesgo extremo en el futuro de fractura social muy importante. Hay que situar la violencia y su ejercicio en un contexto y en otro, el ejercicio de la pol¨ªtica, por muy criticable que sea. No es buen planteamiento tomar medidas legales contra ninguna fuerza pol¨ªtica. Es m¨¢s necesario que ETA vea reducido el apoyo social. Cuanto menos apoyo social pueda tener ETA, y ello supone cuanta mayor incorporaci¨®n de Batasuna al ejercicio pol¨ªtico con personalidad propia pueda haber, m¨¢s cerca estaremos de solucionar este problema.
P. ?Eso no deja desarmados a los dem¨®cratas?
R. Puede haber un d¨¦ficit del mundo de Batasuna en apelar a ETA para que desaparezca. Pero no podemos olvidar que es una fuerza pol¨ªtica legalmente constituida, que est¨¢ dentro de las reglas de juego con que nos hemos dotado y hay voces de magistrados que dudan de la posibilidad de ilegalizar una fuerza pol¨ªtica. Hay un planteamiento perverso que tiene un objetivo final: esa asociaci¨®n de nacionalismo igual a violencia que desde hace unos a?os venimos soportando hoy puede plantearse en base a esa idea que pueda rondar al PP de ilegalizar a Batasuna, pero no sabe uno ma?ana o pasado ma?ana qu¨¦ pueda suceder.
P. ?Qu¨¦ espera y qu¨¦ necesita el PNV de la nueva direcci¨®n socialista?
R. No esperamos ni buscamos nada. Hemos seguido este proceso con el m¨¢ximo respeto; nos ha sorprendido y hasta molestado que tanto unos como otros en la disputa interna hayan utilizado al PNV como herramienta para atacarse o esgrimir sus argumentos. Lo que espero es que el PSE tenga su personalidad propia y no act¨²e en funci¨®n de una dependencia con el PP.
P. Vista la actuaci¨®n del PNV y el Gobierno vasco parecer¨ªa que el peligro para Euskadi y los nacionalistas viniese m¨¢s de un partido democr¨¢tico como el PP que de los violentos.
R. Tenemos un problema, el m¨¢s grave, que es la violencia. Rechazamos de plano la tesis de que nos hemos valido de las acciones de ETA para lograr votos. Somos los primeros que estamos contra toda acci¨®n terrorista.
P. Sin duda. Pero parece que la amenaza para ustedes fuera m¨¢s el PP.
R. No. Hay una lacra que es ETA y hay un adversario pol¨ªtico, no un enemigo, que es el nacionalismo espa?ol identificado en el PP. El PP est¨¢ vulnerando todo el proceso que se dio en la Transici¨®n, todo lo que pudieron ser acuerdos en su momento, para arrumbar con el nacionalismo vasco. No ponemos en el mismo plano a ETA y al PP. ETA tiene que desaparecer, cuanto antes mejor, porque adem¨¢s est¨¢ pervirtiendo la ideolog¨ªa nacionalista en la medida en que otros asocian nacionalismo y violencia. Y ETA nos est¨¢ frenando en la leg¨ªtima defensa de nuestras aspiraciones como nacionalistas. A quien m¨¢s da?o est¨¢ haciendo ETA, adem¨¢s de a quienes sufren la violencia de forma directa, evidentemente, pero a quien m¨¢s da?o pol¨ªtico est¨¢ haciendo es al nacionalismo vasco.
P. ?No es m¨¢s importante trabajar ahora en un consenso contra la violencia, que es el primer problema, que abrir un debate sobre la autodeterminaci¨®n?
R. Hay que hacer ambas cosas.
P. ?Una da?a la otra?
R. No estoy de acuerdo en que la violencia condicione de tal manera la acci¨®n pol¨ªtica que nos marque tambi¨¦n la agenda. Habr¨ªa que saber trascender de la situaci¨®n de violencia intentando incorporar a este debate a quien de alguna manera pueda estar compartiendo ideolog¨ªa pol¨ªtica, que no de acci¨®n violenta, con ese mundo de ETA, si es que ETA tiene alguna ideolog¨ªa pol¨ªtica, que lo dudo.
P. ?Debatir la autodeterminaci¨®n no abrir¨ªa una brecha social m¨¢s profunda en un momento muy dif¨ªcil para los vascos?
R. No lo creo. Plantear el reconocimiento del ejercicio del derecho de autodeterminaci¨®n no implica...
P. Los derechos se reconocen para ejercerlos.
R. S¨ª, s¨ª claro. Pero no implica necesariamente la independencia ni una propuesta que suponga un riesgo de fractura social. Desde luego, el PNV no va a incurrir en riesgo alguno de provocar fractura social. Pero creemos que los vascos somos sujetos de un derecho de decidir libremente nuestro futuro y hoy eso ni siquiera se nos reconoce. Lo ¨²nico que estamos planteando es que se reconozca y ya vendr¨¢ despu¨¦s el planteamiento que tengamos que hacer en su caso. Pero no creo que plantear el debate del reconocimiento del derecho de autodeterminaci¨®n sea ning¨²n planteamiento de riesgo de fractura social. Deber¨ªa tener encaje en el marco jur¨ªdico legal del Estado espa?ol el respeto a la voluntad de la sociedad vasca.
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