La soledad de un 'sprinter' sin suerte
Una vez le dije que le recordaba adolescente, como yo, en el Patio de Letras de la Universidad de Barcelona, el ¨²ltimo a?o en que compartimos el mismo edificio Derecho, Letras, Ciencias y Arquitectura. Era un muchacho guapo, rubio ceniciento, tal vez excesivamente equilibrado, como su corbata. Y algo importante deb¨ªa ya de ser cuando le se?alaban dedos sabios: ¨¦se es del Opus Dei. Mientras otros ¨¦ramos del FLOP o del PSUC o del MSC, Sebasti¨¢n Auger era del Opus, el ej¨¦rcito intelectual de reserva del franquismo que puso el r¨¦gimen perdido de tanto L¨®pez ilustre sembradores de econom¨ªas paraliberales a la espera de que alg¨²n d¨ªa triunfara la Teolog¨ªa Neoliberal. Entonces, los del Opus lo ten¨ªan todo: el cielo, la tierra y cuatro o cinco ministerios franquistas, y tal vez por ello miraban un tanto por encima del hombro y si te ve¨ªan con un libro de Sartre o de Theilhard de Chardin, es un decir, en las manos, sol¨ªan comentar jocosamente: 'As¨ª que t¨² eres un inquietorro'...
Con respecto a los falangistas ten¨ªan la ventaja de que no aplicaban la dial¨¦ctica de los pu?os y las pistolas, pero as¨ª como hubo falangista que enrojeci¨® r¨¢pidamente y se hizo de la progres¨ªa clandestina, los chicos del Opus iban tan lejos que se tomaban m¨¢s tiempo para crecer o pecar. Reapareci¨® Auger como delegado de Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona y empez¨® a marcar distancias con respecto al r¨¦gimen dentro de las filas del aperturismo, decidido partidario del Contraste de pareceres. Un segundo salto cualitativo del personaje fue meterse en negocios de prensa, y convirti¨® la ancestral revista Mundo de Vicente G¨¢llego en un semanario de opini¨®n que muy frecuentemente le tocaba los congojos al r¨¦gimen, escrito por j¨®venes periodistas vinculados al clandestino Sindicato Democr¨¢tico, y llegar¨ªa a dedicar casi una monograf¨ªa a Comisiones Obreras, con casi toda su direcci¨®n nacional en la c¨¢rcel. Luego Mundo fue Mundo Diario y se aline¨® en las posiciones m¨¢s liberales, abriendo espacios para la oposici¨®n larvada y pronunci¨¢ndose Auger repetidamente por un cambio democr¨¢tico en Espa?a, y a este fin dispuso la programaci¨®n de la editorial Dopesa y del Club Mundo. Se conoc¨ªan sus contactos civilizados con los comunistas sin dejar de pertenecer al Opus Dei, en una coincidencia de afinidades con Calvo Serer, te¨®rico del Opus que llegar¨ªa a formar parte de la Junta Democr¨¢tica de Santiago Carrillo y a presidir en Roma, en 1975, el homenaje a Dolores Ib¨¢rruri con Nenni, el Comandante Carlos, Carrillo, Berlinguer, Dolores y otros ateos. All¨ª, all¨ª estaba uno de los supuestos ap¨®stoles de Escriv¨¢ de Balaguer y yo le vi y habl¨¦ largamente con ¨¦l. Me dijo que monse?or conoc¨ªa perfectamente sus movimientos humanos y divinos. Nihil obstat.
A su aire, Sebasti¨¢n Auger se hab¨ªa puesto similares botas de siete leguas, y todos le promet¨ªan un lugar en los cielos de la transici¨®n sentado a la derecha, de Dios Padre desde luego. Porque su discurso era el de un liberal radical avanzado, y de no haberse arruinado escandalosa, delictivamente, hubiera llegado a ministro o qui¨¦n sabe si a jefe de Gobierno, con UCD o con el PP, fracci¨®n social liberal, tercera v¨ªa, cuarta planta, gran liquidaci¨®n fin de temporada. La catastr¨®fica ruina de Auger signific¨® un exilio forzado de todas sus patrias, personales y civiles, y a su regreso un exilio interior, rotas las amarras con todo lo que le hab¨ªa hecho un triunfador espectacular y convertido ahora en un personaje casi subterr¨¢neo que rehu¨ªa los saludos y los qu¨¦ ha sido de ti. Fue una criatura de Scott Fitzgerald sin saberlo ni ¨¦l ni Scott Fitzgerald, pero encajaba en el prototipo de joven dorado, sprinter hacia el triunfo m¨¢s absoluto que de pronto se queda sin pista y sin meta porque se la han embargado. No estaba preparado para ser un perdedor en p¨²blico y prefiri¨® serlo en privado.
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