Angola merece una paz
El memor¨¢ndum firmado el s¨¢bado entre el general Kamorteiro, de la guerrilla Uni¨®n Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Nunda, es la mejor oportunidad que ha tenido Angola de lograr una merecida paz. Pero no la asegura, pese a que Nunda proclamara 'el fin de las hostilidades'.
El texto, que viene a reactivar el Protocolo de Paz de Lusaka de 1994, deber¨ªa ser formalizado hoy por el Gobierno y la guerrilla. Quien firme en nombre de UNITA podr¨¢ considerarse su l¨ªder real. Pues, aunque muchos apuntan a Paulo Lukamba, Gato, se desconoce qui¨¦n manda en UNITA tras la muerte en combate el pasado 22 de febrero de su hist¨®rico dirigente Jonas Savimbi y la desaparici¨®n d¨ªas despu¨¦s de su segundo, Antonio Dembo. La lucha por el poder en UNITA, podr¨ªa hacer zozobrar la paz, pese a que la organizaci¨®n est¨¦ militar y econ¨®micamente debilitada.
Angola, que vivi¨® 24 a?os de violencia hasta su independencia en 1975, ha estado sumida desde entonces, de forma pr¨¢cticamente continuada, en una guerra civil -manipulada por las grandes potencias durante la guerra fr¨ªa-, que se ha cobrado en torno a un mill¨®n de vidas y desplazado a cuatro millones de personas, una tercera parte de su poblaci¨®n. Savimbi se neg¨® a reconocer la victoria del presidente Antonio dos Santos en las urnas en 1992. Y el intento de pacificaci¨®n de 1994 volvi¨® a frustrarse en 1998, despu¨¦s de que la legalizaci¨®n de UNITA como partido pol¨ªtico provocara una escisi¨®n en su seno y llevara a Savimbi a retomar la lucha armada.
El memor¨¢ndum prev¨¦ modalidades precisas de acantonamiento en diversos puntos del pa¨ªs de los 50.000 guerrilleros, su desarme y su eventual integraci¨®n en las fuerzas armadas regulares. Esta vez la presi¨®n internacional, ejercida conjuntamente, a diferencia de los tiempos de la guerra fr¨ªa, por EE UU, Rusia y Portugal, la antigua potencia colonial, ha surtido efecto. Esta troika, junto con la ONU, debe garantizar paz y estabilidad en ese pa¨ªs rico en petr¨®leo y diamantes, que puede reflejarse sobre el fin de otros conflictos armados de gran envergadura que asolan un ?frica subhariana castigada y necesitada de tranquilidad.
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