Decir no
Vuelvo de Roma, la ciudad m¨¢s bella del mundo. Los amigos romanos, acostumbrados al esplendor de su paisaje cotidiano, me advierten del asfixiante peso que el Vaticano supone en sus vidas. Pienso, desde all¨ª, en la incipiente fortuna de nuestro Estado aconfesional y en c¨®mo la Iglesia cat¨®lica ha ido perdiendo poder pol¨ªtico en Espa?a. Pienso all¨ª, ingenua de m¨ª, en la evidente crisis que la Iglesia cat¨®lica vive aqu¨ª, en que su intervenci¨®n en la cuesti¨®n p¨²blica ya pasa apenas de un f¨¢ctico pataleo. Pero me olvidaba del Gobierno.
Cuando vuelvo de Roma me entero de que las asociaciones antiabortistas, ligadas a la Iglesia, se han dedicado en los ¨²ltimos d¨ªas a agredir al personal de la cl¨ªnica ginecol¨®gica Dator. Supongo que se tratar¨¢ de hacer el mayor ruido posible para mantener la continuidad debilitada por una sociedad que les est¨¢ demostrando que no est¨¢ con ellos, por defender una vigencia puesta seriamente en peligro por sus hermanos pederastas norteamericanos (por poner un ejemplo). Y, s¨ª, los gritos y los golpes siempre han sido muy ruidosos. Todo lo contrario al terror callado de los miles de ni?os violados por los curas, todo lo contrario al silencio culpable de los obispos bostonianos. ?Por qu¨¦ me da por relacionar a este Gobierno con el resurgimiento de la violencia callejera cat¨®lica? Pues, sencillamente, porque coincide con el anuncio del convenio que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de la Comunidad est¨¢ a punto de firmar con una tal Fundaci¨®n Solidaridad Humana para que imparta 60 talleres de educaci¨®n sexual en institutos de la regi¨®n. La tal Fundaci¨®n Solidaridad Humana se autodefine como aconfesional, aunque es avalada por la di¨®cesis de Getafe para impartir cursos de pastoral familiar y adem¨¢s asesora a la Subcomisi¨®n para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal (?por qu¨¦ ser¨¢ que de repente se me mezclan los datos y en la puerta de mi cabeza aparecen los agresores callejeros provida de la cl¨ªnica Dator?).
Los institutos son esos centros de la ense?anza p¨²blica donde reciben educaci¨®n los adolescentes (lo digo para el que ya casi no lo recuerde, dado que, con este Gobierno, a la ense?anza p¨²blica le quedan dos telediarios de la 1), y en los que la tal Fundaci¨®n Solidaridad Humana va a ense?ar, entre otras cosas y seg¨²n sus palabras, a 'ser capaces de decir no'. El 'no' se refiere al sexo. La tal Fundaci¨®n asegura que explicar¨¢ 'sin problemas' los distintos m¨¦todos anticonceptivos, asunto que parece muy razonable; lo inquietante es que para referirse a una cuesti¨®n de educaci¨®n b¨¢sica para la vida de las personas se a?ada esa salvedad: sin problemas. ?Es que, a estas alturas, se les ocurre alg¨²n problema al respecto, cuando en todos los pa¨ªses desarrollados los institutos disponen de m¨¢quinas expendedoras de preservativos? Tambi¨¦n especifican que tratar¨¢n 'el tema' de la homosexualidad. ?El tema? ?Qu¨¦ tema? La homosexualidad no es ning¨²n tema: es una opci¨®n, una pr¨¢ctica o una identidad. ?Tratar¨¢n el tema de la discriminaci¨®n que sufren hist¨®ricamente los homosexuales, tratar¨¢n el tema de la infelicidad que produce su marginaci¨®n, tratar¨¢n el tema de las parejas del mismo sexo como n¨²cleos familiares con los mismos derechos que el resto, tratar¨¢n el tema de los ni?os que no pueden ser adoptados por parejas del mismo sexo dispuestas a darles 'el verdadero amor' que ellos predican? ?Tratar¨¢n, a su vez, 'el tema' de la heterosexualidad?
Yo no he asistido a ning¨²n taller impartido por la tal Fundaci¨®n Solidaridad Humana, pero, respondiendo a estas preguntas, soy capaz de decir no. Porque si la Iglesia cat¨®lica est¨¢ detr¨¢s de esos programas, la respuesta no puede ser otra: muchos de nosotros hemos tenido la experiencia a trav¨¦s de una educaci¨®n regida por sus represores principios. Y basta echar una ojeada a su p¨¢gina web para hacerse una idea del pie que les cojea: Fin de Semana para Novios (sic); Fin de Semana para Matrimonios (sic), con la presencia de un sacerdote experto; Curso Monogr¨¢fico de Espiritualidad y Vocaci¨®n de Pareja; Bolet¨ªn En Familia. En fin, que el ¨²ltimo basti¨®n, subrepticio, que le queda a la Iglesia cat¨®lica en este pa¨ªs es precisamente el Gobierno, que concede convenios educativos a fundaciones como ¨¦sta. Formada, por cierto, por un matrimonio tras participar en la Cumbre de L¨ªderes de Movimientos por la Vida, en Roma. No.
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