Memorias de condes

Tras tantos a?os juntos, los Muzsik¨¢s de Budapest tocan con la precisi¨®n de un cuarteto de cuerda. Traen canciones antiguas, como la que desemboc¨® en un aplaudido duelo de gardon -violonchelo rectangular y tosco que se percute-. En una canci¨®n de boda se les une M¨¢rta Sebesty¨¦n. Con esa voz extra?a, de timbre un poco nasal, que ha cautivado a m¨²sicos y directores de cine. Una voz que atrapa. Ya sea en una triste canci¨®n de amor de Moldavia o en esa canci¨®n de primavera que cant¨® a capella.

Improvisaron sobre m¨²sica de baile de Transilvania, vivero del folclor magiar y tierra del temido conde. Otro conde, el cinematogr¨¢fico Alm¨¢sy, le ha proporcionado a M¨¢rta Sebesty¨¦n parte de su popularidad. En el repertorio hay melod¨ªas campesinas que B¨¦la Bart¨®k encontr¨® durante sus peregrinaciones y que luego utilizar¨ªa en sus obras. Tambi¨¦n una que Zolt¨¢n Kod¨¢ly arregl¨® para orquesta y que ellos interpretaron en su forma original. Ya pintan canas y calvas porque los Muzsik¨¢s son parte de aquella generaci¨®n que rescat¨® el aut¨¦ntico folclor de las garras de rancios conjuntos estatales.

Terminaron con m¨²sica que se canta, toca y baila durante las bodas en Transilvania y que, gracias al ag¨®nico petardazo del equipo de sonido, permiti¨® disfrutar de los h¨²ngaros sin amplificaci¨®n alguna.