Colores primarios
Los socialistas eligen a su candidato electoral auton¨®mico
Los socialistas elegir¨¢n el pr¨®ximo s¨¢bado a la persona que se convertir¨¢ en el cartel electoral a la presidencia de la Generalitat. Tras un adelanto de un mes sobre el calendario previsto, solicitado por el secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla -que alberg¨® la esperanza de ser proclamado candidato ¨²nico-, la militancia socialista tendr¨¢ la posibilidad de escoger entre el propio Pla y el tambi¨¦n diputado y ex secretario de Organizaci¨®n del PSOE Cipri¨¤ Ciscar como cabeza de cartel electoral.
?ste ser¨¢ el cuarto proceso de primarias que acometen los socialistas valencianos, desde que en la primavera de 1998 la militancia se rindi¨® ante la frescura de un Josep Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno frente al entonces secretario general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia. La revoluci¨®n de las bases, auspiciada involuntariamente por la necesidad de la direcci¨®n socialista de buscar un revulsivo que permitiese salir al partido de una dulce derrota cada vez m¨¢s l¨¢nguida y marchita, abri¨® las ventanas socialistas y renov¨® el aire. Una renovaci¨®n que fue percibida por unos como una amenaza a la estabilidad org¨¢nica del partido; por otros como una f¨®rmula de saldar viejas cuentas; y por militantes y ciudadanos como la voluntad de un partido de renovar sus formas de hacer pol¨ªtica y mejorar la participaci¨®n democr¨¢tica.
Las primarias auton¨®micas de 1999 en las que compitieron el entonces secretario general Joan Romero -el vencedor-, el ex ministro Antoni Asunci¨®n y la ex alcaldesa de Valencia Clementina R¨®denas, en una situaci¨®n de convulsi¨®n interna del PSPV demostraron la complejidad de tejer sobre los colores primarios que son los candidatos un arco iris en el que la mayor¨ªa de militantes y cargos org¨¢nicos y p¨²blicos se sintiesen confortables. Este proceso de elecciones internas se convoc¨® tambi¨¦n con resultados algo mejores en las principales ciudades de la Comunidad Valenciana donde los socialistas estaban en la oposici¨®n.
Los procesos anteriores de designaci¨®n tuvieron, adem¨¢s del estado an¨ªmico, dos diferencias sustanciales respecto a la actual convocatoria electoral socialista. Por un lado, el cuerpo de electores incluy¨® a los afiliados cotizantes -de un censo no depurado y elefant¨ªasico- y a los simpatizantes, que en alg¨²n momento tuvieron ficha abierta en el PSOE. Por otro, los candidatos centraron buena parte del debate interno en las distintas posiciones ideol¨®gicas dentro del amplio espectro crom¨¢tico de la socialdemocracia -de la tercera v¨ªa de Blair, al socialismo obrerista de Jospin pasando por el centro radical de Schr?eder- y en las ventajas e inconvenientes de mantener una bicefalia en el v¨¦rtice de la estructura.
En esta ocasi¨®n, las elecciones internas del PSPV para designar el cartel electoral a la presidencia de la Generalitat en 2003 se afrontan sin excesiva convicci¨®n. El agotamiento de a?os de disputas internas y la necesidad de primar en la escala de valores la estabilidad y la cohesi¨®n -por encima de la pluralidad y los matices ideol¨®gicos entre candidatos- condicionan el mecanismo de primarias. Los ¨®rganos del partido han restringido el acceso de posibles candidatos endureciendo los requisitos -se necesitan muchos m¨¢s avales que en ocasiones anteriores-; el tiempo de campa?a electoral y los medios materiales se han reducido para los aspirantes; y se ha dejado claro que no caben matices en el programa electoral -que gestiona directamente el partido, auxiliado ahora por el papel de las conferencias pol¨ªticas y las asesor¨ªas externas.
Adem¨¢s, la depuraci¨®n de los censos ha dejado en manos de algo m¨¢s de 17.000 afiliados cotizantes -en esta convocatoria los simpatizantes ya no tienen cabida-, dispersos por m¨¢s de un centenar de agrupaciones, la elecci¨®n del candidato.
A este cuerpo electoral reducido y disperso se dirigir¨¢n hasta el pr¨®ximo s¨¢bado -las urnas estar¨¢n abiertas entre las 9 a las 21 horas en las casas del pueblo- Joan Ignasi Pla y Cipri¨¤ Ciscar. Ambos saben que en estos comicios internos dirimen no s¨®lo la candidatura electoral, sino buena parte de su poder org¨¢nico en el seno de la organizaci¨®n pol¨ªtica.
En esta situaci¨®n, el ¨ªndice de participaci¨®n del cuerpo electoral ha cobrado una importancia capital. Joan Ignasi Pla cuenta con el respaldo mayoritario de la estructura del partido, como lo demuestra que est¨¦ avalado por el 82% de los miembros del comit¨¦ nacional, el m¨¢ximo ¨®rgano entre congresos. Frente al secretario general y candidato, Cipri¨¤ Ciscar ha tenido el inconveniente de tener que buscar los avales entre la militancia y presentar m¨¢s de 3.000 firmas para lograr el pase a la convocatoria electoral. Un inconveniente inicial que ahora le otorga la ventaja de haber contactado y movilizado a casi el 18% del electorado potencial. Una base sobre la que ha lanzado su 'caravana de militantes' a la b¨²squeda de votantes.
Sin embargo, a falta de argumentos pol¨ªticos claramente diferenciados, Pla y Ciscar han tenido que centrar sus discursos sobre lemas electorales muy sencillos, en los que exponen t¨¦rminos opuestos como nuevo y viejo (El nuevo socialismo frente a la nostalgia del pasado / La solidez de la experiencia frente al candidato sin pasado) y recuperan tangencialmente el debate sobre la bicefalia. En esta ¨²ltima cuesti¨®n, Joan Ignasi Pla esgrime sin pudor el argumento de la estabilidad org¨¢nica, mientras que Cipri¨¤ Ciscar bordea la cuesti¨®n proclamando que, en caso de ser elegido candidato, asumir¨¢ como bueno todo lo realizado por el secretario general.
Sea cual sea el resultado, lo que s¨ª parece compartir la mayor¨ªa de los cuadros del PSPV es que tras esta convocatoria de elecciones hay un cruce de caminos. La primera senda conduce a un lugar donde preparan buenos entierros a los proceso de primarias, y la segunda lleva a un debate para mejorar el actual mecanismo de participaci¨®n en la elecci¨®n de candidatos.
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