Semana Santa, campa?a santa

Como todos los a?os, el sonido de los tambores llamaba a mi puerta de nuevo. Pronto me encontraba ya a pie de procesi¨®n. El silencio, expresi¨®n de respeto, solamente quedaba interrumpido por los sincronizados sonidos de los tambores.

Pero pronto de nuevo quedaba interrumpido por unos murmullos que se acentuaban a mi espalda y que transmit¨ªan cierto nerviosismo e inquietud a la gente que se encontraba a mi alrededor.

Leyendo los labios de la persona que se encontraba justo frente a m¨ª, intu¨ª que deb¨ªa de tratarse de la alcaldesa de la ciudad de Valencia y de su comisi¨®n. Intentando hacer abstracci¨®n del revuelo que hab¨ªa a mis espaldas y haciendo un duro ejercicio de concentraci¨®n, pude esquivar alguna de las fotograf¨ªas que con generosidad desmedida manaban de la otra parte de la acera dirigidas hacia la persona que hab¨ªa justo detr¨¢s de m¨ª.

Cuando las luces me daban un respiro, una voz desconocida (procedente de la comisi¨®n), se dirig¨ªa hacia dos se?oras que ten¨ªa a mi costado: 'Se?ora, se?ora, conoce a la alcaldesa?'. Las se?oras con un derroche de educaci¨®n, tuvieron que saludarla.

En fin, opino que la Semana Santa encierra actos muy serios, a los que se les brinda mucho respeto, y para nada es un acto medi¨¢tico para hacer precampa?a.

El a?o tiene 365 d¨ªas, y si realmente le interesa la gente de este apartheid llamado El Cabanyal, que venga, y que pasee por las calles, esas calles que ella perfectamente sabe...