Los enemigos tranquilos de Israel
En el valle de la Bekaa, al sur de L¨ªbano, un dirigente de Hezbol¨¢ se juramenta por una 'victoria sin plazos'
'Era realmente insospechable que Israel cometiera tantos errores. Un error tras otro. Es incre¨ªble pero cierto. Dios es grande. Y los van a pagar todos. Uno a uno. Todos'. Issam, sentado en la mesa de un restaurante en el que todos los clientes y camareros lo abordan con gestos de reverencia, insiste nada m¨¢s iniciar la conversaci¨®n en que sufre con sus 'hermanos palestinos y todos los ¨¢rabes'.
Pero est¨¢ muy tranquilo, como si supiera ya c¨®mo va a concluir, no ya la actual escalada b¨¦lica en los territorios ocupados, sino la gran secuencia hist¨®rica a largo plazo en Oriente Pr¨®ximo. 'Los israel¨ªes tienen muchas armas, pero cada vez menos soldados. Unos se van, otros no quieren combatir. Son pocos. Nosotros tenemos menos armas, pero un ej¨¦rcito inagotable. Eso es lo que, en su arrogancia, no han calculado bien. Tenemos tiempo y millones de hombres que ofrecer como m¨¢rtires. Cada uno de nosotros es un arma dispuesta'.
Issam sonr¨ªe cuando se le pregunta si est¨¢n decididos a abrir el frente en la frontera de L¨ªbano, ahora que las tropas israel¨ªes combaten en todos los territorios ocupados y Sharon se ha visto obligado a convocar a reservistas, lo que supone una carga a la larga insoportable para la econom¨ªa y la sociedad de Israel. 'Nosotros nunca hemos cerrado ning¨²n frente, luego no tenemos que abrirlo. Golpearemos al Ej¨¦rcito israel¨ª all¨¢ donde nos parezca m¨¢s oportuno'.
Nada tiene que ver su serenidad con la indignaci¨®n de los dirigentes palestinos en los cercanos campos de refugiados en el sur de L¨ªbano. All¨ª todos parecen querer suicidarse cuanto antes, si pueden acarrear alg¨²n da?o a alg¨²n jud¨ªo. Issam, no. No teme a la muerte -'para m¨ª ser¨¢ el principio de la vida real, en el para¨ªso'-, pero no tiene prisa por encontr¨¢rsela: considera que es m¨¢s peligroso para su enemigo vivo.
Issam cree firmemente en la victoria aunque no se plantea plazos. Tiene tres hijos y ya los est¨¢ educando para que asuman su responsabilidad en la lucha contra lo que llama el invasor. 'Estados Unidos ayuda a Israel a matarnos y reprimirnos a los ¨¢rabes. Luego tenemos perfecto derecho a defendernos atacando a los israel¨ªes y a los norteamericanos. Washington no revisa su pol¨ªtica y nos ofende y humilla. Nosotros hemos respondido antes y lo sabremos hacer en el futuro'.
Los tiempos son tormentosos, no s¨®lo en el sur de L¨ªbano. Los muertos se acumulan en Gaza y Cisjordania, Ariel Sharon se ha lanzado a una 'lucha contra el terrorismo' que ha incendiado la regi¨®n y amenaza con dinamitarla. El mundo asiste aterrado a una org¨ªa de violencia que hasta los pa¨ªses m¨¢s lejanos de la regi¨®n intuyen puede acabar arrastr¨¢ndolos a insufribles situaciones. Aqu¨ª, en el restaurante, tan cerca de la valla met¨¢lica de la frontera israelo-libanesa, las probabilidades de cat¨¢strofe son infinitamente mayores.
Horas antes de la cita de Issam con dos periodistas, el Ej¨¦rcito israel¨ª hab¨ªa atacado posiciones de su gente no lejos del lugar donde fuma pl¨¢cidamente la narguila frente a los extranjeros. Fue una represalia israel¨ª por el primer gran ataque de cohetes y artiller¨ªa de la organizaci¨®n de Issam desde la retirada israel¨ª de L¨ªbano. El Gobierno israel¨ª ya hab¨ªa advertido de que no dudar¨ªa en intervenir en su frontera norte si el pa¨ªs vecino se convert¨ªa de nuevo en plataforma para ataques contra su seguridad. Es esta frontera la que puede romperse una vez m¨¢s, pero ahora para inducir a la expansi¨®n regional de una guerra ya en plena escalada. Ayer tambi¨¦n volvieron a atacar.
Aqu¨ª, en Baalbeck, en el valle de la Bekaa, al sur de L¨ªbano, subida en un pedestal, luce como trofeo de guerra una tanqueta israel¨ª. 'Vinieron y los echamos', dice Issam. Su frase tiene mensajes impl¨ªcitos mayores. ?De L¨ªbano? Fue en 2000. ?De Palestina? ?De una parte o de toda? Todo determinado por fechas y resoluciones de Naciones Unidas. Por heridas en el tiempo y consejos -m¨¢s que mandatos- de la ONU a un Israel que siempre se consider¨® lo suficientemente respaldada para no seguirlos.
Aqu¨ª, Israel tiene a uno de sus peores enemigos, a la ¨²nica fuerza en el mundo que presume de haber vencido a su Ej¨¦rcito. Entre im¨¢genes de Jomeini, Abu Mussah y otros l¨ªderes legendarios del islamismo radical, banderas negras llamando al sacrificio y martirologio, proclamas sobre las ventajas de irse al para¨ªso con la conciencia tranquila y evocaciones a la lucha final contra esa 'entidad sionista', Israel, que tiene, no muy lejos, su fronteras, en el valle de la Bekaa, tiene sus cuarteles y sus cerebros Hezbol¨¢.
Es una organizaci¨®n m¨ªtica para millones de ¨¢rabes, una inmensa organizaci¨®n de car¨¢cter religioso, que convirti¨® la ocupaci¨®n del sur de L¨ªbano en un infierno para el Ej¨¦rcito y la sociedad israel¨ªes. Hezbol¨¢, como Ham¨¢s en Gaza y Cisjordania, ha logrado crear redes de solidaridad inveros¨ªmiles en su efectividad, honradez y actividad para cualquier sociedad ¨¢rabe. Organiza viajes tur¨ªsticos y culturales para ancianos, otorga pensiones a viudas de combatientes palestinos y v¨ªctimas de la represi¨®n, celebra festivales, tiene una red de apoyo e integraci¨®n de personas impedidas, da cursos de capacitaci¨®n agr¨ªcola y tiene una estructura de formaci¨®n profesional.
En las monta?as entre Siria, L¨ªbano e Israel, Hezbol¨¢ se dedica a otros menesteres. All¨ª est¨¢n los especialistas en explosivos que saben romper un carro de combate israel¨ª sin siquiera asomarse al mercado internacional de armas. All¨ª, gracias a la generosa financiaci¨®n exterior, al paraguas protector del r¨¦gimen laico sirio y al apoyo del r¨¦gimen shi¨ª iran¨ª, pero tambi¨¦n a los masivos donativos que recauda entre la poblaci¨®n de los pa¨ªses ¨¢rabes, Hezbol¨¢ ha conseguido formar una fuerza militar profesional, capaz de aguantar los golpes del enemigo e inflig¨ªrselos cuando y donde m¨¢s le duelan.
Hezbol¨¢ no es nada parecido a Al Qaeda por mucho que Estados Unidos la haya incluido en su lista de formaciones terroristas. 'Me habla de la lista de Washington. Nosotros tenemos nuestra propia lista de organizaciones terroristas, y Estados Unidos, y por supuesto Israel, la encabezan', dice con tranquila sonrisa Issam.
Implacable sin odio
'No tenemos nada contra los jud¨ªos. Hezbol¨¢ no tiene nada contra las personas, sean de donde sean. Creemos en las tres religiones del Libro. Pero tambi¨¦n en la sagrada autodefensa'. Issam no quiere adelantar los pr¨®ximos pasos de esa autodefensa, pero es evidente que su organizaci¨®n mantiene abiertas todas las opciones. Cuando se le pregunta si acepta la propuesta de la Liga ?rabe, que ofrece la normalizaci¨®n de relaciones con Israel de todos los pa¨ªses ¨¢rabes a cambio de su retirada a las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis D¨ªas, dice lo que muchos ¨¢rabes y palestinos piensan, pero la correcci¨®n pol¨ªtica ya prohibe exponer en organizaciones como Al Fatah de Yasir Arafat. 'Mire, tiene una casa de cinco habitaciones. Entra un extra?o y se queda con cuatro. Usted protesta. Le molestan sus protestas. Y para que no proteste, le dice que le devuelve una. Y si sigue protestando resulta que es usted el que rompe la convivencia. ?Qu¨¦ le parecer¨ªa?'. Hezbol¨¢ no dejar¨¢ de tener a Israel como enemigo, aunque su Ej¨¦rcito se retire. Hoy su escenario ideal ser¨ªa la apertura de frentes de guerra en todas las fronteras de Israel con los pa¨ªses ¨¢rabes. Pero no tienen prisa por abrir unilateralmente el frente. Est¨¢n convencidos de que el tiempo juega a su favor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.