T¨¢ndem
De entre los impecables y completos argumentos ofrecidos por Josep Torrent en su an¨¢lisis de ayer sobre las elecciones internas en el PSPV-PSOE (asumiendo la acertada calificaci¨®n que en su d¨ªa dio Mart¨ªnez Sospedra a las mal llamadas elecciones primarias) hay uno que pone los pelos de punta: el que se refiere a que el movimiento de Ciscar est¨¦ m¨¢s o menos relacionado con la hip¨®tesis de que Pla pudiera verse obligado a abandonar la carrera hacia la presidencia de la Generalitat como consecuencia de un delicado asunto que en su d¨ªa ya se identific¨® como un argumento salido de los aleda?os del conjunto de apoyos con que contaba y cuenta Cipri¨¤ Ciscar en el partido: el caso Alaqu¨¤s.
Y, sin embargo, de los pocos argumentos que se podr¨ªan a?adir a la n¨®mina, Torrent omite lo que quiz¨¢s pueda ser o bien un globo sonda, una noticia interesada oportunamente filtrada a la prensa y sin base, o, simplemente, algo tan obvio y esperable que no merec¨ªa la pena consignar: que la hip¨®tesis de situar a Lerma en la cabecera de la lista al Congreso de los Diputados para las pr¨®ximas y a¨²n lejanas elecciones generales del 2004 aireada desde el partido, o recogida al vuelo por determinados portavoces oficiosos de esta panoplia de mensajes cruzados entre los contendientes fuese la verdadera espoleta que movi¨® a Ciscar a realizar un movimiento necesario para cuantificar de modo fehaciente su propio poder en el seno de la organizaci¨®n.
No creo, desde luego, que sea la conjunci¨®n entre razones transversales construidas a prop¨®sito de la doble hip¨®tesis del accidente y del regreso de Lerma a los ruedos de primera lo que motiva a Ciscar a disputar a Pla la candidatura a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, pero la historia org¨¢nica reciente del que fue m¨¢s que notable consejero de Cultura, Educaci¨®n y Ciencia sugiere que su estilo pol¨ªtico es duro, arriesgado, tortuoso y decidido y que, de entrada, a quienes dicen conocerle y daban por sentado que su especialidad jam¨¢s fue la de dar la cara les ha desconcertado que apueste directamente por el cuerpo a cuerpo, consiguiendo as¨ª lo que debe calificarse como su primera -y quiz¨¢s no ¨²nica- victoria en este proceso.
Que casi nadie d¨¦ por bueno hoy que las elecciones internas para designar a los candidatos que han de competir con los adversarios de otros partidos sea un ejemplo de democracia, y que incluso recientemente, la propia elecci¨®n directa de los rectores por la comunidad universitaria est¨¦ bajo sospecha (aqu¨ª con la ayuda de la incomprensi¨®n que rodea al tema del voto ponderado), pone de manifiesto que estamos muy lejos de compaginar el adjetivo democr¨¢tico con el sustantivo democracia. Resulta muy ilustrativo, por ello, que ni siquiera el recuerdo de la buena gesti¨®n que Ciscar protagoniz¨® en su etapa de gobernante sirva como referente a la hora de buscar razones en su apuesta por competir con Pla por la candidatura. Estrategias, recuentos num¨¦ricos, movimientos en clave interna, ajustes de cuentas, debilitar al otro, consolidar la posici¨®n... he aqu¨ª el resultado de un proceso de renovaci¨®n partidaria donde el horizonte altruista tiene las ventanas cerradas. Desde otros par¨¢metros, un duelo incruento entre un maquiavelo de maneras suaves curtido en la conspiraci¨®n de largo alcance (Ciscar) y un corredor de fondo inasequible al desaliento que sali¨® milagrosamente ileso de los pies de los caballos (Pla) deber¨ªa abocar al t¨¢ndem: eso s¨ª ser¨ªa preocupante para el adversario com¨²n (Zaplana).
Vicent.franch@eresmas.net
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