'El da?o de la pirater¨ªa es devastador'
A sus 71 a?os, el socialista franc¨¦s Michel Rocard es uno de los m¨¢s prestigiosos eurodiputados del actual Parlamento Europeo. Primer ministro entre 1988 y 1991 con Fran?ois Mitterrand como presidente de la Rep¨²blica y ex ministro de Agricultura y de Ordenaci¨®n Territorial, Rocard preside desde enero la Comisi¨®n de Cultura de la Euroc¨¢mara. Como tal, escuch¨® el pasado martes a los miembros de la Mesa Antipirater¨ªa espa?ola que acudieron a Bruselas a exponer los graves perjuicios que origina ese fen¨®meno. Rocard asegura que la UE debe actuar cuanto antes para combatir ese fraude.
Pregunta. ?Qu¨¦ impresi¨®n saca tras escuchar los argumentos de la Mesa Antipirater¨ªa?
Respuesta. Los expertos me han confirmado que el da?o de la pirater¨ªa es creciente, econ¨®micamente devastador para los productores, y con una dimensi¨®n realmente temible porque afecta a todo el sector audiovisual. En Espa?a, por ejemplo, como he escuchado, el 30% del mercado est¨¢ pirateado, y no creo que Espa?a tenga el monopolio del problema, evidentemente afecta a todos los pa¨ªses. Se dice que est¨¢ m¨¢s desarrollado en el sur de Europa, pero una eurodiputada alemana ya nos ha dicho que tambi¨¦n en su pa¨ªs la pirater¨ªa es un fen¨®meno importante.
'Grabar una canci¨®n para que la escuchen tus ni?os no es un delito'
'En el audiovisual no podemos suprimir la competencia, pero hay que limitarla'
P. ?Deben intervenir las instituciones europeas o se trata de un problema policial?
R. No son incompatibles ambas cosas: es un problema policial, s¨ª, pero tambi¨¦n hay que reaccionar desde las instituciones. Hay que tener en cuenta que las posibilidades a la hora de aprobar y aplicar leyes europeas en ese terreno son limitadas porque el espacio judicial y policial europeo es limitado. Las polic¨ªas no dependen de la Comisi¨®n Europea y a¨²n est¨¢ en construcci¨®n y desarrollo la cooperaci¨®n judicial y policial. Las mafias act¨²an por encima de las fronteras, y por eso hay que reforzar la colaboraci¨®n judicial y policial.
P. De entrada, usted propone tener una definici¨®n com¨²n en la UE del delito de pirater¨ªa.
R. S¨ª, s¨ª, aunque nos encontremos con problemas a la hora de concretar esa definici¨®n. Tenemos que saber qu¨¦ est¨¢ permitido a la hora de reproducir objetos y obras o qu¨¦ es fraude. Porque grabar una canci¨®n para que la escuchen tus ni?os no es un delito, pero hay que fijar d¨®nde termina lo l¨ªcito y d¨®nde empieza el delito. No ser¨¢ simple y por eso debemos escuchar a los expertos.
P. Algunos de esos expertos sostienen que los Gobiernos pecan de pasividad a la hora de combatir ese fen¨®meno.
R. S¨ª, seguramente es as¨ª, pero hay que interpretarlo. Algo parecido ocurre en la lucha contra el blanqueo de dinero. Con la mentalidad de algunos Estados europeos, les resulta dif¨ªcil aceptar la colaboraci¨®n policial en el seno de la UE porque consideran menos grave la existencia de fraudes que la limitaci¨®n de sus soberan¨ªas en el terreno de la seguridad.
P. Las nuevas tecnolog¨ªas, los adelantos t¨¦cnicos, hacen que las leyes vayan muy por detr¨¢s de la delincuencia en este terreno.
R. El paso del sistema anal¨®gico al digital en la producci¨®n audiovisual va rapid¨ªsimo. Pero la velocidad de las tecnolog¨ªas demuestra que hay que actuar con igual velocidad tambi¨¦n en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas de Justicia e Interior en toda la UE. Si no, los retrasos legales a¨²n ser¨¢n m¨¢s graves.
P. ?C¨®mo cree que est¨¢n cumpliendo los Estados de la Uni¨®n la directiva sobre televisi¨®n sin fronteras?
R. El aspecto m¨¢s complicado es el de la implantaci¨®n de cuotas de producci¨®n nacional. Hay que revisar esa directiva, que en buena parte se est¨¢ cumpliendo bien, precisamente por la velocidad de cambios t¨¦cnicos.
P. ?Es necesario mantener ese sistema de cuotas?
R. Sin duda. Si no, habr¨ªa una 'guerra civil'.
P. Ahora hay un debate al respecto en Francia.
R. S¨ª, pero est¨¢ claro que hay que mantener una protecci¨®n a la identidad cultural de cada cual.
P. La pol¨¦mica reside en que algunos sostienen que las reglas de la competencia, tan estrictas en otros sectores, han de aplicarse tambi¨¦n al mundo audiovisual y cultural.
R. No son las ¨²nicas excepciones. Lo mismo ocurre con la sanidad y la educaci¨®n, o en parte en los transportes y la electricidad. El sistema opuesto a la competencia, el comunista, no funciona. Pero tampoco la competencia soluciona todos los problemas porque, por ejemplo, fomenta la concentraci¨®n, no defiende adecuadamente determinados intereses como los medioambientales y puede llegar a originar desigualdades. En el ¨¢mbito del audiovisual, la pura competencia impulsa la excesiva concentraci¨®n, que a su vez deja fuera del mercado a peque?as entidades, a peque?os artesanos, artistas y creadores. No podemos suprimir la competencia en este sector, pero hay que limitarla mediante ayudas o iniciativas equilibradoras.
P. Estos d¨ªas se ha sabido que Berlusconi y Murdoch intentan controlar el grupo Kirch.
R. Se trata de concentraciones cl¨¢sicas, como puede ser la de Boeing y Lockheed. El proceso de concentraci¨®n en el sector de la comunicaci¨®n no ha concluido y son urgentes los sistemas de limitaci¨®n y reglamentaci¨®n.
P. En este caso, adem¨¢s, existe la anomal¨ªa del protagonismo de Berlusconi, que adem¨¢s de empresario es el primer ministro.
R. Eso no cambia el origen del problema, aunque obviamente lo empeora.
P. En la UE, algunos Estados aplican un impuesto especial para sostener las televisiones p¨²blicas. Otros prefieren el sistema de ayudas.
R. Depende de cada Estado, pero en Francia, Reino Unido o Alemania se ha demostrado que la existencia del sector p¨²blico audiovisual, junto al privado, es buena para fomentar la cultura o los valores ¨¦ticos.
P. ?Y no se produce una competencia desleal cuando, adem¨¢s de las ayudas, las televisiones p¨²blicas acceden tambi¨¦n al mercado publicitario en las mismas condiciones?
R. Es ¨¦se un hecho aceptado de forma general para que las aportaciones p¨²blicas sean menores. El t¨¦rmino desleal lo utiliza usted, no yo, porque hay que tener en cuenta, por ejemplo, que la televisi¨®n p¨²blica produce programas que normalmente no hace la privada, sobre todo en el ¨¢mbito educativo. Como primer ministro de Francia, intent¨¦ eliminar la publicidad en la p¨²blica duplicando el impuesto o canon especial, pero perd¨ª la batalla porque el ministro de Finanzas esgrimi¨® el problema de la inflaci¨®n, aunque ten¨ªamos margen suficiente.
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