Cine negr¨ªsimo con tinta aguada
Joel Coen, nuevamente escoltado por su mujer, la magn¨ªfica Frances McDormand, y como siempre con la sombra apoyada en la de su hermano Ethan, gan¨® por el trabajo en El hombre que nunca estuvo all¨ª el premio a la mejor direcci¨®n en el ¨²ltimo Festival de Cannes. Pero no se entendi¨® bien all¨ª el sentido de aquel premio, que para mayor inri comparti¨® con el pedante, ret¨®rico y ret¨®rcido David Lynch de Mulholland Drive. Y peor a¨²n, porque se otorg¨® el galard¨®n a un Joel Coen que se limita aqu¨ª a emprender -con audacia y mucho oficio, pero acabando lo iniciado sin signos de convicci¨®n, como si la afrontara con desgana- una busca en la que se agota o se aburre prematuramente, y esto le hace perder mediada la pel¨ªcula las riendas de un relato que despega y abre las alas con fuerza y poco a poco pierde br¨ªo.
EL HOMBRE QUE NUNCA ESTUVO ALL?
Direcci¨®n: Joel Coen. Gui¨®n: Ethan y Joel Coen. Int¨¦rpretes: Frances McDormand, Billy Bob Thornton, James Gandolfini, Michael Badalucco, Adam Alexi-Malle, Katherine Borowitz. G¨¦nero: thriller. EE UU, 2001. Duraci¨®n: 116 minutos.
Ciertamente, el filme tiene un planteamiento original hasta los bordes de la heterodoxia trat¨¢ndose de un esquema de g¨¦nero. Porque aqu¨ª los Coen juegan con giros de estilo en los que se conjugan tiempos muertos y violentos contrastes de luz con otros rizos y esquinas del buen cine moderno, mientras por otro lado pretenden dar una r¨¦plica de t¨² a t¨² a inmortales joyas del viejo g¨¦nero negro de Hollywood en los a?os treinta y cuarenta.Y es por ello posible en El hombre que nunca estuvo all¨ª o¨ªr el susurro de ecos -d¨¦biles, algo tra¨ªdos por los pelos y un poco m¨¢s buscados que encontrados- bien audibles de, por ejemplo, Laura y Retorno al pasado, entre otras leyendas del glorioso e inagotable lado oscuro de Hollywood.
Algo parecido intentaron otras veces en la peque?a factor¨ªa Coen, como su brillante r¨¦plica al thriller de g¨¢nsteres en Muerte entre las flores, pero en esta ocasi¨®n los cineastas han huido de todo mimetismo y, sostenidos por el incatalogable todoterreno Billy Bob Thornton, intentan una incursi¨®n cuyo arranque es brillante y no tiene precedentes en el cine negro, pero cuya conclusi¨®n se pierde en un progresivo desfallecimiento, en un no saber por d¨®nde tirar, que reduce y arruga el alcance inicial de una pel¨ªcula que acude con audacia y coraje a las esencias del viejo Hollywood para combatir la degradaci¨®n actual de los g¨¦neros que nacieron de esas esencias.
Y El hombre que nunca estuvo all¨ª, arrastrado por la fuerza deMcDorman y Thornton, est¨¢ a punto de recomponer con cine de viva modernidad un viejo molde cl¨¢sico y lograr as¨ª una haza?a de estilo que, al final, como un tintero al que alargan la tinta ech¨¢ndole agua y agrisando su negrura, se viene abajo tras alcanzar algunas sorprendentes singularidades.
Babelia
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