Laberintos
Siguen, y se multiplican, las desavenencias de populares y socialistas en torno a la cuesti¨®n vasca. El ¨²ltimo rifirrafe se refiere, como es sabido, a la ilegalizaci¨®n de HB. El PSOE ha cambiado de criterio sobre la manera como deber¨ªa intentarse esta operaci¨®n, y el PP se ha llamado a enga?o y exige que se ejecute lo que est¨¢ puesto en los papeles. El propio Aznar, el jueves pasado, advirti¨® de que su partido podr¨ªa hacer valer la mayor¨ªa absoluta para cambiar en solitario la ley. Aunque no venga en los libros acad¨¦micos, el caso es que no existe una divisoria clara entre la alta pol¨ªtica y las trifulcas de patio de vecino. Es claro que Aznar ha hablado impelido por el enojo, ya que carece por entero de sentido tocar un punto fundamental¨ªsimo de la estructura democr¨¢tica sin contar, como m¨ªnimo, con la oposici¨®n. Ello sentado, persiste una cuesti¨®n intrigante: ?cu¨¢l es la postura del PSOE en el pleito vascongado?
En esencia, existen dos hip¨®tesis. Uno: los socialistas han decidido desengancharse de los populares irreversiblemente, y ser¨ªa in¨²til apaciguarlos o intentar atraerlos mediante sucesivos actos de comprensi¨®n. En abono de esta composici¨®n de lugar, se enumera en los pagos del Gobierno un rosario de agravios: colaboraci¨®n con los nacionalistas para aprobar los presupuestos de las diputaciones y para la provisi¨®n de cargos institucionales, ruptura del pacto municipal de San Sebasti¨¢n y, como remate, reparos ex post a la estrategia de ilegalizaci¨®n de Batasuna.
La lista es, la verdad, bastante nutrida. Conviene recordar, no obstante, que el partido de Zapatero podr¨ªa llevar raz¨®n en algunas cosas. Por ejemplo, en la necesidad de reconsiderar la senda elegida para dejar a HB fuera de la ley. La segunda hip¨®tesis... interpreta el movimiento browniano dentro de la izquierda como una se?al de confusi¨®n. De ser ello as¨ª, se impondr¨ªa una receta alternativa: la de la calma. ?Qu¨¦ arg¨¹ir en favor de la aproximaci¨®n n¨²mero dos?
La posici¨®n de los socialistas es, simult¨¢neamente, incomprensible y disfuncional para ellos mismos. La conjunci¨®n 'y' es importante. Si s¨®lo fuera incomprensible, cabr¨ªa maliciar que el partido se guarda un as en la manga. Como adem¨¢s es disfuncional, resulta m¨¢s sencillo pensar que la baraja est¨¢ revuelta, y que todav¨ªa puede suceder cualquier cosa. El lunes 25 de marzo, Patxi L¨®pez, reci¨¦n cerrado el congreso del PSE, afirm¨® en la SER algo absolutamente extraordinario. A saber, que el PSE, a igualdad de factores, o como dicen los economistas, ceteris paribus, seguir¨ªa lejos del PNV... y del PP. ?Por qu¨¦ esto es extraordinario? Porque, de hecho, los socialistas est¨¢n con el PP. Est¨¢n con el PP en el estatutismo, y est¨¢n con el PP porque contin¨²an comprometidos con un pacto que insta a la actividad conjunta de ambos partidos y veda la colaboraci¨®n con el PNV mientras ¨¦ste persevere en el soberanismo. Las racionalizaciones period¨ªsticas de tama?a contradicci¨®n son tambi¨¦n extraordinarias. De un lado, se reconstruye el pasado imputando al PP la responsabilidad exclusiva de la ruptura de Ajuria Enea, y atribuyendo a continuaci¨®n a este error el pacto secreto del PNV con ETA. Del otro, se sostiene que no existe lo que existe, o en todo caso, que carece de importancia. Verbigracia: carece de importancia que se siga financiando con dinero p¨²blico la Asamblea de Electos, fruto del Pacto de Estella. Se tiene la sensaci¨®n de asistir a una repristinaci¨®n pol¨ªtica de las t¨¦cnicas on¨ªricas descritas por Freud. Las cuales consisten, famosamente, en sublimar una realidad ingrata disimul¨¢ndola con los ornamentos de una realidad paralela y virtual.
Al tiempo, no se aprecia el menor s¨ªntoma de que el PNV quiera ayudar a los socialistas a salir del atolladero. Ni ha renunciado el PNV al soberanismo, ni est¨¢ ofreciendo coartadas, siquiera m¨ªnimas, a sus ex socios en el Gobierno vasco. No semeja que los socialistas guarden un arma secreta. Y si lo hacen, parece como que estuviera apunt¨¢ndoles entre los ojos. En esta tesitura, no es descabellado confiar en que acaben retornando a su posici¨®n anterior, con matices nuevos y quiz¨¢ enriquecedores. Cuanto se haga por no entorpecerles la vuelta, ser¨¢ poco.
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